Sheriff, hora H
Sinopsis de la película
El clan de los Hayes irrumpe en la ciudad el día en el que el juez Jim Scott enviará a la horca a Rudy Hayes. Recibirá amenazas de muerte por parte de Charlie Hayes y empezará a plantearse la sentencia.
Detalles de la película
- Titulo Original: Day of the Bad Manaka
- Año: 1958
- Duración: 82
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Opinión de la crítica
Película
5.5
79 valoraciones en total
Convencional western que trata de seguir la senda trazada seis años antes por Fred Zinnemann en Solo ante el peligro , aunque con menos fortuna e intención. El juez Jim Scott, interpretado por ese gran actor que era Fred MacMurray, aquí ya tratando de mantener el tipo como galán cuando había cumplido el medio siglo, debe tomar una decisión que puede enfrentarle no solamente a una banda de malhechores, sino incluso a la totalidad del pueblo, temeroso de su venganza, es decir, un hombre solo frente a los malvados y a su propia comunidad. Las complicaciones sentimentales no podían faltar, y su novia, la bella Joan Weldon (cuyo airoso cuello conviene destacar) parece tontear más de lo conveniente con el joven y atractivo sheriff (John Ericson). En fin, todo se desarrolla como es preceptivo, sin aburrir en ningún momento, aunque sin aportar tampoco nada nuevo ni de especial interés.
Fred McMurray es el juez de un bonito pueblo. En el viejo Oeste, un juez sentenciaba a la horca a un tío y, a continuación, alegremente quedaba con la novia. Sin problemas, la gente era así de tajante. Hay que tener en cuenta que el reo había matado a un paisano, pero daba igual, si hubiera robado un caballo iba a la horca también. Como la Justicia en el viejo Oeste no hay nada.
El caso es que al pueblo llegan los hermanos y los primos del asesino. La película cuenta cómo el miedo se va adueñando de la población por las amenazas de esta gente para que dejen libre al condenado. Se prevé que el desenlace final será un enfrentamiento. La trama se queda algo escasa ya que no hay más incertidumbre que esa, obviando el aspecto romántico del juez con su novia y la intromisión del sheriff de por medio.
Efectivamente, tal como ya se ha comentado en otras reseñas la cinta recuerda mucho a Solo ante el peligro . A distancia, eso sí, pero los títulos tienen una sonoridad parecida. En este caso el responsable del orden ciudadano no es el sheriff, Barney Whyli (Ericson), un joven que está más por escaquearse de sus responsabilidades y por levantarle la novia al juez Jim Scott (MacMurray), que por cumplir con su deber.
Tendrá que ser este veterano juez, enamorado como un colegial de la bella y un tanto casquivana Mayra (Weldon), el que se encargue de que la justicia se imponga. Como en la película de Zinnemann, veremos el repliegue del pueblo en el apoyo al juez a medida que las amenazas de los malvados se extienden. Hasta la novia tiene sus dudas. Pero, seguramente, el personaje más Interesante es el de la viuda cuyo marido fue asesinado por el bandido que ahora se pretende ahorcar. En sus dos escenas, vestida de rigurosísimo luto, pasa del odio y la sed de venganza más profundo a solicitar clemencia y que se le perdone la vida, naturalmente, tras recibir la peligrosa visita de la familia del reo.
Espectacular resulta el lento recorrido que hace éste acompañado de la comitiva, desde la cárcel hasta la iglesia donde se pronuncia la sentencia. La descripción de los malvados resulta muy convincente así como el carácter acomodaticio de los vecinos según soplen los aires. El guión flojea algo y no hay diálogos como para grabarlos en el mármol, pero la película resulta interesante de ver.
Interesante película que va más allá de la típica del Oeste y que, salvando las distancias, tiene algo de Solo ante el peligro ya que en ella un juez, un convincente Fred MacMurray, se ve enfrentado a todos los poderes fácticos de un pueblo tranquilo que no quieren problemas ante la esperable sentencia condenatoria de un asesino, al que le apoya su banda que llega al pueblo a meter bulla.
La película muestra muy bien como todo el mundo es valiente cuando está en grupo pero cuando se les aborda uno por uno surgen dudas. Hasta el protagonista flojea.
Como no podía ser menos hay un triángulo amoroso en el que la bella se debate entre su maduro prometido Fred MacMurray y el joven ayudante de sheriff del pueblo.
En suma, película entretenida con trasfondo psicológico e ideal para ver en la sobremesa.