…Y al tercer año, resucitó
Sinopsis de la película
Todo comienza una mañana del 20 de noviembre de 1978, cuando un camionero recoge a un extraño individuo en mitad de la carretera. Cuando éste le indica que le lleve al Palacio del Pardo (residencia oficial del dictador), el camionero se da cuenta de quién puede ser el autoestopista.
Detalles de la película
- Titulo Original: ...Y al tercer año, resucitó
- Año: 1980
- Duración: 90
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Opinión de la crítica
Película
3.7
97 valoraciones en total
Después del enorme éxito de La boda del señor cura, Rafael Gil se anima con otra adaptación literaria del gran Fernando Vizcaíno Casas, de su novela Y al tercer año resucitó, una novela que batió récord de lectores en la temporada y que también lo hará en su versión cinematográfica convirtiéndose esta en una de las películas de más éxito y más taquillera.
La historia se sitúa en el año 1978, cuando un cruce de información hace saltar a los teletipos la noticia de que Francisco Franco ha resucitado, justo el mismo día y al tercer año de su muerte. Las reacciones no se harán esperar en la llamada Asociación de Países Ibéricos (antes España), en las manifestaciones del Sindicato de Trabajadoras del Amor, en las huelgas programadas, en el ensayo de una comedia abstracta, en el rodaje de una película erótica zoofilica, y por supuesto en los políticos del momento.
Todas estas gentes y muchas otras coincidirán en la manifestación convocada en la Plaza de Oriente para conmemorar el aniversario… sin embargo, Francisco Franco no aparece en el balcón del Palacio.
Y al tercer año resucitó es una excelente película y una farsa satírica que lanza unos dardos afilados contra determinados abusos y personajes del momento: el Asamblea de Regiones donde cada uno habla su idioma o dialecto, el rodaje de la película eoritica por un productor que en los años cincuenta presentaba películas religiosas, el cura comunista… Y sobre todo la reacción cobarde de todos aquellos que lo mismo que cambiaron de chaqueta , lo vuelven a hacer ahora: el productor de cine saca de nuevo sus carteles de películas patrióticas, el cura se pone de nuevo la sotana, el político acude al armario a desempolvar la camisa azul, otro político pide un billete para el primer vuelvo que lo devuelva al extranjero…
La película se compone de viñetas casi independientes, unas más logradas y graciosas que otras, pero todas ellas muy acertadas, mordaces, y curiosamente proféticas vista hoy la película.
Los actores, muchos de ellos veteranos y habituales en la filmografía del director, componen uno de los mayores atractivos de la película: Mary Begoña, Jose Bodalo, Francisco Cecilio, Florinda Chico, Isabel Luque, Fernando Sancho, Tip y Coll, Angel de Andrés, Antonio Garisa, Jose Nieto, Jual Luis Galiardo…etc.
Es de justicia hacer una puntualización a los autores del libro Historia del cine español (Cátedra, 1995) que calificaron impúdicamente esta película como apocalíptica y cine ideologizado de extrema derecha. Cualquiera que contemple la obra comprenderá lo incorrecto del calificativo. Pero la afirmación más absurda que afirman es que el destinatario de la película era los grupúsculos de extrema derecha. Ningún proyecto cinematográfico se hace pone en marcha solo para un grupúsculo. Y semejante falacia no se sostiene ya que si se comprueba la recaudación en taquilla de esta película fue impresionante. Fue una de las películas más taquillera del año 1980. Por lo que es fácil concluir el sectarismo y la desinformación de los autores del texto de Historia del cine español.
En definitiva, Y al tercer año resucito es una buen documento de la época, una interesante reflexión que curiosamente ha resultado profética en algunos de los abusos a los que ha llegado la sociedad y la clase política, y es un film divertido. Evidentemente no es una obra maestra ni pretende serlo, pero en la historia del cine español de estos años ocupa un puesto fundamental que no puede ignorarse.
Actores de reputado prestigio en una película desorganizada y sin pretensiones.
