El vengador sin piedad
Sinopsis de la película
Jim Douglas persigue sin tregua a cuatro hombres, dos blancos, un mestizo y un indio, que asesinaron a su esposa. Cuando, por fin, los encuentra, están en la cárcel y van a ser ahorcados al día siguiente. Mientras espera el momento de la ejecución, alguien ayuda a los presos a escapar, pero él seguirá persiguiéndolos sin descanso.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Bravados
- Año: 1958
- Duración: 93
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Opinión de la crítica
Película
6.7
41 valoraciones en total
Se trata de un western algo más que aceptable, ¡aunque calificarlo de maravilloso sería una exageración!, nunca se ha considerado entre los mejores del género y razones para ello hay muchas. Por ejemplo, la acción empieza situándose en una aldea o pueblo muy pequeño de los EE.UU., fronterizo con México y de nombre Río Arriba , un lugar tan desapercibido y poco importante que difícilmente se hace compatible o convincente que tenga una grandísima iglesia tipo catedral y además un grupo coral extraordinario de treinta muchachos cantores, algo de por sí tan fuera de lugar que ya quisieran la mayoría de las las catedrales católicas de las grandes ciudades contar con un coro musical tan numeroso y de espléndidas voces infatiles —dicha escena fue filmada o tomada de una de las actuaciones del Coro de los Niños Cantores de Morelia (de los principales coros catedralicios de México) cuya fama o relevancia internacional está al nivel de grupos del mismo estilo tales como Los niños catores de Viena —.
Este es pues un complemento innecesario o sobredimensionado, carente de lógica, que resulta llamativamente fuera de contexto o sin venir a cuento. Y el otro ejemplo de pésima configuración adaptada a la historia que se narra es ver como dos de los delincuentes a caballo (Henry Silva y Stephen Boyd), disparan al corcel de la muchacha que llevan secuestrada, quien huye al galope cuando ve a una distancia de unos trescientos metros más o menos una casa solitaria que echa humo por la chimenea, de donde resulta que con toda lógica ellos y su acción deben también haber sido vistos por quien viva en dicha casa y como mínimo debe esperarles prevenido y alerta con un rifle en la mano, ¡ah no!, contra toda lógica Henry King filma este trozo de la película con un desarrollo irreal a más no poder, absurdo y contra toda lógica. Vean esa escena al completo, vean su desarrollo incoherente y comprenderán lo que señalo.
A destacar como siempre, el actor encasillado en papeles de bandido y malo del género western , el magnífico Lee Van Cleef, que una vez más deja demostrado por qué su presencia y actuaciones eran, aunque cortas y no secundarias sino terciarias y hasta cuaternarias, eran reclamadas por los directores que dirigían filmes de esta temática pues con Lee Van Cleef interviniendo entre los malos de la película la cinta adquiría cierto sello de brillantez a priori.
Fej Delvahe
Creo que Peck no era bueno para los westerns. Siempre lo he pensado. Su talante, así se dice ahora, me resulta insuficiente como para ponerse el cinturón, colocarse unas espuelas y cabalgar en solitario en busca de su destino. Y es que erigirse como héroe westeriano exige de una mayor crudeza. Sobre todo estética porque, perdonen que les diga, el poder de acojonamiento de Gregory era muy inferior al de la mayoría de las figuras del género. Quizás uno de los que mejor entendió este aspecto fue Wyler quien le regaló ese papel de señorito del Este, educado y caballeroso, que llegaba a esas tierras sin ley en The Big Country, cuya intro recordarán como una de las más maravillosas jamás rodadas. Aquel James McKay representaba perfectamente a Peck, un tipo que siempre convenció más por sus maneras que por su pose.
