El rebelde orgulloso
Sinopsis de la película
En Atlanta (Georgia), durante la guerra de Secesión (1861-1865), un niño se queda mudo tras presenciar cómo los soldados de la Unión asesinan a su madre e incendian su casa. Terminada la guerra, su padre, que luchó en el bando confederado, decide emprender con su hijo un largo viaje para encontrar cura a su mal, pero el camino estará lleno de dificultades.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Proud Rebel
- Año: 1958
- Duración: 103
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Opinión de la crítica
Película
6.3
88 valoraciones en total
Durante la Guerra Civil Americana, un niño queda totalmente mudo tras presenciar un asesinato, por lo que su padre, de bando rebelde, decide trasladarlo a otro lugar para encontrar la manera de curarlo. Emprenden un largo camino que llega a resultar bastante complicado y difícil.
Luces y sombras en esos bosques donde el bien y el mal se van dando la mano, las ilusiones se difuminan y terminan apagándose al final de esas sombras. Finalmente, la esperanza que es lo último que se pierde, consigue descifrar por qué ese gran escritor y director, Michel Curtiz, es capaz de juntar todos esos elementos que tiene guardados a su alcance para crear esas obras con luz y fiirma propia, que impregnan de calidad cada una de sus películas (Casablanca, Dodge, ciudad sin ley, Los comancheros).
No hay que perderse la bonita relación entre dos genios del cine com oeran Alan Ladd y Olivia de Havilland y, sobre todo, no perdamos de vista la estremecedora actuación estelar, entrañable y perruna del can que acompaña a este trío de buscadores de esperanza.
Merece la pena verla.
Un veterano confederado de la Guerra de Civil Americana (Alan Ladd), que aparentemente ha perdido su hogar y sus posesiones, vaga de una ciudad a otra, buscando un doctor para que su hijo recupere el habla, perdida tras un tremendo shock emocional. En Illinois, donde no son muy bien recibidos por la cuadrilla de los Burleigh, entre otras cosas por el conflicto latente aún entre Norte y Sur, obtienen esperanzas para la recuperación del chico. Linette (Olivia de Havillland) aparecerá para echarles una mano cuando todo se complica.
Michael Curtiz dirige un western familiar, con un argumento sencillo, sin pretensiones desorbitantes. La historia avanza sin prisa pero sin pausa, en donde se permite ciertas licencias estilísticas en algunas tomas de bella factura técnica, realzadas por el Technicolor (los planos generales del comienzo o el diálogo entre Ladd y Havilland, uno frente a otro, ambos de perfil ante la cámara con el horizonte al fondo). Como comenta un usuario, tiende más a la emotividad que a la acción.
Tanto Chandler (Ladd) como Linette (Havilland) son personas sin suerte, que se reafirman ante las dificultades, luchadores natos, que vivieron tiempos mejores y que se resisten ante la opresión a la que son sometidos por fuerzas externas.
Una de las mayores virtudes que insufla Curtiz es el control del tempo cinematográfico: sabe hacerla entretenida para el espectador al tiempo que la historia avanza casi por inercia, sin que nos demos cuenta. Por momentos recuerda a Raíces profundas, sin llegar a la carga dramática y profundidad de ésta, cuyo nexo más evidente es Alan Ladd.
Se le puede achacar cierta mojigatería en algún momento determinado, sin embargo no se debe confundir esto con que sea una cinta destinada a toda clase de público.
Los actores funcionan bien. Alan Ladd encaja perfectamente con el caracter apocado de Chandler, fruto de tantas amarguras y sinsabores pasados. Olivia de Havilland tiene un papel de mujer fuerte, granjera soltera, alejada del maquillaje y los trajes de sus películas más famosas, sólo por verla ya merece la pena la película (sorry, tengo debilidad). Interpreta como nadie los momentos dramático-románticos.
El perro tiene una estupenda secuencia conduciendo al rebaño de ovejas, además de un papel relativamente importante en la historia.
En definitiva, no estamos ante ninguna obra maestra y probablemente no sea la mejor película de ninguno de sus integrantes (no es Casablanca, ni Lo que el viento se llevó, ni Raíces profundas) pero es agradable y se disfruta de un buen rato de cine. Puede gustar, incluso, a los que no sean muy entusiastas del western.
