Nevada
Sinopsis de la película
El comisario Barkley tiene la misión de capturar a Tom Tanner, un peligroso forajido que ha escondido un botín de doscientos mil dólares en lingotes de oro. Para ello se hace pasar por prisionero. Pero todo se complica cuando Galt, un rico y avaricioso ranchero, decide buscar por su cuenta el suculento botín.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Nevadan
- Año: 1950
- Duración: 81
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Opinión de la crítica
Película
5.4
95 valoraciones en total
Puede parecer obvio, pero no está de más insistir en ello, que el western no se limita en modo alguno a las cumbres artísticas de los grandes maestros del género (Walsh, Ford, Hawks, Mann). Fue precisamente el western de serie B, la auténtica base del género en el soporte continuo durante la década de los 40 y 50 frente al empuje de la televisión. Este western de Gordon Douglas, ni siquiera es el mejor de su filmografía (Rio Conchos, Chuka, en mi opinión son superiores), pero merece un análisis por ser ameno y respetuoso en sus constantes pese a su escaso presupuesto, regateado metraje y no muy elevadas aspiraciones artísticas. Desde una perspectiva histórica el western es el género americano por excelencia, sus logros estéticos plantean las bases icónicas y temáticas que arrancan desde la Historia y la Leyenda pretérita norteamericana, aquí se muestra la influencia de la condición humana, la ambición, la traición, la lealtad y el amor en medio de la plasticidad de un territorio físico que influye en los personajes y su evolución moral.
The Nevadan es un western poco conocido, narrado de una forma un tanto especial pues sus autenticas estrellas si puede denominarse así en un film barato, aparecen realmente una vez que ha avanzado su trama. Con el siempre eficaz pero inexpresivo Randolph Scott, famoso por su rostro pétreo en una serie de westerns B durante los años 50 para De Toth o Boetticher, y la bella y joven entonces, Dorothy Malone que estaba en periodo de ascensión al estrellato. Aunque Douglas como cineasta aportó poco como estilo personal al western, destacando su indefinición tipológica, si que goza de una acertada óptica puntual en relación al sistema de producción, en el más puro estilo artesano de realizar dignamente su trabajo. Parece claro que su talento era más instintivo que premeditado. En esta ocasión, su trama es muy esquemática y con pocas aristas, su narrativa es sobria y concisa, su puesta en escena es lacónica y su fotografía es terrosa y difuminada como la ambigüedad moral de algunos de sus protagonistas.
La cámara busca siempre encuadres de paisajes escarpados y montañas nevadas, todo ello para destacar su trama de huida y persecución, de refugio y estrategia para cazar al delincuente que ha robado y escondido el oro. Tampoco falta el ambicioso terrateniente (George MaCready) que bajo la apariencia de ciudadano ejemplar esconde su ladino comportamiento. Hasta el sheriff de Twin Forks, como secundario mantiene un cierto tono jocoso al no dedicarse exclusivamente a salvaguardar la ley, también realiza trabajos de prótesis dentales por las excesivas peleas en las que sus ciudadanos pierden algún que otro diente. Un western nada despreciable y por descubrir en el que el duro Randolph Scott, guarda el misterio de su personaje hasta bien avanzada la historia, en una especie de doble papel para el desarrollo del film.
Sin duda lo más original de la cinta es tropezarnos con un simpático sheriff pluriempleado que también se dedica a la odontología, pues obtiene una buena renta fabricando prótesis a los desdentados de las peleas del saloon. Allí podemos verlo con su navajita tallando en madera piezas dentales, sin poder dar abasto a toda la demanda que tiene. Bastante estoico, tampoco es que se altere mucho cuando se le escapan los presos de la cárcel en busca del oro escondido: He tenido casi todas las fiebres, tifoidea, amarilla, escarlata … pero no la del oro .
Porque la película va de un preso, Tom Tanner (Tucker), que se fuga para recoger el botín de sus antiguas correrías y del tesonero agente federal que lo persigue, Andreas Barclay (Scott). Las andanzas lo llevan a Twin Forts en territorio de Nevada, donde un acaudalado y avaricioso ranchero, Edward Galt (Macready) quiere también hacerse con el botín, pero contando con unos pistoleros de tres al cuarto.
Más interés ofrece su hija Karen (Malone) que une a su indudable belleza la experiencia de tratar y curar caballos. Conoce por ejemplo el efecto benefactor de la corriente del río en las dolencias musculares de las extremidades. También por el enfrentamiento que acaba teniendo con su padre, cosa muy poco frecuente en el western. Como tampoco lo es que a este anteriormente lo hubiera abandonado su esposa.
Película sin originalidad alguna, con fallos clamorosos en el guion, pero que sin embargo está hecha con soltura, acciones continuas, bellos paisajes, veloces cabalgadas y alguna que otra frase interesante. Suficiente para pasar un rato agradable.
Entretenido, sencillo y trepidante –aunque demasiado esquemático– western, con algunos toques de thriller policial, sobre el tema de la ambición, la fiebre de la riqueza y la traición moral, donde el paisaje juega, como en los films de Anthony Mann o Budd Boetticher, un papel primordial.
Llena de acción, y con un ritmo narrativo por momentos acelerado –pocos son los momentos de descanso argumental–, la película se mueve, especialmente, en espacios rocosos, con fondo de cordilleras nevadas que parecen apresar –también proteger– a los personajes. Y esos personajes, dentro de su simplicidad, no están mal definidos, encarnados por unos actores que cumplen, sinceramente, con sus cometidos.
Dirigida por Gordon Douglas, realizador que atesora algunas obras muy importantes como Corazón de hielo , La humanidad en peligro o Chuka , esta obra sirve para que el espectador pase un rato distraído y sin mayor afán de pretensiones.
No es buen actor. Sus películas no son geniales (ésta tampoco). Capitán del ejército, Agente Federal, justiciero… Estos son los tipos de personajes que interpretó en infinidad de ocasiones.
Las situaciones similares, las peleas, la chica.
Pero siempre me produce empatía. Es un actor y una película para amantes del género.
Western del siempre correcto Gordon Douglas que transcurre por los caminos previsibles pero que esto, a veces, es una garantía, lo que pasa es que sabes que tampoco el film va a deslumbrar.
Un correcto desarrollo de la historia, una guapa Dorothy Malone, de simpática capataz y única mujer del rodaje si obviamos a la recepcionista del hostal mejicano, que por lo visto hubo un tiempo que no la llamaban mamá, George Macready, que por lo que sea es el personaje siempre siniestro del cine negro, que da el pego, todo lo contrario que Randolph Scott, con su clásica estampa pétrea que es el paradigma de la honradez.
Si alguna vez das con esta película será una casualidad pero no creo que sea un tropiezo.