Hasta que llegó su hora
Sinopsis de la película
Brett McBain, un granjero viudo de origen irlandés, vive con sus hijos en una zona pobre y desértica del Oeste americano. Ha preparado una fiesta de bienvenida para Jill, su futura esposa, que viene desde Nueva Orleáns. Pero cuando Jill llega se encuentra con que una banda de pistoleros los ha asesinado a todos.
Detalles de la película
- Titulo Original: Cera una volta il west (Once Upon a Time in the West) aka
- Año: 1968
- Duración: 165
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Opinión de la crítica
Película
8.2
95 valoraciones en total
Antes de ver nada de Leone, esperaba un cine tosco, cutre y envejecido.
Me encontré lo contrario: un cine estilizado, lírico y atemporal.
Leone supo ver que la acción en el cine está reñida con la intensidad. Y la suprimió.
También observó que la emoción en el cine procede del efecto multiplicador de la imagen en conexión con la música. Así que colocó a ambas al mismo nivel.
La máxima pureza en el cine se obtiene mediante la abstracción: la forma no es vehículo de contenido sino que es contenido en sí misma.
Sin personajes, sin profundidad y sin reflexiones, Hasta que llegó su hora es arte en estado puro. Y el duelo final, un ejemplo de hasta dónde el cine puede llegar.
Si quiero reír, me pongo Los Simpsons .
Si quiero llorar, me pongo Qué bello es vivir .
Si quiero alucinar, me pongo Ciudad de Dios .
Si quiero todo a la vez, me pongo Luces de la ciudad .
Si quiero torturarme, me pongo Disaster movie .
En primer lugar me gustaría dar las gracias a aquellos miembros de la Paramount Pictures que convencieron a Sergio Leone de rodar un western más antes de ponerse con su proyecto basado en la novela The Hoods . Porque el resultado que nos dejó es una obra maestra y sin dudas uno de los cinco mejores westerns de todos los tiempos.
C’era una volta il West o si lo prefieren Hasta que llegó su hora que tampoco es mal título, es ante todo un placer para los sentidos, nos encontramos ante un puro mestizaje, el híbrido mejor logrado entre el spaguetti-western y el western clásico norteamericano.
Sergio Leone realiza uno de los mejores trabajos de su carrera, sólo superado en parte por Érase una vez en América , demostrando que además de ser un cinéfilo de verdad y conocer el género como pocos tiene la suficiente calidad para aportar también algo nuevo. Y es que eso es lo esencial, que además de homenajear con gran gusto sabe innovar. Lo nuevo y lo antiguo unidos para una película sensacional.
¿Cuantas escenas son inolvidables de esta película? Solamente por el duelo final, el mejor de la historia del cine, ya valdría recordarla pero es que sus diálogos son cortantes, memorables y exactos, nada sobra, nada falta. Y es que el guión aunque a veces resulte artificioso tiene una economía narrativa envidiable y unos diálogos memorables sobre todo obra de Sergio Donati director de clásicos del spaguetti-western como El halcón y la presa y Cara a cara .
Los actores están de lujo, desde una bellísima Claudia Cardinale que realiza uno de los papeles femeninos más importantes en toda la historia del western a un Charles Bronson que demuestra que siempre será el mejor en lo suyo pasando por un Jason Robards que realiza un papel que le encandiló a Peckinpah y sería fichado para hacer La balada de Cable Hogue . Pero si alguien se sale del mapa es Henry Fonda, que lástima saber que haciendo de malo es mejor que haciendo de bueno, porque nos perdimos una gran carrera profesional y eso que la suya es una de las más grandes de siempre.
Las instantáneas de Almería y de Monument Valley son inolvidables tomadas por el mismo director de fotografía de películas de Pasolini y Godard, Tonino Delli Colli, ahí es nada.
Y que decir de la música de Morricone con temas como Like a judgament , una de las mejores bandas sonoras de todos los tiempos, tan buena que Kubrick sólo pensaba en contratar a Morricone aunque al final no lo consiguió.
Pero sobre todo y todos hay que destacar a Sergio Leone que se doctora con esta película, el partido que saca a esta sencilla historia de venganza para convertirla en una de obra de arte pictórica y operística es incomparable.
