Gente con clase
Sinopsis de la película
En la Riviera francesa, el aristócrata Nigel acaba de anunciar su matrimonio con Miranda Frayle, una vulgar actriz de cine norteamericana, para desdicha de su madre la condesa Felicity y el antiguo prometido de Miranda, Don Lucas. Moxie, la asistente de Felicity, acaba revelando un terrible secreto: Miranda es su hermana menor, que escapó de casa para llevar una vida más bien amoral.
Detalles de la película
- Titulo Original: Relative Values
- Año: 2000
- Duración: 87
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Opinión de la crítica
Película
5.4
92 valoraciones en total
Divertida comedia de situaciones centrada en el glamuroso círculo cerrado de la alta sociedad inglesa frente a la desfachatez del estrellato cinematográfico mostrando su más vulgar compostura. Presentada a través de llamativos titulares de prensa del corazón, de forma introductoria, la película nos orienta a través del romance que mantiene una pareja que tiene encandilado a la mayoría del público con sus películas románticas y que consiguen que la realidad supere a la ficción: y es que Miranda Frayle (Jeanne Tripplehorn) y Don Lucas (William Baldwin) son la pareja del año. Pero cuando ella decide casarse con Nigel Marshwood (Edward Atterton) un conde inglés a quien acaba de conocer y haber manteniendo un romance exprés en la Riviera Francesa, Lucas decide tomar cartas al asunto y viajar hasta el lugar para conseguir que su querida entre en razón. Y el escenario idóneo es la mansión inglesa de la madre de Nigel, Felicity Marshwood (Julie Andrews) donde se albergan las más distinguidas formas del rancio abolengo pero también del cotilleo más sutil.
Disparate concebido en divertidas situaciones en que se produce el esquema de Arriba y Abajo (Upstairs and DownstaIRS) popular série de la BBC en que se apreciaban dos mundos distintos en unas mismas paredes. El de los señores y el de los criados. La servidumbre aquí es representada por un convincente mayordomo Stephen Fry (Wilde), una institutriz algo amargada y desfavorecida (Sophie Thompson) y, paseándose con una diplomacia muy inglesa, un no todavía popularizado Colin Firth.
La película está basada en una obra de teatro de Noël Coward, célebre dramaturgo cuyo Breve Encuentro fue adaptado con éxito al cine por David Lean en 1945.
Entretenida comedia de enredos que basa su humor de flema británica en un casamiento inadecuado entre un noble y una plebeya. Colin Firth y el mayordomo son los que mejores frases tienen.
La trama es de lo más tonta, pero procediendo de una obra teatral, tampoco podemos pedir mucho. Aparece uno de los odiosos hermanos Baldwin, William en este caso, con menos kilos de los que nos tiene acostumbrados.
Sin ser una película buena, se deja ver y a ratos entretiene, aunque probablemente no sueltes ni una carcajada.
Una comedia sin pretensiones pero llena de encanto. Es la historia de un enredo, una divertida farsa que una aristocrática Julie Andrews organiza para intentar evitar la boda de su hijo con una fulgurante estrella de cine americana. Magníficamente ambientada, con un reparto de lujo, y llena de escenas memorables. Destaca la magnífica interpretación de Sophie Thompson en el papel de criada-amiga y la siempre elegante presencia de Andrews. El mayordomo verdaderamente fantástico. Recuerda a aquel inefable Hudson de la inolvidable serie Arriba y abajo .
En definitiva, agradable de ver y muy divertida. Hay escenas como la de la tremenda borrachera de Thompson o el chispeante diálogo entre el mayordomo y el actor que interpreta William Baldwin que son verdaderamente memorables.
El galés Eric Styles nos ofrece este simpático relato con carácter cómico sobre las diferencias existentes entre el Hollywood norteamericano y la alta clase social británica, en la típica película de enredos y líos amorosos que logrará arrancar la sonrisa de todo el mundo.
El guión es correcto, explotando el snobismo inglés y el glamour hollywoodiense en el contexto de un idílico pueblecito que se ve invadido por la fama de los protagonistas. El argumento se mofa de ciertos aspectos del cine y de la lucha de clases de un modo inteligente, lo que unido al buen hacer del elenco de actores y a la hábil duración del metraje (reducida en una historia que no daba para mucho más) deviene indefectiblemente en un buen divertimento, demostrando que no sólo se puede disfrutar de una película cuando se trata de una gran superproducción, pues para dedicarse a esto del cine sólo hace falta una cosa: talento para saber narrar historias, por simples que éstas sean.
Historia que no cuenta realmente mucho, bastante sosa y sin interés, y que si no fuera por Julie Andrews y Colin Firth esta peli sería de igual calidad cinematográfica que las pelis que echan en la tele de sobremesa los fines de semana.
Me aburrí bastante con los escándalos de la alta sociedad, una comedia de enredo en la que no sonreí en ningún momento y que me llegó incluso a crispar debido al personaje harto irritante que interpreta Sophie Thompson como Moxie.
En fin, muy muy flojita para lo que se espera hoy del cine. Es una peli del montón que sólo ves cuando no echan nada más en la tele, porque sin llegar a ser infumable, es, en ocasiones, soportable.
Saludos