La caja de las sorpresas
Sinopsis de la película
Un grupo de padres decide abrir una cuenta bancaria con la intención de que la suma acumulada durante años vaya a parar a manos del hijo que consiga sobrevivir a los demás. Mucho tiempo después, sólo quedan dos supervivientes: dos hermanos que se odian.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Wrong Box aka
- Año: 1966
- Duración: 105
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Opinión de la crítica
Película
5.8
98 valoraciones en total
Hola. Iba a poner lo que me ha parecido esta película pero, dando un repaso a las críticas ya publicadas, he visto que el usuario ECHULIN ha puesto ya, punto por punto, lo poco (lo bueno y lo malo) que se puede decir de ella.
¿Entonces para qué publico esto? Y yo que sé. Es tan ingenua, tan escasa de ingenio que bien por la extremada pobreza del guión que no por el reputado elenco (Wilfrid Lawson resplandece con su genial personaje del mayordomo) acaba defraudando las expectativas de disfrutar de una divertida comedia inglesa de humor negro.
Véala, véala, pero desilusiona tanto como cuando te regalaban un pijama en tu 12 cumpleaños.
Pocas cosas son tan eficaces, para amargarle la vida a un hombre, que caer en la trampa de la ambición. ¡La ambición no perdona!, y por una razón muy sencilla, porque es incapaz de decir: ¡Basta!, ¡es suficiente!, ¡aquí me detengo! El ambicioso es un enfermo que desea más… y más… y más… porque quiere ser el que más tenga… y siempre hay otro que tiene más y más. Y para seguir en su demencial propósito, la ambición empieza a trampear, a desconocer reglas y deberes, se arriesga, se afana y pisotea a quien sea necesario sin reparo alguno, porque se vuelve como un auto que no tiene frenos. El ansia fulmina a la razón y entonces, indefectiblemente, llega el día en que, la señora ambición, hace entrega del merecido premio por la larga, presurosa e infame carrera: Te deshonra… o te mata.
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Un grupo de solventes padres de la vieja Inglaterra, decide apuntarse al revival de un juego llamado Tontina, nombre derivado del banquero napolitano que lo inventó (Lorenzo Tonti) y que, por coincidencia, tiene cuando menos una segunda acepción. El juego es como una lotería donde, lo aportado por cada padre (más la rentabilidad que alcance), lo heredará el último de los niños inscritos que sobreviva, ya sea dentro de 50, 70… o más años.
Incidentes trágicos, asesinatos, y otras bellezas que, el director Bryan Forbes, ilustrará con gracia e ironía, van reduciendo la lista de opcionados… hasta que quedan solamente los singulares hermanos Finsbury (Masterman y Joseph), quienes no pueden verse ni en pintura, y con el mayor de los gustos, el uno le pagaría el entierro al otro.
Basado en una historia del célebre, Robert Louis Stevenson, con guion de Larry Gelbart (The Notorius Landlady, The Thrill of it All , Tootsie…) en colaboración con Burt Shevelove, lo que sigue hay que verlo, porque se trata de una estupenda comedia de humor negro, bordada con finos hilos de crítica social, ridiculización de esa suerte de individuos que siempre hacen agua con sus desmedidas ambiciones, y reflejo de unos rasgos humanos que se niegan a desaparecer porque, cada generación, pareciera interesada en repetir -torpemente- las necedades de sus antepasados.
Siempre un gusto las caracterizaciones de, Ralph Richardson, John Mills, Michael Caine… y Peter Sellers como el extraño Dr. Pratt. Fotografía, edición, escenografía, vestuario, banda sonora de John Barry… se conjugan para crear una muy atractiva atmósfera… y el filme pasa muy gratamente, dejando la sensación de cine hecho por gente que sabe que, el arte debe complacer a los sentidos, pero también a la inteligencia.
Título para Latinoamérica: <
The Wrong Box (La caja de las sorpresas), es una película dirigida y producida por Bryan Forbes en 1966, según el guión de Larry Gelbart y Burt Shevelove basado en la novela The wrong box del año 1889 escrita por Robert Louis Stevenson. Se trata de una comedia inglesa de situación, en la que un grupo de protectores padres deciden invertir en sus hijos por medio de una larga apuesta conjunta, y un premio final para el último varón descendiente vivo del grupo, aderezado todo el relato con gran dosis del pragmático humor inglés.
El multidisciplinar Forbes, de formación academicista como actor, escritor, guionista, productor y director desde su primer largo en 1961: Whistie down the wind, logró con The Wrong Box un film absolutamente delicioso, compactado en su contenido donde las diferentes situaciones vividas por los distintos personajes que las ocupan tienen de alguna manera, relación con el interesante premio final que a lo largo de las décadas ha ido sumando intereses y por tanto aumentando su capital montante.
