El rey de la comedia
Sinopsis de la película
Rupert Pupkin es un cómico obsesionado con la fama y convertirse en el mejor en su campo. Un día Rupert conoce a su ídolo, Jerry Langford, y le suplica la oportunidad de aparecer en su show, pero éste se la niega. Sin embargo Pupkin no cejará en su empeño, acosando a Jerry para intentar poder conseguir sus propósitos y, con ayuda de su amiga Masha, usará un método contundente para poder obtener sus minutos de celebridad.
Detalles de la película
- Titulo Original: The King of Comedy
- Año: 1982
- Duración: 109
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Opinión de la crítica
Película
7.1
82 valoraciones en total
Obra infravalorada y bastante particular de Scorsese, con una de las interpretaciones más singulares de Robert De Niro, bastante distinta de lo que nos tiene acostumbrado.
Película oscura y espeluznante, con escenas que ponen los pelos de punta, en especial por el personaje de De Niro que esta totalmente desquiciado.
Mantiene la tensión en todo momento, con momentos brillantes y enfermizos .
Una película especial y realmente original, sin duda lo más sorprendente de Scorsese.
Scorsese firma esta cinta con parte de su impronta inconfundible, adentrándose en los abismos siderales que son las mentes de los marginales, aquellos insatisfechos de la vida que no gozaron de la oportunidad justa, en el momento justo.
El actor fetiche de Scorsese en aquella época, De Niro, vuelve a bordar el papel de este personaje sutilmente perfilado por los encuadres de la cámara de Scorsese, y los magistrales diálogos llenos de sabia ironía y rabia contestaria.
Desde el primer fotograma donde la enloquecida Marsha (espléndida Sandra Bernhard) irrumpe histérica en el coche particular de la estrella del late-night Jerry Langford (fantástica la interpretación contenida y distante de un habitualmente histriónico Jerry Lewis), el espectador presencia desde la barrera los impulsos irrefrenables de la masa alienada, que se agarra a la vida a través del culto irrazonable hacia ídolos con pies de barro.
Con su habitual y abrumadora elegancia y estilo en el manejo de la cámara (ningún encuadre ni movimiento de cámara está de más en toda la filmografía de este monstruo del séptimo arte, un tipo prodigio en el mundo del celuloide). Cada paso que da en cada una de sus cintas parece como si estuviera milimétricamente estudiado, sin perder por ello ni un ápice de sinceridad,emotividad y compromiso.
Robert Pupkin será por siempre la encarnación de un mito como lo fue a sí mismo el Travis Bickle también interpretado por De Niro y para el mismo director en la gloriosa Taxi Driver. Su filosofía de vida queda resumida o compendiada en la frase que un momento de la cinta Robert espeta a un barman en presencia de los policías que le custodian: …prefiero ser rey por un día que bufón toda una vida…. .
Después de todo Robert no era el tipo de fan enloquecido que es capaz de matar a su ídolo para notoriedad y onanismo autocomplaciente.
Aunque de menor entidad que la recién citada, el Rey de la Comedia, se ha convertido con el transcurrir del tiempo en toda una película de culto para los buenos aficionados al cine, y en particular para los miles y miles de incondicionales de ese genio del cine llamado Martin Scorsese.
Considerada menor en la filmografía del dúo Scorsese-De Niro (competir con Taxi Driver o Casino no es fácil) es esta sin embargo una muy valiosa y perturbadora comedia-sátira.
Robert De Niro nos deleita con una de sus mejores y más inusuales caracterizaciones como un cómico lunático del tres al cuarto obsesionado por convertirse en celebridad del humor.
El Rey de la comedia, es cómica y a la vez muy inquietante. Ver a De Niro improvisando una entrevista imaginaria con Liza Minelli divierte pero estremece. También la escena en que delira imaginando su boda en directo por TV mientras el cura le pide perdón en nombre de todo el mundo por no haber reconocido su talento. Si, definitivamente éste está incluso más perturbado que el Travis Bickle de Taxi Driver. Hay una escena que quiero mencionar, por su tremenda intensidad y tensión, que es aquella en que De Niro y la chica irrumpen en casa de Jerry.
En definitiva, me parece ésta una gran película, muy digna de tener en cuenta.
Esta película está considerada una obra menor en la filmografía de Scorsese, aunque no se porqué ya que aparte de ver a un magnífico De Niro y actores secundarios que bordan sus papeles, esta es la típica película que ves con un grupo de amigos y cada uno saca un mensaje distinto (lo cual indica la cantidad de mensajes que la película conlleva).
Cuando vi la película no me pareció gran cosa, es bastante rara, pero después de pensar todas las críticas subliminales que Scorsese deja caer en esta película, me gustó mucho más. Desde luego, el espectador acaba pensando y preguntándose ¿El fin justifica los medios? La polémica está servida, señores.
En el spoiler os cuento que conclusiones saqué yo.
Película recomendable.
Rupert Pupkin es un aspirante a comediante que haría lo que fuera con tal de alcanzar su sueño: actuar en el programa de Jerry Langford, el humorista nº 1 de la Gran Manzana. Conseguirlo sería su plataforma de despegue al estrellato, su sueño hecho realidad, pero claro, no se accede así como así al olimpo de los dioses. Tras insistir e insistir infructuosamente a su ídolo, llegando a extremos de acosador patológico, el novato empecinado opta por la vía radical y secuestra a Langford con la ayuda de otra lunática fan, con el objetivo de chantajear a la cadena e interpretar en televisión el monólogo que cree que al fin le hará famoso.
Se trata de un Scorsese que quizás pueda considerarse menor, un film algo marciano respecto al conjunto de su filmografía, pero es un más que apreciable análisis que desmenuza con lucidez y mordacidad los mecanismos y la demencia que rodean al mundo del espectáculo. Todo ello personificado en el reflejo de Pupkin, un irreductible optimista, un ¿ingenuo? candidato a sucesor de rey de la comedia que colecciona autógrafos de forma obsesiva, víctima de una cultura del famoseo excesivamente ensalzada socialmente.
No es un film redondo, posee varios altibajos que lastran un poco el metraje, pero es al final cuando realmente se revaloriza y alcanza ese empaque y solidez que se echa en falta a lo largo de su visionado. Ese soliloquio autobiográfico que transforma la tragedia en chiste y que nos hace comprender definitivamente a alguien que lucha por lo que quiere en la vida con el empeño de un loco…o de un genio. Al fin y al cabo, para el mundo, la única diferencia entre los dos no estriba en el talento, sino simplemente en su porcentaje de éxito. Si no me creéis, preguntadle a Belén Esteban.