Jubal
Sinopsis de la película
Jubal (Glenn Ford), un vaquero de reputación intachable, acepta la oferta de un rico terrateniente (Borgnine) para trabajar como capataz en su rancho. Aunque Jubal rechaza las insinuaciones de la mujer del ranchero, es acusado de adulterio y tiene que batirse en un duelo del que sale vencedor. En este sólido western, que nos remite al Otelo de Shakespeare, Rod Steiger desempeña el papel de Yago.
Detalles de la película
- Titulo Original: Jubal aka
- Año: 1956
- Duración: 101
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Opinión de la crítica
Película
6.9
98 valoraciones en total
60/14(14/03/12) Interesante y atípico western-melodrama que traslada a este género una adaptación libre del clásico de Shakespeare ‘Othello’. Gira en torno a Jubal Troop (correcto Glenn Ford), un vaquero con pasado tormentoso que encuentra trabajo en el enorme rancho de Shep Morgan (gran Ernest Borgine), consigue su confianza y este lo asciende a capataz en contra del veterano Pinky (gran Rod Steiger) que ansiaba este puesto, los problemas le vienen cuando la bella esposa de Shep, Mae (correcta Valerie French), le acosa y Pinky ve la oportunidad de enfrentarlos.
La influencia shakesperiana es notoria en el tono trágico que se desprende, en el halo melancólico que irradian los personajes y en el destino que arrastran. Se ve con facilidad, posee un buen ritmo, el choque de personajes funciona, la tormenta de celos, pasiones, resentimientos y ambiciones tanto de amor como de trabajo hierve, el increscendo dramático es notable, la desolación del alma es reflejada en lo poco que somos dentro de la inmensidad de las bellas praderas brillantemente fotografiadas en cinemascope por Charles Lawton Jr. (‘La Dama de Shanghái’, ‘El Tren de Las 3:10’ o ‘Dos Cabalgan Juntos’).
Pero tiene algunos elementos su guión que me chirrían, uno de ellos es el carácter bonachón de Shep, su personalidad bondadosa despreocupada raya en la simpleza, que en un rancho alejado de la civilización, repleto de hombres rudos, hay una bella mujer y no piense que alguno le quiera echar el lazo, es de cómo mínimo tontos, lo de que en una escena mande a Jubal con su esposa a su casa que está a una hora mientras él juega a póker y no sospeche que algo pueda pasar es de extraterrestres, que Jubal no vuelva directamente junto a su jefe no tiene sentido, que Pinky le diga que están encamados tras horas es lógico, otro elemento es el insustancial y desaprovechado personaje de Charles Bronson, mera figura decorativa, y lo de la caravana de colonos mormones es un pegote que al parecer solo busca moralizar, pretende ser el choque entre dos universos uno el del rancho, un volcán de pasiones a punto de estallar, y en el otro lado del ring una comunidad ultrareligiosa que busca su Tierra Prometida, lo que Jubal anhela, su lugar en el mundo, demasiado conservador. Destacable es la escena estremecedora en que Jubal cuenta a una muchacha, Naomi (inane Felicia Farr), como su madre lo detestaba y le relata cómo esta lo tiró al río su padre por salvarlo murió, te toca la fibra sensible.
Recomendable a los que gusten de melodramas. Fuerza y honor!!!
Historia de un hombre solitario con un pasado trágico que llega a un rancho en el que tiene la posibilidad de llevar una vida normal, normalidad que se ve perturbada por una trama de celos y pasiones desenfrenadas que sin embargo le brindará una oportunidad para redimirse…
El amor de Delmer Daves por el cine se plasma en este western apasionado, intensamente clásico, bello y maravillosamente sugestivo.
Cabe resaltar entre el maremagnum de virtudes la bella fotografía de las praderas del norte, las actuaciones vibrantes y entregadas de Valerie French, Glenn Ford y Rod Steiger, las excitantes y tensas escenas de oscura seducción, la clase del director en el único tiroteo del metraje ( simple, elegante ), cruces de miradas que expresan tensión, pasión irrefrenable, drama, amor, venganza…
Se trata de una magnífica obra maestra que se muestra como un ejemplo perfecto de cine vibrante, de pulso romántico, elegante y decidídamente bello.
Esta es una película del oeste donde no hay ni tiros, ni indios, ni pistoleros. Pero sí hay dos estupendos actores, Borgnine y Steiger. El trabajo de este último es magnífico, haciendo el genuino papel de malo desgradable de una manera insuperable. A destacar también el trabajo de la principiante Valerie French.