Podían haberle sacado partido al punto de origen de la historia, porque la resurrección del señor del bigote hubiese hecho que más de uno se hiciera caquita encima (imaginad si tenían de dónde sacar gags), y sin embargo queda en un disparate sin orden ni concierto.
Patética, bochornosa. Supongo que para sus actores fue una película alimenticia (vamos, porque uno tiene que comer), como decía el genial José Luís López Vázquez.
Quitando el golpe de la primera secuencia (unos camioneros de la ORT recogiendo a un Franco resucitado que hace autoestop) el resto de la película produce auténtico bochorno. Y no precisamente por su ideología para-fascista, por su tergiversación de la realidad española de ese momento, de la falta de honestidad con el enemigo o por el falseamiento de la historia, sino porque la trama peca de falta de originalidad, el guión es pésimo, su realización torpe, sus diálogos estúpidos, los chistes de tercera, las situaciones planteadas de vergüenza ajena… En resumen, que desde el punto de vista artístico no hay por donde cogerla. Da un poco de pena que un realizador de la talla de Rafael Gil acabara haciendo un subproducto de tan ínfima categoría. Y da aún mucho más ver a grandes profesionales de la interpretación y del humor participando en esta charlotada de tres al cuarto.
Advierte el fascista Vizcaíno Casas que esta película ha de tomarse como farsa y que quien se pica ajos come. en un país como España, con una democracia tan tambaleante, con tanto patriota suizo y con un monumento a un dictador asesino y a sus legionarios (muchos más de lo que uno se puede imaginar), como es el valle de los Caídos, y dónde no se han cerrado, sino que se se ensanchan cada día más, las heridas guerracivilistas, este infame y repugnante producto es un ejemplo de lo añorado por tantos. En la mañana del 20 de noviembre del 78, un camionero recoge a un individuo, de gran parecido con Paquito, que le pide apearse en el museo del Pardo… Rafael Gil (señero cineasta en plena dictadura) y Vizcaíno Casas hacen un equipo de pacotilla, dónde el cineasta arrastra su talento cinematográfico a lomos de la partidista y penosa veta literaria del otro. El resultado, una tremendamente maniquea y vomitiva loa, sin gracia alguna, a los dictatoriales tiempos pasados frente a los terribles tiempos democráticos. En 1980 se hacían basuras como esta, una desFACHAtez ridícula y altamente peligrosa, nula y pésima desde lo cinematográfico, con un grupo de muy competentes actores que es para hacernoslo mirar.
Al igual que prácticamente casi toda la obra de Fernando Vizcaíno Casas, el árbol de su autoconfesa y evidente ideología no deja ver el bosque de lo acido, corrosivo y muy divertido contenido de las películas realizadas a partir de sus novelas (esta que nos ocupa lleva más de 40 ediciones).
Utilizando como punto de partida la aparición un 20N de 1978 (3 años después de la muerte de Franco) de un tipo haciendo autostop en la carretera de La Coruña que es clavadito al que te dije, tenemos una divertida y mal que le pese a algunos, esperpéntica e incomoda radiografía de los excesos e inseguridades que nos trajeron los primeros años de la democracia, vilipendiada e ignorada en su época por todo aquel que de sentido del humor y autocritica andaba más bien justito (aunque el hecho de que pese a este hecho fuese una de las mas alquiladas en los albores del VCR es cuando menos curioso) y que a día de hoy salvo que seas uno de esos tipos que utilizas como principal parámetro a la hora de juzgar una película tus filias y fobias, resulta (a mi juicio) tanto o más divertida que en su día.
De su director, Rafael Gil, cambiando lo de acido, corrosivo y muy divertido , por buen y artesano director, tres cuartos de lo mismo de la semblanza de Vizcaíno Casas, y de los actores, pues que quieren que les diga, hay de todo, pero en un casting en el que están José Bódalo, Juan Luis Galiardo, Antonio Garisa, José Nieto, José Sancho, Manuel Alexandre, Fernando Sancho, Tip y Coll, y algún otro que ahora mismo no recuerdo, solo se puede calificar cuanto menos de muy atractivo.