Keoma
Sinopsis de la película
Tras haber peleado al servicio de los ejércitos de la Unión en la Guerra de Secesión, el mestizo Keoma (Franco Nero) emprende el regreso a su pueblo, a donde llegará en compañía de una bella mujer embarazada (Olga Karlatos) a la que ha rescatado en el camino de quienes pretendían aislarla por considerarla poseedora de la peste. Tras reencontrarse con su padre que lo tiene en alta estima (William Berger) y con sus tres hermanastros que le odian… Keoma tendrá que vérselas con Caldwell y su pandilla, quienes tienen sometido al pueblo.
Detalles de la película
- Titulo Original: Keoma
- Año: 1976
- Duración: 96
Opciones de descarga disponibles
Si deseas puedes descargarte una copia de esta película en formato 4K y HD. A continuación te mostramos un listado de posibilidades de descarga activas:
Opinión de la crítica
6.2
34 valoraciones en total
Normalmente el aficionado al spaghetti-western suele iniciar su andadura en el subgénero cogidito de la mano de Leone. El mejor. Y ello implica que -vista la trilogía del dólar y Hasta que llegó su hora- dicho aficionado deba trasegar, la mayoría de las veces, con productos poco menos que infumables. Obviamente, no es el caso de Keoma. A mi juicio, uno de los mejores eurowesterns de la historia. Y, lamentablemente, el último.
Permitidme romper una lanza, pues, por un peliculón de los que ya no se estilan. Por un más que digno sucesor de ese western sucio, bastardo y nihilista que tan bien supo mostrarnos Leone. Y Peckinpah, por supuesto. Por un eurowestern, en definitiva, genuinamente manierista. ‘A la maniera’ de Sergio y Sam. Con su zoom, su cámara lenta, su polvo, su barro, su violencia y sus miradas matadoras. Como a mi me gusta.
Más allá de todo ello, sin embargo, la peli de Castellari es un extraordinario spaghetti porque tiene personalidad propia. Y porque técnica y conceptualmente es muy superior a la media. Basta con recordar el plano del enfrentamiento de Keoma con los cuatro secuaces de Caldwell (cuatro centavos, cuatro balas), el travelling semicircular de la conversación entre Keoma y Shannon, los flash-backs que se entremezclan con la realidad, la ‘crucifixión’ de Keoma o las siniestras y reiteradas apariciones de la hechicera. Amén, claro está, de las sólidas interpretaciones de Nero, Berger y Stroode, de su atípica estética hippy y de una banda sonora que -lejos de molestarme- me moló bastante.
Ocho merecidísimas estrellitas, pues, para una de las pocas pelis que supo estar a la altura del legado leoniano y que supo rubricar el punto y final de un subgénero al que, lamentablemente, nunca se le hizo suficiente justicia.
Parido en los últimos días del western mediterráneo, a mediados de los 70 cuando ya el género estaba en plena decadencia con cada uno de sus clichés totalemente quemados, Castellari rodó la que a día de hoy él mismo considera su mejor película Keoma .
Keoma parte de un guión de Luigi Montefiori (George Eastman, ese icono de la serie b italiana) al que el propio Castellari fue modificando sobre la marcha durante el propio rodaje las oportunas modificaciones. En mi opinión no es sólo un hito del Spaghetti Western, sino uno de los mejores western que se han rodado jamás.
Con un impresionante Franco Nero (pocas veces ha estado mejor), la película se sitúa en una región invadida por la peste, dónde un pistolero (prototipo de antihéroe total, como buen Spaghetti) volverá a su pueblo natal donde verá que una banda de criminales se ha hecho con el control total del mismo en medio de un clima absoluto de enfermedad, suciedad y polvo. Este retorno servirá para que el protagonista rememore algunos de sus momentos de infancia (increíble William Berger en el papel del padre) que, al fin y al cabo, es una explicación de el tipo de persona que Keoma ahora es.
Keoma es un cuento macabro, rodado excelentemente bien por Enzo G. Castellari (hasta los plagios a Peckinpah quedan elegantes) convertido en un puro cómic negro, un cómic sucio con una ambientación onírica, fascinante, repleto de absolutos bastardos, con un uso de la cámara formidable. El guión retrata genialmente a los personajes, interpretados por un plantel de lujo: no sólo Franco Nero está formidable, también tenemos a un habitual del Spaghetti como William Berger, a Olga Karlatos (tremendamente bella y con un peso especial en el film), Woody Strode, Orso Maria Guerrini…
La película sumerge al espectador desde el primer fotograma (grandiosamente mágico y ténebre el prólogo del film) en un clima de infierno, de tristeza y en definitiva de muerte, como si el que visiona la película fuese un pueblerino más infectado por ese ambiente de enfermedad, maldad y muerte.
La música, con reminiscencias de Bob Dylan o Leonard Cohen, creada por los hermanos De Angelis, es fabulosa, y aunque en principio parezca lo contrario no sólo queda de fábula en el film sino que multiplica esa sensación de relato deprimenente que impera en la película.
Keoma es una experiencia cinematográfica única, un descenso al infierno de la estampa humana, repleto de metáforas sobre la vida y la muerte, la libertad y la maldad del ser humano, una absoluta maravilla de película.
Posiblemente, el ultimo gran SW que se rodó.
Castellari deja para el final su mejor película en el genero, con un Franco Nero impresionante, que cierra un ciclo que empezó con Django y acaba con Keoma, dos pistoleros solitarios que solo matando pueden llegar a lograr sus objetivos.
Muy distinta a los demás SWs, Keoma parece que sabe que es la ultima bala del genero, y por ello nos ofrece una despedida a lo grande.
A un pueblucho infestado por la peste, llega Keoma, un hijo desterrado, para ajustar cuentas pasadas…
Keoma, un mestizo desarraigado que vuelve al pueblo donde creció después de la gran guerra, para ver como ha cambiado todo, se encuentra que ha cambiado como en la mayoría de los Western, para mal…
Entre flash-backs y alucinaciones la cinta empieza a desbordar con guiños que recuerdan mucho a la Biblia y que acaban por parecer aburridos y esperables.
La traca final en el pueblo con Cadwell, me parece que es cansina, repetitiva y con unas ralentizaciones que no ayudan nada a la acción de la película.
En definitiva, Western, normalito con un Nero que hace un buen papel, pero en una historia predecible, simple y típica, acerca de los valores desterrados y su posterior recuperación. La música se añade a las melodías que solían acompañar a este tipo de Spaghetti Western en el que una voz repetía de vez en cuando el nombre de héroe y una guitarra lo acompañaba, tampoco se esperen a Morricone por ahí.
Aunque realizada en una época en que la moda de los spaguetti-westerns había
pasado ya, creo que es una película estimable, con una buena ambientación e interpretación. También es destacable la música. Gustará a los aficionados de este tipo de películas.