Esperando la carroza
Sinopsis de la película
Mamá Cora, muy cerca ya de los ochenta años, tiene tres hijos y una hija. Vive con uno de ellos, que pasa serios apuros económicos. Un día la familia se reúne para celebrar una comida de aniversario, y es en ese momento cuando se plantea el gran dilema: ¿Quién se hará cargo de ella llevándosela a su casa? El peliagudo asunto se complica cuando reciben la noticia de que la anciana se ha tirado a la vía del tren.
Detalles de la película
- Titulo Original: Esperando la carroza
- Año: 1985
- Duración: 87
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Opinión de la crítica
Película
7.5
100 valoraciones en total
Buena comedia con grandes y chispeantes diálogos. Las conversaciones entre las dos pérfidas nueras de la viejecita protagonista (en realidad interpretada por un hombre, el actor Antonio Gasalla) no tienen desperdicio. China Zorrilla, actriz célebre hoy en día en España gracias a películas como Conversaciones Con Mamá o Elsa Y Fred está inmensa en su rol de nuera hipócrita, más preocupada en lo duros que le salen los ravioli que en la salud de su propia suegra. Y Darío Grandinetti, muy joven y casi irreconocible emulando al Pelusa Maradona, hace uno de sus primeros papeles en el cine.
Una de las mejores comedias del cine argentino de todos los tiempos. Con un singular reparto de actores famosos, la película nos envuelve en una típica familia de Buenos Aires y los entretelones que ocurren en un tranquilo día Domingo. Los actores actúan de forma tan natural que parece que fueran ellos mismos y no un personaje. Los diálogos son cautivantes y atrapan desde el principio y hasta el final. Además de cautivar y hacer reír, el director Alejandro Doria hasta se da el lujo de tocar, de forma superficial y en forma de sorna, temas tales como la idiosincracia argentina, las diferencias sociales, la infidelidad, el autoritarismo militar y la degradación de las personas mayores, y es así que nos deja reflexionando también sobre cuestiones éticas y morales en la sociedad de hoy en día.
Un consejo: no deje de mirarla, vale la pena!
De lo mejor que he visto del cine argentino, no solo hace reír con sus disparatados y chispeantes diálogos, sino que también nos invita a reflexionar sobre la condición familiar y humana en general. Es curioso observar como la mayoría de los que la vieron hasta recuerdan casi todos los diálogos de memoria y siguen riéndose pasados 20 años de su estreno.
Nunca un director argentino como Alejandro Doria pudo plasmar con tanta sinceridad y sencillez en un film todas las características y costumbres de una típica familia porteña. (Y las vicisitudes de una familia cualquiera, no solo porteña)
Una pena que este film no obtuviera el reconocimiento internacional que se merece cuando hoy en día estamos plagados de comedias yanquis huecas, que a modo de un fast food solo ofrecen un entretenimiento pasatista, poco original e intrascendente.
Ojalá que nunca se le ocurra a ningún empresario de Hollywood comprar el guión para hacer una versión yanqui, como ya ocurrió con 9 Reinas que arrojó resultados penosos.
Divertidísima. Imprescindible para los amantes del humor negro. Es una carcajada constante. Toda la película gira en torno a una situación absurda, el supuesto suicidio de la abuela de la familia. A partir de ahí se producen una serie de equívocos de locura. Los personajes son verdaderamente caricaturescos, desde la propia abuela a todos los hijos y nueras. Pero de todos los actores, y mira que es difícil elegir porque están estupendos, me quedo con esa turboverborreica China Zorrilla con la que no pude dejar de reirme en toda la película.
De verdad, si no la habéis visto no os la perdáis. Para mí ha sido un gran descubrimiento, vamos, una joya del cine de humor. Por supuesto la pienso volver a ver.
Comedia emblemática del cine argentino. Un reparto de lo más destacado del cine de ese país se formó para dar cuerpo a una película que radiografía a la sociedad como ninguna otra. Los rencores entre ricos y pobres, los parientes que a duras penas pueden soportarse, el maltrato a los mayores, las risas y los llantos de la vida cotidiana, todo se da cita en esta obra magistral que no tiene un minuto de desperdicio.
Para reír y llorar -por momentos, al mismo tiempo.