Sin remitente
Sinopsis de la película
Cansado y frustrado por ser constantemente despertado por su joven y ruidosa vecina Mariana, el viejo Don Andrés se embarca en una solitaria cruzada contra su torturadora. Cuando la fiesta de Mariana es interrumpida por una redada de la policía, empieza a planear su cruel venganza. Las anónimas cartas de amor que le escribe, llevarán al viejo a los caminos de un amor no correspondido, como Don Andrés no ha conocido.
Detalles de la película
- Titulo Original: Sin remitente
- Año: 1995
- Duración: 97
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Opinión de la crítica
Película
6.1
53 valoraciones en total
Percibo que en la década de los 90, la producción de filmes mexicanos era mucho más cuidadosa, había escasos incentivos por parte del gobierno y presencia de productores dispuestos a la inversión en cine mexicano. En 1995 el hoy afamado director del Crimen del Padre Amaro, Carlos Carrera, iba forjando una carrera con historias peculiares como la del El Héroe, cortometraje animado de creatividad ilimitada de reconocimiento internacional. También podemos citar su adaptación de La vida conyugal, original de la novela de Sergio Pitol, en la que se narran las peripecias vividas de una mujer en matrimonio en la década los 50.
A más de quince años, Carrera realizó esta historia llena de desconsuelo y soledad, acerca de dos personas vecinas de unos departamentos en un edificio. Ambos individuos no tienen algo tangible en común, Mariana es una mujer joven, fotógrafa de profesión y Andrés un anciano, empleado del correo, cansado del ruido que genera ella en las noches de farra buscará alguna medida para frenar la situación, ocasionando la ira de la joven con desquite incluido.
La soledad no distingue ni sexo, condición social o edad y esta película se vuelve una demostración de ello, Mariana vive relaciones fugaces, surgidas de la espontaneidad de la noche y la fiesta, amargamente se encuentra al acecho de los pasos de su compañero de trabajo y de su vecino a quien le juega cruel y rudo. Andrés ha caído en el juego de su vengativa vecina y la ilusión de un nuevo amor ha llegado nuevamente a su vida, él entrará en una dinámica con personas ingratas, alevosas y por tanto deshonestas, que lo conducirán a la desesperación e incredulidad de una realidad nada gratificante.
La inversión de Televisa fue acertiva en calidad, Carlos Carrera como siempre mesurado se acopló a los valores mochos de la empresa y por fortuna no se limitó en la comunicación con el receptor, la tristeza te invade al ver a estas personas que viven en la infelicidad.
Un trabajo discreto y muy cuidado.
La película resulta interesante en su planteamiento sobre el peso de la soledad y la necesidad de afecto que siempre está latente en el ser humano (sobre todo ante la nostalgia del paso del tiempo).
También habla de cómo nuestras acciones de manera insospechada pueden afectar rotundamente la vida de otros. Una película sin duda interesante y con interpretaciones acordes.
Nos encontramos ante un vengativo juego lleno de ilusiones y falsas realidades. Fotografía excelente, un guión mesurado apegado a las moralidades de Televisa (productora) y un par de actuaciones sobresalientes en donde destaca Fernando Torre Laphame como Don Andrés.
La estilizada dirección de Carrera es la cereza de este pastel, obra clave de la cinematografía nacional de la década de los 90. Incomprensible de que, a pesar de contar con 4 premios Ariel, no se estrenara en las salas mejicanas. Un 6.