Mediante la síntesis narrativa reducida a un puñado de escenas resumen mostrando los destinos de algunos de los desafortunados interesados en la tontina, Bryan Forbes ubica finalmente los acontecimientos en tiempo real, centrando toda la atención en los hermanos Finsbury (Masterman y Joseph) y en los jóvenes descendientes de estos entre los cuales primos y sobrinos que muestran, en algún caso un desorbitado interés por la salud y el bienestar de los Finsbury a sabiendas que son los únicos dos supervivientes del juego y, dada su avanzada edad, han de cuidar de sus vidas y el premio final para uno de ellos.
Michael Finsbury (Michael Caine) es el joven estudiante de medicina tratando de superar sus inseguridades ante la bella y delicada prima Julia Finsbury (Nanette Newman), frente a los interesados Morris Finsbury (Peter Cook) y John Finsbury (Dudley Moore) enfrentados a otros menesteres fijados en los acontecimientos que impiden sus ambiciosos propósitos. La fidelidad demostrada durante largos años al amo Masterman por el fiel Peacock (Wilfrid Lawson), mayordomo cuasi centenario, dificultan los objetivos de los codiciosos herederos John y Morris.
La acumulación de desencuentros, las interesantes aportaciones interpretativas de algunos singulares personajes en el metraje como el doctor Pratt (Peter Sellers), o el sorprendido Clérigo (Norman Bird) entre otros, añaden a La caja de las sorpresas un animado relato culminado con una gran y esperpéntica escena coral digna de cualquier película de enredo donde cada uno de los personajes consigue parte o nada de lo que perseguían sus intereses no solo materiales, sino también afectivos.
No sé explicar muy bien cómo ha llegado a mi televisor una copia de La caja de las sorpresas , una película de los años sesenta contextualizada muchas décadas atrás en Inglaterra y etiquetada como comedia. El humor inglés no es para todos, pero como al menos yo personalmente siempre tengo en mente muy buenos ejemplos de comedias inglesas y ante una sinopsis tan sugestiva, no me lo he pensado mucho. A las rarezas hay que atacarlas sin reflexionarlo mucho.
De golpe, nada más empezar, presentan el juego (me veo obligado a entrecomillarlo) que es la raíz de la película y del que jamás había oído hablar. Me ha parecido tan original que ya para empezar es una idea tan agradecida como sugestiva. Puesto que su particularidad me ha llamado tanto la atención he acudido a Wikipedia y es sorprendente que la tontina (sin comillas ahora) no es sólo una palabra, fue algo absolutamente real. Así que los únicos dos supervivientes más la familia que arrastran (aunque no todos) tienen muy presente ese dinero acumulado. Lo sorprendente es poder sacar tanto jugo de una idea así, me refiero a la comedia, al buen humor, a las risas que una película así ha sido capaz de sacar de mí. Claro que es una idea tonta, ¿y Michael Caine?, ¿se puede ser tan tontorrón? Pues también tiene gracia, aunque seguramente hay platos más fuertes como ese doctor imposible que vive rodeado de gatos (es Peter Sellers!!!) o el hermano de incesante verborrea.
Los ingleses se reían así antes. Yo me río hoy como ellos igual. Porque además de chistes fáciles hay una trama rebuscada con esos cadáveres en cajas, con un ritmo incesante y muchas risas, ¿qué vamos a hacer?, si uno se ríe con una comedia afortunado él (en este caso yo), aunque estoy de acuerdo que no será para todos. El mensaje subliminal de la triste codicia humana siempre es algo bien recibido, que de mezquinos estamos rodeados, lo que sucede es que esta La caja de las sorpresas está construida a base de inteligencia y buen humor. La cantidad de personajes que aparecen es para perderse, para perderse en un océano de cachondeo.
Sencilla y divertida propuesta cómica mecida con suavidad en los vaivenes de una banda sonora fresca y chispeante y en una estupenda ambientación.
La película está elaborada con un notable buen gusto formal y es capaz de modificar sus registros de intensidad y de ritmo sin que se resienta el interés.
La caracterización psicológica de los personajes resulta extraordinaria y la trama se vuelve algo locuela en un inveterado juego de equívocos inusitado y muy atractivo.
Sus diálogos están cargados de fina ironía y abundantes detalles aumentan su calidad cinematográfica que se apoya, no en balde, en la obra de R.L. Stevenson.
Comedia de recalcitrante y activo humor negro en la que hay que destacar por su relevancia, en el contexto de una magnífica actuación de todo el elenco, la participación de M. Caine y de P. Sellers encarnado a dos singulares personajes.