Hondo
Sinopsis de la película
Los tambores de guerra apaches representan una clara y siniestra advertencia para Angie Lowe (Geraldine Page), una mujer que vive con su hijo Johnny en una granja aislada. Hondo Lane (John Wayne), un correo de la caballería, se convierte en protector de la testaruda mujer y en una figura paternal para su hijo. Angie, decidida a esperar el regreso de su marido, rehúsa dejar su hacienda a pesar de que el ataque de los indios es inminente. Al mismo tiempo, se siente cada vez más atraída por Hondo, un hombre endurecido por la vida, pero todavía capacitado para la simpatía, la amabilidad y el amor.
Detalles de la película
- Titulo Original: Hondo
- Año: 1953
- Duración: 83
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Opinión de la crítica
6.4
29 valoraciones en total
Tuve la gran suerte de ver esta película en un gran cine de Madrid en tres dimensiones (3-D)
en los años 50, procedimiento éste muy de actualidad (2009) en la cartelera cinematográfica.
Era la época en que se presentó por primera vez el Cinemascope y el 3-D para competir con
la TV y atraer al público a las salas de cine.
Deseo resaltar que aquel cine en relieve no tenía nada que envidiar al actual, pues también
era con gafas polarizadas y dos proyecciones simultáneas superpuestas. Tal vez tenía más
merito por no existir entonces los procedimientos actuales digitales que lo perfeccionan y
simplifican, pero el resultado era casi el mismo.
Esta película, al estar rodada en 3-D y en escenarios naturales la hizo más atractiva e
impresionante, pues contemplar al mítico John Wayne en relieve era una gran novedad.
La película es un Western típico de aquel período con un resultado aceptable, una buena
fotografía y una duración escasa motivada principalmente por las dificultades del nuevo
sistema 3-D. No es de las mejores de John Wayne, pero se deja ver con agrado y nos
muestra una visión más humana de los indios y sus relaciones con los colonizadores del
oeste amaricano, aunque su visionado actual sea en las dos dimensiones clásicas.
José Antonio ZG
He leído alguna crítica que han realizado a este película y me ha sorprendido que en más de una se afirma que es la típica de indios malos y vaqueros buenos, dándole por tanto una baja calificación y encasillándola como americanada, etc. y todos los tópicos que se utilizan en estos casos por los pseudointelectuales antiamericanos para criticar el western en particular y al cine americano en general.
Me gustaría decir que Hondo me parece cualquier cosa menos típica . En primer lugar creo que es una película bastante mejor que la media del western, sin llegar al nivel de los grandes clásicos. John Wayne y Ward Bond nuevamente demuestran que tienen una química especial entre ellos, constituyendo una de las grandes parejas del cine de todos los tiempos. Geraldine Page realiza un papel extraordinario. E incluso me gustó ver a James Arness de jovencito, el inolvidable Zebulon Macahan de la Conquista del Oeste.
Respecto a las acusaciones de ser antiindia, nada más lejos. Sigo en spoiler para no revelar nada (aunque ya poco pueda contarse de una película que tiene 60 años).
Este western a simple vista desconocido estuvo nominado a dos oscar, una nominación a la actuación de Geraldine Page (su primera nominación en su carrera), y otra para Louis LAmour, conocido escritor de novelas ambientadas en el oeste.
La historia está bien, el principio nos recuerda mucho al de Raíces profundas , siendo esta del mismo año, estrenada unos meses más tarde.
John Wayne nos muestra una vez más su figura y lo bien que le sientan esos trajes, el revólver y la winchester.
Aunque se despotrica a los indios, la película le da un toque de perseverancia y de valientes guerreros, algo que se agradece. Me pareció un western totalmente en regla, de los normales tirando a buenos.
Como curiosidad en los 60 se hizo una serie con el mismo nombre e historia, con otros actores, salvo el del jefe Vitorio, intervino en algún capítulo el ya decaído Robert Taylor.
Considerado como un western menor tanto en dicho género como en la filmografía del Duke (John Wayne), se trata de una película francamente bonita, muy agradable de ver y que deja un estupendo sabor de boca a trabajo bien hecho tanto detrás como delante de las cámaras.
