El triunfo de Buffalo Bill

4 comentarios en «El triunfo de Buffalo Bill»

1. Este western demuestra que el género-rey de los años 40-60, estuvo reservado para directores clásicos como Allan Dwan, John Ford, Raoul Walsh, Henry Hathaway, Howard Hawks, Fritz Lang, Samuel Fuller, Nicholas Ray, Anthony Mann, Sam Peckinpah o buenos artesanos como George Stevens, William Wyler, Robert Aldrich, Edward Dmytrick, Jacques Tourneur, William Wellman, John Sturges, Budd Boetticher, Andrew Mclaglen. Cualquiera de los nombrados(a propósito, seguirlos), hubiera realizado una aceptable película del oeste como mínimo con los elementos cinematográficos manejados por el insípido Jerry Hopper: un buen reparto, un guion confuso que quizá hubiera sido modificado, filmaciones en exteriores y personajes secundarios mejor delineados. Los protagonistas principales cumplen a duras penas, aunque destaca por su presencia perturbadora la inquietante Rhonda Fleming. Totalmente prescindible, aporta muy poco a quienes amamos el género-rey.

2. Algunos estiman que California está muy lejos del poder central, van a organizar un complot para pasar por buenos ciudadanos y lograr que los californianos deseen separarse de la Unión. ¡Los EEUU nos ignoran! Gritan entre ellos. Es un plan propio de separatistas y muy a propósito para engañar.
   
   Buffalo Bill Cody y Wild Bill Hickok, su colega, han sido contratados por los Unionistas para establecer una ruta que los una con el resto de Estados. La ruta es para el correo, no para transportar ganado u otras mercancías en ferrocarril. Se ve que todavía no estaba el telégrafo. Cuentan con capital para comprar veloces ponys, establecer estaciones de servicio y contratar buenos jinetes para acortar el tiempo de reparto. Será la famosa ruta del Pony Express.
   
   No va a ser fácil, hay indios por el camino, con el jefe Mano amarilla y además están los saboteadores. No es un film inolvidable, se apoya en los nombres de leyenda de Buffalo Bill y Bill Hickok, en el palmito de las dos actrices, Rhonda Fleming y Jan Sterling, en bonitos escenarios y alguna emoción final. Se puede ver la película sin más preámbulos, cualquiera que sepa puede imaginarse cómo será.

3. Más de media hora me pasé viendo la película pensando en que lo del Pony Express era un ferrocarril. Y mira que Buffalo Bill Cody (Charlton Heston) y Wild Bill Hickok (Forrest Tucker) lo iban a tener difícil en su misión de ¿construir las líneas? Y a propósito ¿tantos caballos para que los quieren? Al final resultó que era un servicio de correos. ¡Y yo sin enterarme! Claro que esto es la constante de El triunfo de Buffalo Bill no sé si por torpeza mía o del director. Me temo que me inclino más por la segunda opción pues el argumento es de lo más confuso, narrado con tan poco ritmo y tan poca gracia que resulta complicado encontrar algo de interés en esta cinta. Quizás la presencia de Charlton Heston y la belleza de Rhonda Fleming luciendo un más que acertado guardarropas con varios vestidos uno más bonito que el otro (a pesar de que la moda de los 60 no es la que más me guste del XIX pues a la postre los vestidos son demasiados holgados).
   
   Lo que si llama la atención, a parte del horrible doblaje, es el atrevimiento de este director, Jerry Hopper, con argumentos y personajes que se suponen tabús en aquellos años. Si en el Secreto de los Incas me escandaliza con unos protagonistas a todas luces él chapero y ella, una ramera (bueno, esto es más normal y no es muy chocante) aquí se contiene un poco más y sólo se atreve a poner a Wild Bill Hickok de homosexual, a Evelyn Hastings (Rhonda Fleming) de zorrón y a jugar con la androginia con Denny Russell (Jan Sterling), con escena casi lésbica con la propia Evelyn. Incluso se podría especular con una supuesta atracción homoerótica del jefe indio por Buffalo Bill. A fin de cuentas la película es tan floja que uno se fija en estos chascarrillos para poder pasar mejor el rato.

4. La película, en principio, tenía alicientes: Buffalo Bill, el Pony Express (materiales que suelen dar buen juego), actores más que interesantes como Charlton Heston y Rhonda Fleming…, pero creo que la decepción llega incluso hasta los más acérrimos aficionados a las películas del oeste, como es mi caso.
   
   Película rodada sin garra, convicción ni emoción (salvo en las escenas finales), color desvaído (al menos en la copia de TV), escenas de acción bastante pobres y un doblaje penoso. Lo mejor: la siempre estimulante presencia de Rhonda Fleming.