Cartas de un hombre muerto
Sinopsis de la película
Tras una guerra nuclear, los supervivientes se han refugiado en bunkers subterráneos para protegerse del invierno nuclear. Sin embargo, una nueva generación encuentra la forma de crear una nuevo sistema de vida sobre la Tierra.
Detalles de la película
- Titulo Original: Pisma myortvogo cheloveka (Dead Mans Letters)
- Año: 1986
- Duración: 87
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Opinión de la crítica
Película
7
47 valoraciones en total
Konstantin Lopushansky fue discípulo de Tarkovsky, de lo que tal vez podría desprenderse su incursión en el género fantástico y su interés por los entornos post-apocalípticos. Esta, Cartas de un hombre muerto es la más aclamada obra del director ruso. La acción se sitúa en un mundo devastado por un desastre nuclear en el que sus habitantes subsisten ocultándose en subterráneos de una superficie extremadamente hostil. La premisa de la película, sin ser extremadamente original, es buena. Su desconsolada fotografía, con una ajustadísima gama de tonalidades terrosas, dotan al film de una atmósfera asfixiante y melancólica, pero una insoslayable falta de fuerza (esa fuerza tan presente en el cine del maestro), de concreción lírica, lo hiere de muerte desde muy al principio: por algún motivo no logra emocionarme, me mantiene atento pero cuasi impasible ante un desarrollo escuálido. Hay sin embargo un remonte hacia el final que remata la obra dignamente.
Película que muestra un mundo devastado, opaco y triste, en el exterior lo que queda es solo el recuerdo de nuestra raza, todo destrozado y en total abandono. Algunos militares patrullan las ciudades en busca de que se respeta el toque de queda de no salir a la superficie.
En los lugares subterráneos donde los pocos sobrevivientes conviven, existe un profesor (Rolan Bykov) el cual desea pensar que ante toda la catástrofe sufrida por la humanidad, ese aún no es el fin de los tiempos. Para eso busca mediante una serie de hipótesis esclarecer el asunto e intentar que todos lleven una vida mejor.
Claro está, esos pensamientos hacen que en el lugar donde vive se le tache de loco. Él le escribe cartas a su hijo Erick, que desapareció cuando se dio la catástrofe nuclear. Son cartas de un hombre muerto porque ellos (los sobrevivientes) se consideran muertos, apenas sobreviviendo en un lugar inhabitable.
La película se queda corta, esa idea de las hipótesis previamente mencionadas se pierden en gran medida, el profesor finalmente se mezcla con una serie de niños huérfanos, para convivir con ellos, seguramente con la idea de que ahí está el futuro de la humanidad.
Interesante propuesta que cuenta con una hermosa fotografía y una ambientación post apocalíptica digna de mencionarse como extraordinaria. Con una finalidad clara y expresa de llamada de atención a la humanidad para reflexionar ante los daños que se le pudiera causar a nuestro hogar.
No solo es sumamente interesante la temática que aborda Konstantin Lopushansky en Cartas de un hombre muerto , sino que la historia que se desarrolla lo deja a uno, por lo menos, perplejo. Con ayuda de un tono sepia bastante depresivo, el film nos introduce en un mundo donde es mejor no estar, ya que ni siquiera es posible habitarlo y la gente que aun se mantiene con vida debe permanecer debajo de la tierra. Si bien esta película puede a uno amargarle el día, es interesante el enfoque dado por Lopushansky, teniendo en cuenta adonde podemos parar si seguimos en la dirección en la que vamos, y mechando una serie de frases que lo dejan a uno pensando. Un dato curioso es que este film fue realizado en 1986, mismo año del accidente de Chernobyl, lo cual no me parece un dato menor.
A cuestionar una sola cosa, pero también de importancia, trás un nudo considerable y un desarrollo realmente bueno, considero que a este film le faltó brillo en la parte final, dónde me parece que se resuelve demasiado rápido el problema en cuestión y en donde el director no arriesga lo suficiente. No obstante, estamos ante una gran película, altamente recomendable.
Una obra de arte, con un color, y fotografía que nos adentra más y más en el desarrollo de la trama. El argumento es bien conocido, y no es que sobresalga precisamente por desarrollo más original de la idea del post-Apocalipsis, es, que es humana, lógica y hasta razonable.
Simplemente hay que verla. No es posible dar una idea general sobre esta película, por lo menos no compresible para aquel que no la haya visto (vaya ironía).
– Todas las evidencias dicen que la historia de la humanidad ha terminado. Es hora de recapitular. Y creo que debería hacerse calmadamente, sin caer en vulgaridades. Hoy quiero hablaros de hombre muerto a otros hombres muertos. Es decir: francamente.
Permitidme daros un discurso sobre los seres humanos como especie biológica. La humanidad fue una especie trágica, quizá condenada desde el principio. Nuestro fatal y hermoso destino fue siempre intentar morder más de lo que podíamos masticar, ser mejores de lo que la naturaleza nunca pretendió. Encontramos lugar en nosotros para la compasión, aunque entrase en conflicto con la ley de supervivencia. Nos las arreglamos para sentir amor propio aunque siempre fuéramos pisoteados. Creamos obras de arte comprendiendo su inutilidad y fragilidad. Encontramos en nosotros la habilidad de amar. Oh Dios, fue tan difícil. El inexorable tiempo hizo que nuestros cuerpos, pensamientos y sentidos se corrompieran, pero el hombre continuó amando. Y el amor creó el arte, un arte que reflejaba nuestra incensante ansía de perfección, nuestra inmensa desesperación y nuestro terrorífico lamento sin fin. Una manada de desoladas criaturas pensantes en el frío e impasible desierto cósmico.
En esta habitación han sido pronunciadas muchas palabras de odio contra la humanidad, complacientes y desdeñosas. Pero no tiraré ninguna piedra contra eso hoy. Esto es lo que digo: amo al ser humano. Lo amo incluso más ahora que ya no existe. Lo amo por su trágico destino. Y quiero deciros amigos, quiero deciros que os amo. Quizá es sólo un atisbo…, una aberración de mi inconsciencia. Quería que lo supieseis.
Ahora me voy a ir a mi habitación y todo terminará para mí. Después de todo somos adultos y la muerte no es una cosa que nos asuste… cuando todo está ya muerto.