El rebelde orgulloso narra la historia de un hombre y su hijo que han visto marcadas sus vidas (física y/o emocionalmente) por la guerra civil. En su periplo en busca de cura para un mal del chico llegarán a un tranquilo pueblo del oeste…
Michael Curtiz, director capaz de conjugar todos los elementos a su alcance para formar obras cinematográficas de entidad (Casablanca, Ángeles con caras sucias, Dodge city), narra este western con pulso sereno (con similar tono al Wyler de La gran prueba o Horizontes de grandeza) y con mirada madura, matizada, incluso amarga en determinados instantes. El filme va avanzando descubriendo poco a poco matices en los personajes, entrelazando paulatinamente los lazos que les unen, construyendo una narración humanista, sutil, en torno a los efectos de la guerra y a los conflictos entre ganaderos y rancheros.
La bellísima relación entre los personajes que encarnan Alan Ladd y Olivia de Havilland, la relación verdadera que une a Ladd con su hijo, el cariño y valores representados por el perro que les acompaña, la belleza serena de la naturaleza (bellísimo plano de las sombras de los personajes en el río o del atardecer en los campos), la desestruturación emocional provocada por la guerra (representada por la mudez del niño)… Todos estos elementos y más se presentan en la pantalla dentro del marco genérico del western, matizados por la notable banda sonora de Moross y fotografiados con bastante acierto.
El rebelde orgulloso posee hondura emocional, magníficas interpretaciones de sus protagonistas y se despliega, gracias a Curtiz, ante los ojos del espectador de manera serena y profunda como las calmadas sombras de los bosques.
La guerra de secesión ha terminado… y ahora, el que fuera un rebelde confederado, John Chandler, va de ciudad en ciudad y de estado en estado buscando a un médico que consiga curar a su pequeño hijo David, quien, desde hace ya un año, perdió el habla tras una cruenta acción de guerra. Hasta ahora, todo ha sido en vano, pero, Chandler, mantiene viva la esperanza y así llega con David y con su magnífico perro pastor Lance, a un pequeño pueblo donde, ¡como bienvenida!, intentan robarle al animal y, él, termina condenado a pagar una multa o treinta días de cárcel. Así conocerá a Linnett Moore, la dueña de una granja con quien, pronto, compartirá sus labores y su grata compañía.
>, me resulta un filme inolvidable.
Como la existencia es un juego alternativo en el que las cosas agradables, pero, también los escollos están siempre a la vera del camino, los Burleigh -el padre y sus dos hijos-, saldrán al paso para causar las necesarias dificultades a sus vidas, pero ahora, la solitaria Linnett ya no es más la solitaria, puesto que cuenta con valiosa compañía y la lucha va a ser a otro precio.
Escrito por Joseph Petracca y Lillie Hayward, basados en la historia, The Journal of Linnett Moore de James Edward Grant, este es, por sobre todo, un western romántico donde, dos almas que parecen condenadas cada una a la soledad, buscan hallar una nueva razón para vivir. En una brillante demostración de cine estilizado y elegante, el director Michael Curtiz, relega a segundo plano los duelos y los tiroteos, para contarnos una historia pletórica de humanidad donde, los sentimientos y el esfuerzo solidario en procura de una vida mejor, pesa fuerte en sus protagonistas.
Resulta encantadora la manera como se va tejiendo el asentamiento para que surja una nueva familia y es, especialmente grata, la forma como se va haciendo palpable el lazo estrecho que existe entre el bien y el mal, y la manera como éste, finalmente, conduce al bien.
Los seres humanos sentimos desilusión cuando, lo que deseamos, no lo conseguimos, pero, quien conoce las reglas de la vida, acoge sin objeción lo que sucede porque, con demasiada frecuencia, es afortunado no obtener lo que uno desea. Lo que suele llamarse mal, no es más que el instrumento para que pueda realizarse el bien, y en este relevante filme, podremos verlo en forma resplandeciente:
(Aquí cito escenas importantes) Se necesitaba la pelea y la multa a Chandler para que este pudiera conocer a Linnett. Hacía falta el paso de las ovejas por los sembrados para que, la dueña de la granja, pudiera comprender el valor y el compromiso de aquellos a quienes está abriendo sus puertas y su corazón. Era necesario el incendio del granero, para que no se marchara su más bella esperanza… y era procedente la estratagema última de papá Burleigh, para que así los vientos pudieran soplar con su máxima frescura… y, Tom, ha quedado en pie, porque el paraíso todavía no está al alcance en el planeta tierra.
Este filme rememora lejana, pero inevitablemente, al Shane de George Stevens, que también protagonizara, Alan Ladd, y como éste, también, <
Dramático y poco convencional western. Film dirigido más a la emotividad que a la acción, pero no por ello pierde un ápice de interés, ya que mantiene un especial encanto que capta la atención del espectador. Las interpretaciones, muy dignas aunque no sobresalientes y el final bastante predecible. Lo dicho, una película entrañable y resultona.