Pero donde no hay tiros hay un laberinto de pasiones, mejor que el de Almodóvar, que te tiene pegado a la butaca sin pestañear. Se desarrollan valores como la amistad, la gratitud, el amor, los celos… que ahora están en desuso pero que, efectivamente, hacen rodar el mundo.
Como Glenn Ford no está del todo mal tampoco, y la película está rodada en esos maravillosos paisajes yanquis de montañas y llanuras, pues tenemos una película de lo más resultona que no hay que perderse.
Magnífico y a la vez pasional western, que nos muestra con un crudo realismo como los celos pueden llegar a consumir a una persona, hasta el punto de cometer la más atroz imprudencia.
Al frente del reparto, un Glenn Ford en sus años de esplendor cinematográfico encarna el papel de Jubal, un enigmático vaquero que sólo busca un trabajo con el que sobrevivir, congeniando pronto con su benefactor Ernest Borgnine, el propietario del rancho en el que trabaja, marido de una atractiva y maliciosa mujer, (Valerie French), que junto a un notable Rod Steiger, arrastrará a ambos hombres hacia una situación límite que pondrá a prueba la amistad mantenida hasta entonces.
Junto a ellos, completan el reparto la guapa Felicia Farr, un por entonces desconocido Charles Bronson, el eterno villano Jack Elam, y Noah Beery Jr, un rostro habitual en la pequeña pantalla, (Los casos de Rockford, Colombo).
Una película sólida y bien construida que merece la pena visionar.
Producción de Columbia, realizada por Delmer Daves. Se basa en la novela Jubal Troop (1939), de Paul I. Wellman, inspirada en Othelo de Shakespeare. Se rodó en cinemascope y color en el Gran Teton National Park (Wyoming). El productor fue William Fadiman y el estreno tuvo lugar el 6-IV-1956 (EEUU).
La acción se desarrolla en tierras de Wyoming, a lo largo de unos meses, en torno a los años 1870/80. Narra la historia de Jubal Troop (Glenn Ford), que es encontrado exhausto por el ranchero Shep Horgan (Ernest Borgnine), que lo acoge, le ofrece trabajo y le nombra capataz. Jubal oculta un pasado traumático, es honrado, diligente en el trabajo y leal. Shep, espontáneo y sincero, apreciado por todos, es elegido presidente de los granjeros de la comarca. Está casado, desde hace un año y medio, con Mae (Valerie French), canadiense, sensual y apasionada, que se siente aprisionada en un rancho de 5.000 Ha de soledad. Pinky (Rod Steiger), uno de los cowboys de Shep, de pocas luces, es bravucón, envidioso, vengativo y manipulador.
La película forma parte de un grupo de 4 westerns interpretados por Glenn Ford para Columbia, junto a Hombres violentos (1955), El tren de las 3.10 (1957) y Cowboy (1958). El primero fue dirigido por Rudolph Maté y los otros por Delmer Daves, que debutó en el western. La obra es un drama de celos, envidias, resentimientos, rencores y venganza, cuyo desarrollo tiene lugar en un escenario alejado y solitario. En un mundo cerrado, oprimido por la monotonía y aislado, las relaciones entre los personajes provocan una tormenta de celos enfermizos y de venganza ciega, impulsada abiertamente por Mae. A los celos del marido se suman los de Pinky, amante despechado, que abre una linea dramática adicional. La obra es menos violenta que Hombres violentos y ésta se sugiere, pero no se muestra. Shep piensa y dice que azotar a la mujer es una muestra de cariño y Pinky aplica en su venganza a varias bandas una violencia brutal y sádica. La obra presenta una descripción bien matizada de personajes (pasión de Mae, debilidad de Shep, descontrol de Pinky y perplejidad de Jubal). Son escenas destacadas el duelo en la taberna, la bronca de Mae en el dormitorio, la persecución de Jubal, el encuentro de Jubal y Naomí Hoktor (Felicia Farr) y otras.
La música, de Raksin ( Laura , 1944), aporta una banda espléndida con temas idílicos (movimientos del ganado), de aires country (paisaje) y dramáticos. A ellos añade dos valses en la escena del baile. La fotografía se recrea en la descipción de un paisaje esplendoroso, que muestra en planos de gran profundidad. Hace uso frecuente de encuadres de proximidad, de gran fuerza expresiva. El guión se interesa, sobretodo, por la fuerza dramática. La interpretación de Ford es correcta. La dirección, en manos de un artesano versátil, crea una de las obras más sólidas de su carrera.