Un par de gitanos
Sinopsis de la película
Una caravana de gitanos con la que viajan los ladronzuelos Stan y Ollie acampa junto a las murallas del palacio del conde de Arnheim. Un día, la infiel y vengativa esposa de Ollie, enfurecida por el arresto de su amante, secuestra a la hija del Conde, Arline, y huye dejándola con Stan y Ollie, quienes la criarán desconociendo su auténtica identidad. Tras pasar doce años, Arline es detenida en las tierras del palacio y llevada al calabozo, sus torpes amigos armarán un auténtico embrollo tratando de rescatarla.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Bohemian Girl
- Año: 1936
- Duración: 71
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Opinión de la crítica
Película
6.2
46 valoraciones en total
Los extraordinarios Laurel y Hardy nunca lograron con sus largometrajes alcanzar la excelencia de sus cortos. El propio Stan Laurel comentó en alguna ocasión que el tipo de humor que practicaba la magistral pareja era muy adecuado para el formato corto pero mucho menos efectivo en los largometrajes.
Aún así, la sola presencia de estos dos fenómenos, acompañados de un buen puñado de brillantes gags (a veces con solo un par ya era suficiente) llenaban la sala de cine de carcajadas o, en mi caso, el salón de casa. O sea, sus largos también funcionaban. No es el caso, desgraciadamente, de Un par de gitanos . Ésta es más bien un flojo musical de campiña y carromato, con tan solo un gag de categoría (Laurel llenando las botellas de vino) y un total desaprovechamiento de la espléndida pareja.
Se nota que Un par de gitanos viene de una opereta y encima no lo disimula. Los momentos musicales no desentonan con la comicidad que no es buena excepto la parte final. En dicha parte final está la sal y la pimienta de unos genios. Y todos los gags son de parte de un Stan Laurel verdaderamente sublime. Lo mejor está cuando embotella y bebe a la vez y en la sala de torturas. Un par de gitanos sin ser nada del otro jueves deja ver lo que son capaces de hacer incluso con historias que no van con ellos.
La chica bohemia, es una ópera en tres actos compuesta por Michael William Balfe, con libreto de Alfred Bunn, el cual se inspiró ligeramente en La Gitanilla de don Miguel de Cervantes. Estrenada en Londres, el 27 de noviembre de 1843, la ópera obtuvo enseguida un clamoroso éxito y se han hecho de ella numerosas reposiciones en los mejores teatros del mundo hasta muy recientemente. Su aria I dreamt i dwelt in marble halls (Soñé que vivía entre paredes de mármol), hace ya parte de las más bellas canciones compuestas para soprano, y quizás, no hay en el mundo cantante lírica alguna que no la haya interpretado. Hay magníficas versiones grabadas por Joan Sutherland, Jessye Norman, Enya, Sumi Jo… y por supuesto, Rosina Lawrence, quien prestara su voz a la actriz Jacqueline Wells para su interpretación en la versión cinematográfica que protagonizaron Laurel & Hardy, titulada en Hispanoamérica como UN PAR DE GITANOS.
En una adaptación muy libre de la ópera (versión cómica según se anuncia en los créditos), los directores James W. Horne y Charles Rogers, contaron con la magnífica actriz, Thelma Todd, para que representara a la gitanilla, pero mientras se rodaba la película, la bella actriz fue encontrada muerta en el garaje de su casa, envenenada con el monóxido de su auto. Hubo que re-filmar con otra actriz las escenas que ya había hecho, pero como un homenaje a Thelma, se conservó su interpretación de la canción Heart of a gypsy (El corazón de una gitana) que canta muy bellamente al comienzo de la película. También se conservó su nombre en los créditos después de Laurel & Hardy, y así el filme desborda nostalgia, al lado de sus bellas canciones y de la divertida presencia del par de comediantes.
Por otra especial razón, me vino a la memoria Waldo de los Ríos, un director de orquesta por el que siento el más alto aprecio, ya que fue con sus discos, en especial con Oberturas (1975) (LP que todavía conservo como un tesoro) que conseguí sentir interés por la música clásica, hasta llegar a amarla profundamente como me sucede ahora. De igual manera, también valoro mucho UN PAR DE GITANOS, porque consiguió acercarme a la estupenda ópera de Balfe y a su bellísima aria, que luego he oído en diversas ocasiones con mucha complacencia… y sé, que muchos jóvenes y también mayores, se han sentido gratamente influidos por esta modesta pero encantadora película.
Qué más puedo decir, ¡benditos aquellos que, con sus herejías artísticas, han animado a la gente del pueblo a lograr el encuentro del arte más excelso! Por eso quiero tanto el animé, mi hijo con estas series japonesas también ha aprendido a amar la música clásica.
Comienzo a creer que son muchas las razones por las que siento tantísimo aprecio por los inolvidables Laurel & Hardy.