El rey del rodeo
Sinopsis de la película
Ace Bonner decide despedirse del mundo del rodeo actuando por última vez en su pueblo natal, en Arizona. También tratará de hacer las paces con su familia, a la que abandonó años atrás, pero la relación con su padre, un hombre adicto a la bebida, no será nada fácil.
Detalles de la película
- Titulo Original: Junior Bonner
- Año: 1972
- Duración: 103
Opciones de descarga disponibles
Si lo deseas puedes descargar una copia de esta película en formato 4K y HD. A continuación te detallamos un listado de posibilidades de descarga disponibles:
Opinión de la crítica
Película
6.8
30 valoraciones en total
Habitualmente son otras las peliculas que se recuerdan del maestro Peckinpah y desgraciadamente se pasa por alto esta maravilla sin saber muy bien cual podría ser la razón.Quizá sea su aire despreocupado, su modestia, la engañosa simplicidad de su historia y la deliciosa sencillez con la que está contada, el caso es que estamos ante una de esas peliculas que logran emocionarte poniendo en juego todos aquellos elementos que, bajo mi punto de vista, cualquier obra de arte que se precie de serlo ha de tener: sinceridad,personalidad, distinción,aparente sencillez,emoción,realidad,sutil complejidad,etc… En ella no hay ni un solo disparo, ni una sola muerte,solo tenemos personajes de carne y hueso que nos hablan,entre otras muchas cosas, del valor de la familia,la amistad, la necesidad de vivir el presente a tu manera aunque dicho presente no sea favorable, de las oportunidades perdidas y otras muchas cosas mas relacionadas con esa especie de extraña nebulosa que se posa ante nuestros ojos dia a dia y a la que hacemos llamar vida.
Un amigo mío me decía que cuando veía esta película le daban ganas de consumir una bolsa de tiras de maíz.. al estilo americano. Una manera suya algo personal de decir que esta película te traslada totalmente, yo creo que como ninguna otra, al ambiente del Oeste, de los rodeos, de las personas duras, fajadas en los problemas, pasados, presentes y futuros, a ese mundo (universal) de los afectos, pretendidos, ansiados, recordados, despreciados, a esas realidades tan humanas del perdón, las culpas, los reproches, las verdades… Todo ello con unas interpretaciones sublimes de Steve McQueen, Robert Preston e Ida Lupino (¿Hay mujeres por ahí fuera como tú, Ida? Porque yo no las conozco. ¡Madre mía, qué interpretación haces cuando bailas, lo que refleja tu rostro!).
¿Peckinpah sólo sabe de tiros y violencia? Esta obra maestra absoluta lo desmiente.
Sam Peckinpah esta a la altura de los más grandes. Era un genio maldito, pero que, al contrario de los geniecillos que son exaltados hoy en día por los críticos mas modernikis, amaba el cine, respetaba el cine, y no insultaba la inteligencia de los que se acercaban a un cine para ver una de sus películas. Nunca intentó inventar nada nuevo, sólo aportar su particular visión de la vida. Historias de perdedores, sabedores de su condición, pero que aún así no intentar cambiar su signo, sino que permanecen fieles a sus principios y códigos de honor, aún cuando no sean ética y moralmente acordes con los tiempos en los que les ha tocado vivir. El cine de Peckinpah llega al alma, incluso en sus peores películas siempre se encuentra algo, una idea, un plano, una genialidad de un hombre con un enorme talento que jugó toda su vida a ser un perdedor.
Quinientos quilos de mala ostia. Un sol abrasador. Morder el polvo. Un par de costillas rotas. Caballo, montura, remolque. Prescott, Arizona. ¿Quince mil por el rancho? Maldito Curly. ¿Me prestas quince pavos?. Me debes todavía veinticinco. Te deberé cuarenta, entonces. Ace y Junior Bonner para ordeñar vacas salvajes. ¿Cerveza?. Una cerveza y whisky para papá Bonner. Estoy sin blanca. Una balada country. ¿Bailas nena? Un cigarrillo liado. Otra cerveza. Una pelea en el Palace. Puñetazos a mansalva. Sunshine de nuevo. Quinientos quilos de mala ostia. Ocho míseros segundos. Sujétate el sombrero, muchacho. Hay mil dólares en juego. ¿Un rodeo?. Visto uno, vistos todos. Más polvo. Cámara lenta. La bestia anda suelta. Ocho segundos. Ganaste. Levántate y anda. Tendrás tus mil pavos. Tal vez un polvo, Junior, tal vez. Un billete para Australia. ¿Canguros?. No, oro y ovejas. Me voy. Es definitivo.
Y un crepúsculo. Hundiéndose lentamente bajo la línea de flotación del firmamento peckinpahniano.
Salinas. El Paso. Fort Worth.
En marcha. Debo seguir mi camino.
Magnífico retrato del mundo del rodeo el que nos ofrece Sam Peckinpah, personalizado en la inmensa estrella de Steve McQueen. En el mismo año en el que también se unieron para realizar otra gran cinta, La Huída, Steve y Sam hacen una pareja perfecta para esta historia de espectáculo y relaciones personales.
De espectáculo porque pocas veces, casi ninguna, se ha llevado a la pantalla de una manera tan genial el gran circo del oeste americano por antonomasia, los rodeos. Toros, caballos salvajes, tira de lazo…y polvo, mucho polvo. Y de relaciones personales. La de Junior con su padre, con su madre y con su hermano, la de Ace Bonner con su mujer e incluso la del perro con Ace. Cada una de estas relaciones tiene sus misterios, sus momentos, sus altos y sus bajos y que además están muy bien reflejadas por el director y sus protagonistas.
Clasicazo del cine americano de los setenta con un enorme Steve McQueen dirigido con maestría por el mejor Sam Peckinpah para dejar una historia de orgullo, el orgullo de un hombre que nunca se dará por vencido y mucho menos ante los suyos.