No tiene prácticamente nada verdaderamente original, pero sí que sus elementos están bien coordinados, mezclándose la violencia con el romanticismo, el humor y el intimismo, con singular presteza.
John Farrow, padre de Mia, considerado por la crítica especializada como un dúctil artesano y no mucho más (que no me parece poco), logra una cinta muy amena, que se sigue con atención e interesa en todo momento.
Comienza con tranquilidad, presentando a los tres principales personajes a través de fáciles pero determinantes diálogos, con lo que el espectador les conoce y simpatiza.
Poco a poco, la acción, muy bien rodada, con buenas escenas como la emboscada a orillas de un riachuelo al protagonista, hacen que el nivel de tensión aumente, alternándose junto a otras más jocosas, como la de Hondo enseñando al chaval a nadar de una forma digamos poco ortodoxa.
Rodada en preciosos y algo duros paisajes, magnificados por una bella fotografía a todo color, tan solo tiene un pero, vista desde una perspectiva actual, y es la de que se rodó en 3-D, un sistema que pasó sin pena ni gloria, y que ahora, viéndose la peli en televisión, apenas puede mover más que a la sonrisa.
Buenas interpretaciones de todos, con un Wayne más romántico que nunca (la escena nocturna con la chica a orillas del río) y, sobre todo, de Geraldine Page, espléndida en su segundo trabajo en el largometraje, y que le reportó una merecida nominación al Óscar.
Además, contiene un alegato, no completamente a favor de los indios, en este caso de los apaches, pero sí que les dignifica en cuanto a que queda claro que los hombres blancos les mintieron en el Tratado de Paz que firmaron. Luego se convierten en asesinos implacables, asesinando a familias enteras (no se ve en el filme, pero se habla de ello), pero al menos se justifica diciendo que por esa causa mataron a tantos inocentes. Bueno…para la época en la que fue rodada no me parece un dato insignificante.
Hondo es un tipo honesto, noble, como deberían de ser los hombres auténticos: siempre con la verdad por delante. Sea cual sea el precio que haya que pagar. Porque un hombre solo tiene su palabra y si esta es falsa ya podemos imaginar en que convierte su vida. Él es esclavo de ellas y claro, antes ser esclavo de la muerte que de la mentira. Pero es que Hondo es medio apache. Ha convivido con ellos, se ha enamorado de una de ellas, sabe como huelen, como caminan, en que piensan…Una manera de vivir única y que ensalza valores ausentes en aquellos que colonizaban salvajemente. Por ejemplo el del respeto por la palabra dada. Por eso los comprende, aunque los luche, los admira, aunque ellos amenacen su vida, los imita, aunque se considere un blanco más. Este es Hondo, este es John Wayne: Hace mucho tiempo aprendí a dejar a cada uno hacer lo que quiera.
Western interesante el que filma Farrow. Una cinta que se apoya en dos grandes pilares: la figura enorme de Wayne y el respeto hacia los pueblos indios. Sí, al final los matan, los vilipendian y aparecen retratados con unas técnicas de combate lamentables. Pero es que así sucedió de verdad. Sin embargo, son continuos los gestos de comprensión y admiración hacia unas gentes cuya manera de vivir fue devorada por el progreso del hombre blanco. El guión introcuce también la necesaria historia de amor. Esta vez encarnada en Angie Low (Geraldine Page) una ranchera de moral intachable y cuya desgraciada vida sentimental cambia con la aparición de Hondo Lane. Bueno la de ella y la de su hijo.
Así pues western revisionista para con la verdadera historia de los pueblos indios. Por cierto como muchos otros, para desmitificar una manera de actuar (la de la industria) que siempre ha sido motivo de rechazo y crítica por su poca consideración a los nativos americanos. Y es que, lejos de estas creencias establecidas, si repasamos las filmografías de los grandes del western, los de verdad, los que importan, estas están repletas de denuncias y acusaciones a una colonización que fue tan salvaje como inevitable.