La última caza
Sinopsis de la película
Historia de cazadores de búfalos ambientada en las praderas del noroeste de los Estados Unidos a comienzos de 1880. Sandy McKenzie está cansado de cazar búfalos, en cambio, Charlie Gilson, disfruta tanto matando búfalos como indios. A pesar de sus diferencias, siguen cazando juntos.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Last Hunt aka
- Año: 1956
- Duración: 108
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Opinión de la crítica
Película
6.6
22 valoraciones en total
Y bien, pues grata sorpresa la que me he llevado con este más que estimable western de marcado carácter ecologista, pro-animal y de respeto por la figura del indio americano, de esos que empezaron a marcar el género en los 60, cuando John Wayne se vio obligado a dejar de cabalgar a lomos de un caballo. Muy buen trabajo de Richard Brooks a los mandos y fantásticas actuaciones de Stewart Granger (a destacar una pelea de bar en la que recibe hostias sin perder el puro de entre los dientes) y, especialmente, Robert Taylor, que ejecuta uno de los mejores papeles que le recuerdo. Y alguna líneas de diálogo son puro cine negro, con esa socarronería característica.
Un western especial, sin duda. He pasado un gran rato.
Practicamente una película maldita dentro del cine americano, muy poco vista y, sobre todo, bastante desprestigiada por el tratamiento que hace de su argumento: la historia de un grupo de hombres dedicados a la matanza de bisontes, un animal que contó con millones de ejemplares en las praderas americanas, pero cuya población se vió escandalosamente reducida a cuenta del negocio, las matanzas indiscriminadas y el actuar permisivamente fuera de la ley.
La película es muy realista en sus escenas de cacería, viéndose muertes reales de los animales lo cual ayudó a que ésta fuese muy mal aceptada, por su presunto antiecologismo, aderezado además de un indisimulado racismo machista en el personaje de Robert Taylor.
Sin embargo, es un western atípico, pero de buena manufactura y pulso, con buenas interpretaciones y un guión saneado, como casi siempre en Brooks. Un cementerio de bisontes, que esconde no poca vida bajo su mortandad.
Westerns del realizador Richard Brooks (1912-92) (A sangre fría, 1967). El guión, del propio Brooks, adapta la novela The Last Hunt (1954), de Milton Lott. Se rueda en escenarios naturales de Dakota del Sur (Badlands National Park, Carter State Park y Sylvan Lake) y en platós de MGM Studios. Producido por Dore Schary (Caravana de mujeres, Wellman, 1951) para MGM, se estrena el 30-IV-1956 (NYC).
La acción dramática tiene lugar en tierras de Dakota del Sur, entre junio y diciembre de 1883. El cazador de búfalos Charlie Gilson (Taylor) desea aprovechar las últimas oportunidades de cazar libremente búfalos en las praderas del NO del país, poco antes de su inminente prohibición. En la población de Medicine Rock reúne a un grupo de cuatro hombres al que se incorporan Sandy McKenzie (Granger) como socio, el desollador cojo apodado Woodfoot (pata de palo) (Nolan) y el joven mestizo Jimmy O’Brien (Tamblyn). Más adelante, se une a ellos una joven india (Paget). Charlie, experto cazador, es racista, sádico, machista y da muestras de desequilibrios emocionales y mentales. McKenzie es honesto, honrado, leal y sincero. Se enrola en la operación por haber perdido su rebaño de vacas a causa de una estampida de búfalos. Woodfoot lleva tiempo sin trabajo a causa de su edad y su afición al alcohol. Jimmy acaba de bajar de la reserva india, donde se ha criado, y acepta el trabajo que le ofrece Gilson, que será el primero de su vida.
El film suma drama, crimen, romance y western. Es el primer western de los tres de Brooks (Los profesionales, 1966 y Muerde la bala, 1975). Brooks, uno de los realizadores más liberales de Hollywood de su tiempo, se acerca al género por el interés que siente de denunciar la caza indiscriminada y sin limitaciones, practicada entre 1853 y 1883, de los búfalos del NO. La cabaña de los mismos pasó de 60 millones de cabezas en 1853 a sólo unas tres mil en 1883. La caza intensiva respondía a la utilidad de las pieles del búfalo para la producción de manufacturas. La ausencia de controles se debía a la voluntad del Gobierno de reducir la población de búfalos, que constituían la base de la alimentación de las tribus indígenas, como medio de hostigamiento y debilitación de las mismas. Charlie dice explícitamente: Un búfalo menos es un indio menos.
La cinta focaliza la atención dramática en la rivalidad de dos socios expertos, maduros y con intereses comunes. La tensión que se establece entre ellos se extiende a los otros miembros del grupo. La rivalidad, que en ocasiones es estimulante, puede derivar en enfrentamientos violentos, crecientes y destructivos. Las cosas suelen ser así, cuando una de las partes se halla condicionada por impulsos patológicos de difícil control. Los grupos cerrados y aislados, como el del film, son pasto propicio de rivalidades.
(Sigue en el spoiler sin desvelar partes del argumento)
La última caza es otra de las pruebas que demuestran que Richard Brooks fue un director con mucho oficio y uno de los mejores adaptadores de novelas.
Pequeña reflexión sobre los últimos exterminios de bisontes (llamados búfalos erróneamente) que a finales del siglo XIX contaban con tan solo 700 ejemplares. El bisonte o búfalo era un animal muy importante para los indios, ya que les aportaban enormes beneficios, por eso era una caza espiritual. Pero esto se les vió truncado cuando el hombre blanco puso son ojos en él, siendo utilizado muchas veces de trofeo, para vender pieles o comerciar con la carne, dejando valles enteros de huesos.
La película nos muestra dos personajes totalmente distintos. Stewart Granger, un experto cazador de búfalos que acepta una sociedad cazando los últimos ejemplares de Dakota con Robert Taylor, un hombre agresivo que desenfunda a la primera de cambio.
Siendo rodada en 1956 nos muestra escenas atípicas de los westerns de la época, como esa crueldad desaforada hacia dicho animal (la cantidad de bisontes que tuvieron que sacrificar) y los indios, y que más bien sería un punto de referencia para las posteriores películas de lo que se llamaría western crepuscular .
Me ha perecido un western infravalorado y olvidado, pues es una perfecta crítica hacia la caza exagerada y descontralada, y un paso más para conocer ciertos matices de la cultura india.
No conocía lo que dice kafka, pero lo deja bien claro: esta película no triunfó porque es una buena película. Trata el machismo racista en el personaje de Robert Taylor, simplemente lo trata, ni lo defiende, ni lo ataca, o sí, lo ataca, porque al final es Granger, que interpreta al personaje opuesto a Taylor, el que se acaba llevando a la chica india. También trata la matanza indiscriminada del bisonte, por eso no le gustó a los estadounidenses (como son estos estadounidenses) bien, pues, este es más bien otro factor a favor del argumento del film. A mí por lo menos me dolió bastante ver a tantos bisontes muertos yaciendo sobre la pradera y eso, al menos en mi caso, hace que tome conciencia de su negatividad, no sé a los americanos…
Ahora, a parte de este prólogo y refiriéndome a la película en sí misma, decir que me pareció que estaba bien y, además, con dos actores de la talla de Robert Taylor y Stewart Granger (que trabajaron juntos en alguna película más: Todos los hermanos eran valientes , 1953). Un Stewart Granger que siempre proyecta ese toque aventuresco que caracteriza a su más extensa filmografía sobre todas las películas en que participa. El final te deja helado (en sentido de impacto).