Centauros del desierto, Rio Bravo, Grupo salvaje, Sin Perdón… excelentes westerns todos ellos. Magníficos, irrepetibles… sublimes, tal vez.
Sin embargo, por encima de ellos, un peldañito tan sólo, se encuentra en mi particular santuario cinéfilo esta inconmensurable obra maestra. Un 10. Sin paliativos.
Once upon a time in the west me marcó de adolescente. Como a una res. A sangre y fuego. Y me proporcionó los rudimentos suficientes para convertirme en recalcitrante cinéfilo hasta el fín de mis días.
La exigua carrera cinematográfica de Sergio Leone constituye un modélico ejemplo de evolución cualitativa. El italiano superaba película tras película las expectativas creadas por su propio público forjando trabajos de cada vez mayor envergadura. Tras finiquitar la trilogía del dólar, Leone decidió oficiar la extremaunción definitiva del spaghetti-western. Pero en lugar de optar por la vía rápida y pegarle dos balazos como cualquier cowboy que se precie haría con un caballo malherido, el gran Sergio decidió escenificar una lenta y agónica danza de la muerte. Para ello contó con la inestimable colaboración de un amigo de la infancia, el insigne compositor Ennio Morricone, sin el cual ese efecto multiplicador que comenta Tomine nunca hubiera sido posible.
Recomiendo a todos aquellos que jamás hayan experimentado el tan cacareado efecto Stendhal a que disfruten y paladeen este film. Sin nervios. Sin prisas. Degustándolo plácidamente. Secuencias como la llegada de Jill a la estación de Flagstone o el duelo final entre Harmónica y Frank son, además de antológicas, excelentes testimonios que constatan de qué manera pueden estimularse sensibilidades tan burdas y cavernarias como la mía.
Había una vez en el desierto, un italiano que físicamente era clavado a Ford Coppola: regordete, barbudo y con gafas de pasta redondas. Había una vez en el oeste americano un italiano que fue capaz de componer las melodías más tristes y hermosas para páramos secos y violentos. Y un buen día se juntaron y crearon cosas como Once upon a time in the west.
Yo era uno de aquellos que cuando veían la pasta junto con la palabra western salía corriendo. Yo era de aquellos que a Leone y Bronson los tenía como aburridos, sosetes, casi serie B. Yo era de aquellos que ha crecido con los western de Leone como sonido de fondo en la tele, pero a los que nunca prestaba atención. Hasta que llegó mi hora.
Quizá ahora entiendo Once upon a time in America. Yendo más allá, quizá ahora entiendo mucho del cine que se hace ahora. Sergio Leone plasma un cuadro perfecto, sincero, despiadado, polvoriento de aquellos años de aventuras y masacres. De años de sueños y derrotas que hinchaban la leyenda del oeste americano.
La coincidencia quiso que viera dos películas de Henry Fonda seguidas. Y si alguien me dijera que el Fonda de Falso culpable es el mismo que el de Once upon a time in the west puede que no lo creyera. Fonda esta enorme. Es enorme, porque es capaz de mirar con incomprensión y terror en Falso culpable y mirar con desprecio y odio con esos ojazos azules en esta película de Leone.
Todo se muestra con calma, con mucha calma. Las elipsis utilizadas son perfectas y la música que acompaña las imágenes es impagable. Ennio Morricone es un genio vivo. Lo ha demostrado infinidad de veces. Es tan bueno, que en muchos casos, su música ha aplastado una cinta (y pondría sin miedo a arrugarme el ejemplo de La Misión, película sobrevalorada en el que la música supera y arruga al conjunto). Hay que ser muy bueno para que Morricone no se coma una escena con sus composiciones. Leone lo es. Y ambos se sincronizan a la perfección.
Claudia Cardinale es la heroína del Oeste. Macizorra, valerosa y casi honesta. La Cardinale se sale (y no hablo de sus pestañas, tan falsas como las malogradas pestañas de la Pe), sino de una actuación memorable. Y por último y no menos importante tenemos la sobresaliente actuación de Jason Robards (haciendo de Cheyenne) en un papel que me atrapa desde el principio. Me encanta este personaje porque representa ese oeste con olor a pólvora pero que al mismo tiempo te extiende la mano.
Gracias Xavi.