El secreto de Convict Lake
Sinopsis de la película
Un preso condenado por un crimen que no ha cometido se escapa de una cárcel de Nevada junto con varios criminales peligrosos. Su propósito es encontrar al verdadero culpable. Cuando se detienen en un pueblo, debido a una intensa tormenta de nieve, encuentran sólo a un grupo de aguerridas mujeres que aguardan el regreso de sus hombres. Entonces se le plantea un dilema: ¿debe seguir buscando al culpable o proteger a las mujeres de sus depravados compañeros?.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Secret of Convict Lake
- Año: 1951
- Duración: 83
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Opinión de la crítica
Película
6.8
39 valoraciones en total
Me ha encantado y sorprendido este desconocido western perfectamente ejecutado de principio a fin.
Basado en un hecho real, como bien nos indican al principio del film, la trama se inicia en una montaña azotada por una terrorífica tormenta de nieve donde seis hombres luchan por atravesarla perseguidos por unos jinetes.
Se trata de seis convictos escapados del penal que conseguirán zafarse de sus perseguidores y recalarán en una aldea aislada.
Tratando de conseguir alimento y armas, los evadidos espiarán la aldea para constatar con sorpresa que todos los habitantes son mujeres.
Ellas no están desvalidas ni mucho menos y comandadas por la matriarca de la aldea ( Ethel Barrymore, grande como siempre), se prepararán para defenderse.
Pero los conflictos, las frustraciones y las pasiones irán resquebrajando los intereses de todos los implicados.
Es fantástico como ha pergeñado Gordon este film. Nos dibuja a los personajes magníficamente con unos cuantos trazos y escenas, donde el espectador en seguida conoce, con unos pequeños apuntes, de qué pie cojea cada uno de los personajes.
Todos tienen su pequeña historia y papel en la trama que se irá enrareciendo a medida que se vayan relacionando unos con otros.
Miedo, desconfianza, codicia, venganza, lujuria, amor, pasión, justicia…Todos estos temas tienen cabida en este film pequeño pero grande, bien construido y con algunas escenas para el recuerdo. Muy, muy recomendable.
Aficionados como son los norteamericanos a los nombres curiosos, la cinta nos desvela el origen de la denominación de lago de los Convictos a lo que antes se llamaba lago de Monte Diablo. Buen nombrecito también.
Todo comienza el 29 de septiembre de 1871 con la fuga de 29 presos de la cárcel de Carson City (Nevada), de los que solo quedarán cinco que, en medio de una terrible tormenta de nieve, arriban a través de las montañas a una pequeña y aislada aldea en esos momentos habitada solo por mujeres y niños.
Lo que cinematográficamente podía haberse resuelto de forma rutinaria, en la obra de Gordon va a convertirse en una obra densa e intensa. Poco a poco iremos viendo el carácter de cada uno … y de cada una, con sus miserias y con sus grandezas. Una pincelada aquí, un detalle allá, el espectador se va formando pronto una idea de la personalidad de todos protagonistas. Es pues una historia de ambiciones, de venganzas, de generosidad pero, sobre todo, del sentido de la justicia que anida en el alma de todas personas. Por encima de la justicia de los jueces y de los juicios.
También de liderazgo, especialmente entre las mujeres. Una vez más nos encontramos con un western no solo respetuoso con ellas, sino que remacha su buen sentido, lo acertado de las decisiones que toman en situaciones verdaderamente límite. Al frente del grupo una anciana que aguarda la muerte en la cama, Granny (Barrymore), bien secundada por la bella Marcia (Tierney), que espera la llegada de su prometido para casarse. Mujeres de carácter.
Al frente de ellos, en el lado opuesto, falsamente acusado de asesinato James Canfield (Ford), que se las tiene con el resto de fugados que es carne de presidio.
El aislamiento, el ambiente cerrado, también la tensión sexual latente en muchos personajes, dan lugar a una película claustrofóbica de gran intensidad psicológica, una película que rebasa los límites del western convencional haciéndole adoptar aires hitchcocktianos que recuerdan en algunos momentos a Rebeca .
Asimismo encontramos una interesante referencia a lo que parece la esquizofrenia que padece el joven Clyde Maxwell (Hylton), que le lleva a tratar con violencia e incluso a asesinar a las mujeres que no quieren satisfacer sus instintos enfermizos. Y eso a pesar que maternalmente lo curan cuando, enfermo de fiebre, lo hacen sudar abrigándolo bien y haciéndole tomar sopa y te bien caliente, remedios típicos de la medicina hipocrática que busca la sudoración intensa para expulsar de esta forma los humores perniciosos.
Magnífico argumento, guion, realización, fotografía, ambientación e interpretación. Una de tantas cintas olvidadas que merecen ser rescatadas del olvido por los buenos catadores del cine del Oeste.
Magnífica y desconocida película de un director injustamente olvidado que ya nos entusiasmó con la afamada y divertidísima Confidencias a medianoche .