Sin embargo, The Bravados es un western duro, fuerte y que exige de pocos escrúpulos para participar de él. Si no, miren la lista de pendencieros que campan por sus fotogramas: Silva, Van Cleef, Salmi, Boyd….lo mejorcito de cada casa. Tipos que roban, que saquean, que violan y que asesinan, y que necesitan de un brazo ejecutor implacable y que actúe sin contemplaciones. Solo en un par de ocasiones, una de ellas la escena cumbre de la cinta, todo hay que decirlo, Douglas (Peck) logra transmitir esa inquina y esa rabia que han de convertirse en el motor de la historia. Motor que no intención final del director, cuyo mensaje contra la violencia gratuita y a cualquier precio queda plasmada en un final sorprendente y magnífico, propio de un directorazo como era Henry King. Evidentemente diciendo este nombre ya pueden suponer como es la puesta en escena y el cuidado de las imágenes. Esto último quizás sea la principal virtud de la cinta: fotografía exquisita para adentrarnos en las altas sierras mexicanas con un paseo que por momentos es embaucador.
La música del maestro Newman y la preciosa carita de Joan Collins completan este western de enorme mensaje moral, donde la violencia y la venganza dejan paso a la conciencia y el arrepentimiento para desmitificar una forma de actuar que, si bien es innata en el ser humano, se aleja en años luz a lo que entendemos por un comportamiento civilizado.
La interpretación de Gregory Peck llena y da sentido a una película dirigida con maestría por un director tan experto como Henry King. El ritmo de la película es sosegado, sostenido y constante, lo que confiere a la obra la calidad propia de lo que se dice con sobriedad, equilibrio y mesura. Destaca la fotografía de unos escenarios naturales grandiosos y extremadamente bellos, en los que el director detiene a veces la cámara para recrearse en la descripción de algunos de sus elementos más destacados (por ejemplo un salto de agua altísimo cuya imagen completa requiere un largo movimiento de la cámara de arriba abajo). La película, basada en un guión sólido y bien construido de Philip Yordan, evoluciona desde una exaltación casi épica de la valentía, el arrojo, la constancia y la inteligencia de un hombre corroído por afanes de venganza hasta el enaltecimiento final de la honradez y sinceridad con la que el protagonista acepta su error y asume un arrepentimiento que le libera de antiguas obsesiones, le hace retomar las tareas humildes del granjero, le devuelve el amor de la mano de una antigua conocida y le permite recuperar el equilibrio personal perdido. Se es más grande a la hora del arrepentimiento que a la hora de la venganza.
The bravados es una película de tonos tristes donde un contenido Peck encarna a un ranchero que ha perdido a su mujer e inicia una persecución que llevará hasta las últimas consecuencias. El pulso de Henry King es aquí irregular, con un comienzo que va creando tensión y donde la planificación y sobriedad de las imágenes hace pensar que la película va a ir a más, desgraciadamente esa rigurosidad estilista se va perdiendo, hay personajes demasiados esquemástico (la chica con novio, el padre que desea que esta abandone esa población, el cura que conoce la historia), se introduce un inoportuno romance (el personaje de Joan Collins es totalmente prescindible), o alguna escena religiosa donde molesta demasiados los coros angelicales.
Por el camino nos encontramos alguna secuencia de especial fuerza (en las escenas donde Peck va dando caza a sus perseguidos la dirección de King es acerada, punzante ) pero esas concesiones que en la mayoría de las películas de estudio hacían para codificar el producto actúan de manera muy negativa en esta película. Es una lástima que El vengador sin piedad no hubiera seguido el camino marcado por su inicio prometedor, el resultado final se queda a media y la singularidad se pierde quedándose en una cinta donde hay esbozo de calidad pero el desarrollo es forzado.
Un hombre (Peck) va al pueblo dónde van a ser ahorcados los 4 hombres que violaron y asesinaron a su esposa. Sin embargo, el presunto verdugo consigue liberarlos… De no haber existido en sus últimos y detestables 15´ finales, sería una obra maestra total y absoluta y uno de los mejores westerns de la Historia. Pero su cierre moralizante, apologético de rancios valores y falto de la coherente ambigüedad que hubiera redondeado el film, hacen que el alcance y sentido de éste se desmorone clamorosamente, quedando dañado irremediablemente.
Aún así, queda un film indiscutiblemente espléndido, enérgico, intenso y grande, que define con precisión a los personajes y sus relaciones entre ellos, una dirección magnífica de King, un soberbio guión y un aprovechamiento del cine como elemento narrativo sobresaliente, por lo que debe ser visto como un título de oro en su género.
Reparto completado por Lee Van Cleef y Henry Silva, dónde pudiera chirriar el personaje de Joan Collins.