Omar ma tuer
Sinopsis de la película
El 24 de junio de 1991, Ghislaine Marchal fue encontrada muerta en el sótano de su casa de Mougins. Letras escritas con su sangre acusan Omar me mató. (pero escrito con un error ortográfico en francés, tuer en lugar de tué ). Unos días más tarde, Omar Raddad, su jardinero, es encarcelado en la prisión de Grasse. Habla poco, entiende mal el francés, tiene reputación de ser tranquilo y serio. Para la policía, está claro que es el culpable. Saldrá de la cárcel 7 años más tarde indultado, pero sigue siendo culpable ante los ojos de la justicia. En 1994, indignado por el veredicto, Pierre-Emmanuel Vaugrenard, escritor convencido de la inocencia de Omar Raddad, se traslada a Niza para llevar a cabo su propia investigación y escribir un libro sobre el caso.
Detalles de la película
- Titulo Original: Omar ma tuer
- Año: 2011
- Duración: 85
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Opinión de la crítica
6.4
52 valoraciones en total
La banderita al lado del nombre de la película será la de Marruecos y esta habrá sido la película seleccionada por la academia marroquí para los Oscars (y preselccionada por la academia estadounidense) pero se trata de una película que retrata sobre todo una realidad francesa y la incapacidad de un hombre para hacer frente a un sistema judicial que no comprende y que de la noche a la mañana se le viene encima.
La acción se desarrolla por completo en Francia y cuenta la historia real y muy polémica en su mometo (los años noventa) del proceso de un jardinero analfabeto marroquí acusado, si no injustamente, sí al menos oportunamente del asesinato de su jefa.
Se percibe desde el inicio que el director toma partido en favor del acusado aunque no lo proclama a los cuatro vientos haciendo un alegato infantil y desmesurado. Simplemente narra dos historias paralelas distanciadas por algo más de 3 años. La primera expone los hechos de la investigación policial y el proceso judicial y la segunda, ya con Omar condenado, cuenta como un escritor recupera esos mismos hechos para exponer su falta de contundencia y su incoherencia como pruebas para condenar al jardinero.
Y ahí es donde radica el mayor mérito de esta película, en que está muy bien medida y aunque parezca que va a reventar en cualquier momento, siempre conserva la calma y el control para evitar caer en la demagogia. Al fin y al cabo se trata de un proceso y aunque parezca una caza de brujas contra Omar hay pruebas que le inculpan y no se puede dar nunca nada por sentado.
Por otro lado señalar la actuación de Sami Boualija que y ame había encantado en Días de Gloria y Fuera de la Ley y que confirma una vez más su talento con un personaje muy bien trabajado y al que otorga un agran veracidad en cada gesto y en cada frase. Y donde más se nota es a la hora de transmitir esa incomprensión, a menudo frustración, ante un sistema y judicial que le avasalla y no le deja respirar ni abarcar todo lo que le ocurre.
Por último, animar a la gente a ver esta película si le gusta el cine francés actual ya que se encuentra dentro de esta ola. No es ni de lejos una obra maestra pero es una cinta honesta, bien trabajada, y muy real.
Omar m’a tuer (2011) se basa en el libro Omar. La construction d’un coupable, de Jean-Marie Rouart, quien lo escribió tras conocer el desenlace del juicio contra Omar Raddad, un caso famoso en Francia porque en 1991 la asesinada, supuestamente, escribió en la pared, con su propia sangre, Omar m’a tuer (Omar me mató), pero en cuya escena del crimen no se encontraron datos concluyentes sobre la identidad del asesino, aunque la falta de datos y de pruebas consistentes fueron suficientes para condenar a Omar, jardinero empleado en ese momento por la víctima, a prisión por 18 años, culpable de asesinato.
Al igual que ocurre en Making a Murderer, hay quien puede ver en Omar m’a tuer (o en el libro en que se basa) la idea de que ha sido realizado desde un punto de vista claramente partidista, que, en el fondo, podría estar tratando de manipular a la opinión pública. Aun así, la clave sigue estando en las pruebas, y muchas veces es la propia minuciosidad con que se cuentan los detalles de un caso la que genera en el espectador un deseo por conocer la verdad y la decisión de tomar partido por un culpable aparentemente inocente (o viceversa). La diferencia entre este largometraje de ficción y aquel documental radica, claro, en que su ficción o manipulación puede quedar más clara y no sabemos hasta qué punto se lleva a cabo, mientras que en el extremo más realista uno tampoco puede saberlo, pero intenta intuirlo, hasta el punto de desear, en cierto modo, que ojalá ese pobre desgraciado fuera culpable de verdad por la injusticia por la que estaría pasando de ser un hombre inocente (una vez más).
A pesar de todo, más allá de la veracidad detrás de los hechos reales, tras la sobriedad de Omar m’a tuer se esconde la crítica a un sistema que trata de buscar culpables en lugar de buscar respuestas a las preguntas que deberían llevar al verdadero culpable, como si ahí radicara la justicia en primer y último término. Un tema demasiado complicado e interesante que siempre genera interés, a poco que la cinta esté bien contada, tal y como ocurre en la segunda obra de Roschdy Zem. Su mayor acierto se encuentra en la recreación de las vivencias de Omar durante la investigación y después del juicio, donde vemos a un hombre que no entiende nada de lo que le dicen ni de qué le acusan, porque ni siquiera sabe hablar francés, ni leerlo ni escribirlo (aunque sus razones nunca queden del todo claras), y cómo evoluciona durante los años siguientes en sus intentos por demostrar su inocencia dentro de la cárcel. Lo normal es que sin dinero te quedes sin suerte, pero a veces basta con las influencias de un famoso escritor y la fuerza mediática.