El secreto de Convict Lake cuenta la historia de un grupo de presos que acaban de fugarse de la cárcel y, huyendo de los federales, se adentran en las peligrosas montañas nevadas. Los perseguidores los darán por muertos sin saber que han conseguido llegar a un pequeño poblado habitado sólo por mujeres.
Como los grandes maestros a Michael Gordon le bastarán unas leves pinceladas para dibujar la personalidad de cada uno de los protagonistas. Son gestos miradas o palabras que reflejan toda la angustia vital de los personajes. Y esas angustias y tensiones no podrán ser contenidas y terminarán estallando en el pequeño poblado montañés.
La película tiene un comienzo y un desarrollo fascinante. La lástima es que decae un poquito al final, como si Gordon se hubiese asustado de la brillantez y profundidad de su obra. La fotografía es espléndida, la puesta en escena impecable, correcto su guión y excelentes las interpretaciones de Ethel Barrymore, Ann Dvorak y Zachary Scott.
En definitiva, Gordon nos sumerge de lleno en el poblado nevado con apenas una decena de cabañas y lo cierto es que no nos apetece salir de allí.
Película emotiva, intensa y llena de intriga que, además, es generosa en espectaculares imágenes -aunque austeras- que imprimen enorme belleza y plasticidad a la cinta.
Desde el punto de vista argumental, la historia posee un notable grado de originalidad.
Es severa, cruda y tensa.
La dirección, a cargo de M. Gordon, resplandece con luz propia gracias a su fluidez narrativa y sabe destacar los hitos sobresalientes de la acción porque el guión se ajusta perfectamente a una pauta concisa, a un ritmo minucioso y a un magnífico equilibrio de las tramas.
La caracterización psicológica de los personajes posee un rigor envidiable y la interpretación de G. Ford y E. Barrymore proporciona solemnidad a un relato de por sí dramático.
Imagínese usted a cinco hombres fugados de una cárcel que, no más llegar hasta un caserío, encuentran que está habitado por mujeres de muy diversas edades… y sin que haya allí ¡ni un sólo hombre! Todo en bandeja: comida, sexo y dinero, es más o menos lo que pensarán ¿verdad? … pero, lo que parece fácil no siempre resulta tan fácil, y los chicos van a vérselas con mujeres de armas tomar, exceptuando a alguna tontuela que caerá en el impulso de querer saciar sus represiones.
Es una historia de odio y de venganza, de ambición y asesinatos… pero es también una notable lección de autoprotección, de trabajo en equipo y de ímpetus de justicia. Todo ocurre cerca al lago de Monte Diablo, más tarde conocido como, El Lago de los Convictos, por las cosas que allí sucedieron, donde las mujeres dejaron sentado que, no todas, son esos seres débiles que muchos creen que son.
El guion fue escrito por Oscar Saul y Victor Trivas, partiendo de una historia de Anna Hunger y Jack Pollexfen, en la cual se nos cuenta lo ocurrido, desde el 17 de septiembre de 1871, cuando 29 prisioneros se fugaron de la penitenciaria de Carson City, Nevada… y a uno de ellos, James Canfield, sólo lo animaba el deseo de vengarse del hombre que lo acusó de un robo y de un crimen que no cometió intencionalmente.
EL SECRETO DE CONVICT LAKE, es un western intimista, con fuertes personajes masculinos como femeninos, describiendo rasgos de personalidad sobre los que vale la pena alguna reflexión, y mostrando cómo, la ambición desmedida, suele acarrear siempre sus particulares consecuencias.
El director, Michael Gordon, muestra de nuevo su amplia solvencia narrativa en este su primer western. La ambientación tiene un satisfactorio preciosismo visual y los protagonistas son tan bien definidos en sus personalidades, que muy fácil resulta conectar con sus intenciones. Metafóricamente, el filme podría ser la descripción de una sociedad en micro, pues, está el hombre honesto y de mucho temple, y también el necio que sólo aspira a satisfacer sus pretensiones, está el joven primario que no mide las consecuencias de sus actos y también el hombre mayor que calcula sus decisiones, está la mujer con liderazgo que tiene una idea sensata para resolver cada nuevo asunto, y la ligera que sigue sus impulsos sin medir jamás las consecuencias, podemos ver a la mujer enamorada que no se ciega ante la verdad y también a la jovencita hermosa que cae en la trampa ante unas cuantas adulaciones…
Los protagonistas son inmejorables: Glenn Ford, Gene Tierney, Ann Dvorak, Zachary Scott, Barbara Bates… y la siempre impecable matrona, Ethel Barrymore, en otro de esos roles donde su personalidad inunda por completo la pantalla.
… A partir de aquí, y por casi una década, Hollywood vería truncarse la carrera de un sobresaliente director, pues, Michael Gordon fue otro de los valiosísimos talentos estigmatizados por el abominable Comité de Actividades Antiestadounidenses… y otra vez perdió la cultura… perdió el arte… y perdió la libertad.
Título para Latinoamérica: PUEBLO SIN HOMBRES