El halcón y la presa
Sinopsis de la película
Un sheriff abandona su puesto para perseguir a un joven mexicano acusado de violar a una pequeña de doce años. Es un joven rápido con el cuchillo, y difícil de capturar, por lo que su persecución es larga y complicada.
Detalles de la película
- Titulo Original: La resa dei conti (The Big Gundown)
- Año: 1966
- Duración: 105
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Opinión de la crítica
Película
6.7
72 valoraciones en total
La mejor cinta de su director, Sergio Sollima y una de las mejores del subgénero del western italiano, y que se ha ido valorando con el tiempo.
Desarrolla una trama bien urdida, con un trasfondo de crítica sociopolítica (acorde a la orientación ideológica de su director), lo cual, a mi juicio, le da un sello y una atracción indiscutible como cine, no sólo de entretención, sino de compromiso y crítica social. Es uno de los méritos de Sollima.
Los personajes centrales, y algunos secundarios, están muy bien perfilados, sobresaliendo un notable Lee Van Cleef, quien claramente logra uno de los mejores roles de su trayectoria, sino el mejor. Después de ser presentado en una excelente escena inicial, muy a lo Sergio Leone , Van Cleef inunda la pantalla, en una carismática y sólida representación de un caza-recompensas no sólo veloz y certero con el revólver, sino con un interesante soporte ético-moral que caracteriza a su personaje. En su interpretación, Van Cleef logra un sello inconfundible, bastante realista, y se muestra superior a otros íconos del género, como Clint Eastwood, quien, en general, se repite a sí mismo.
Por su parte, Tomás Milian, logra una magistral caracterización de un mexicano marginal, muy astuto, que sobrevive huyendo, de una particular humanidad y una cierta inmadurez, y extraordinariamente hábil con el cuchillo, cualidad que le permite sobrevivir aún sin saber manejar un revólver. Discrepo de aquellos críticos que señalan que el actor cubano está sobreactuado o demasiado histriónico. No lo creo para nada así, pues el personaje que representa está configurado de esa manera y Milian logra dar con la factura que el rol requería. Los demás intérpretes también logran construir lo que se necesitaba, con un destacado Walter Barnes, un convincente Fernando Sancho y una sensual Nieves Navarro, conformando una buena galería de personajes a la altura del interesante guión.
Y cómo no, vemos muy buenas escenas de acción, típicas de este tipo de cine, rematando con un doble duelo de antología. Este duelo final a dos bandas contribuye decisivamente a elevar la calificación de la película. Uno de los mejores enfrentamientos de los muchos westerns que he visto o me he informado. Claramente a la misma altura de los duelos de la trilogía de Leone, ni un centímetro más abajo.
La película está beneficiada también con la estupenda música del maestro Ennio Morricone, quien logra una acertadísima y original banda sonora, llena de matices, variada, muy bien concebida y absolutamente de acuerdo con la historia y con el nombre de la cinta. Es un gran punto a favor. Por algo esta música ha sido reiterada en películas muy posteriores, también en comerciales, etc. Como dato curioso, uno de sus compases aparece hasta en la última película de Bob Esponja.
No me voy a referir a ciertos baches de montaje y escenas algo apresuradas que tal vez debieron acortarse, porque considero que eso en nada afecta el resultado global de la película, lo que transmite y proyecta.
En resumen, un estupendo western italiano, entre los tres o cuatro mejores del subgénero sin discusión, vale totalmente la pena volver a verla.
Dirigido por Sergio Sollima y protagonizado por Lee Van Cleef (que en el western USA no pasó de ser prácticamente un figurante, mientras que en el desierto de Almería su figura aumentó varios enteros, encontrando un lugar donde terminó su carrera idolatrado como uno de los grandes del género). En él, Lee van Cleef interpreta a Jonathan Corbett, un cazador de recompensas tentado por los caciques de un pueblo para hacer carrera política, aunque antes, debe cazara a un último forajido: Cuchillo Sánchez (Tomás Milian). Sin embargo, pese a la habilidad de Corbett, el instinto de supervivencia de Cuchillo será muy acentuado, protagonizando una larguísima y accidentada persecución.
Sollima cocina y condimenta los ingredientes habituales del spaguetti-western: un protagonista tan experto en el su oficio como parco en palabras, un gusto por mostrarnos escenas violentas, unos paisajes sucios , lo mismo que sus personajes, (no sólo físicamente sino también moralmente), algo de humor y ciertas dosis de carga sexual más que de romaticismo. A esto habría que añadir la introducción de cierta crítica social en lo referente al comportamiento de los poderosos sobre las clases más humildes (por no decir míseras).
Por lo demás el principal aliciente del film es seguir la persecución despiadada de Corbett (con un Lee Van Cleef repitiendo la caracterización del mismo tipo de personaje que interpretó con tanto acierto como repetición) tras los pasos de Cuchillo (excelente un Tomás Milian que nos ofrece la composición de un bandido simpático a semejanza del que creó Eli Wallach pero evitando los parecidos), en los que se mezclan secuencias divertidas con otras un tanto absurdas y alguna que roza el más puro surrealismo.
Con todo, los seguidores de este tipo de films tendrán su dosis de tiroteos, duelos, puyas y banda sonora made in Morricone , con una historia que, con algunas variantes, no se puede decir que sea excesivamente original, y cuyo principal aliciente lo pone el personaje de Cuchillo, mucho más dinámico y divertido que el hierático Corbett, el cual acaba casi en un segundo plano ante la arrolladora personalidad del primero y convirtiéndose de largo en lo más interesante del film.
Como buen eurowestern, El halcón y la presa es un film deliciosamente imperfecto. Sobre todo por lo que al montaje y guión respecta. Basta con recordar, por ejemplo, la chapucera secuencia en la que Cuchillo se ve forzado a torear para ganarse el sustento o aquella tan incongruente en la que nuestro escurridizo amigo se cepilla a su despótica y ninfómana señora para ser sometido, a continuación, a una tanda de latigazos tan severa como total y absolutamente surrealista.
Aún así, la peli del debutante Sollima constituye -a mi juicio- un más que digno SW. Superior, por descontado, a la mayoría de eurowesterns no firmados por Leone. Y eso significa que, a pesar de los pesares, Sollima demuestra haber tomado buena nota de todos y cada uno de los preceptos establecidos por el autor de la trilogía del dólar. Me estoy refiriendo, como no, a aspectos tales como la violencia, la ambigüedad moral, la estética feísta, el soporte musical, las frases lapidarias y cierto tono paródico del todo necesario. Amén, claro está, de ese hábil manejo de la cámara con el que sentó cátedra Leone y que, en esta peli, Sollima evidencia haber asimilado con encomiable destreza.
Pero si algo me atrae, me fascina y me encandila de éste y de cualquier SW como Dios manda es la chulería, el estoicismo y la capacidad de sufrimiento de sus protas. Ya se llamen Harmónica, Rubio, Django o Keoma. Quizás por ello, desde hoy mismo, Jonathan Corbett ocupa un puesto de honor en mi particular galería de iconos del spaghetti. Bienvenido.
A pesar de contar con bastantes seguidores El halcón y la presa es aún una película de cierto aprendizaje tanto por parte del director Sergio Sollima como del guionista Sergio Donati que ya demuestran ambos apuntar maneras que confirmarían plenamente más adelante sobre todo el segundo.
La película es demasiado previsible y eso que utiliza el guión y el montaje para engañar al espectador cuestión que no perdono casi nunca y que me resulta de poca credibilidad.
Aún así este western hispano-italiano cuenta con elementos suficientes de interés como la presencia de muchos componentes de lo mejor del subgénero y es bastante apreciable para pasar un rato muy entretenido con buenos duelos como el último entre un desaprovechado Lee Van Cleef y el barón austríaco. La historia también incorpora elementos sociales ya que la mayor parte de los que se dedicaban a realizar este tipo de películas en Italia eran miembros del partido comunista o tenían ideas izquierdistas por lo que la crítica a las clases pudientes y el sistema de partidos está presente aunque de manera muy rudimentaria.
El personaje de Cuchillo interpretado por Tomas Milian, que en este caso no termina de cuajar, gozaría de gran éxito y volvería a tener una segunda parte titulada Corre Cuchillo, corre dirigida por el propio Sollima que no alcanzaría el nivel de esta ni su éxito. Ya digo que de las películas de Sollima a mi juicio la mejor es la titulada Cara a cara con Gian Maria Volonté y el propio Milian, donde sí consigue hacer un retrato psicológico de personajes y sociológico del país más que acertado.
La música de Ennio Morricone aunque no es de las mejores por lo menos deja un buen sabor de boca, pero se aleja de las bandas sonoras que suele ofrecer en los western, incorporando incluso música clásica.
En definitiva una película menor aunque visionable que como otras muchas se la debemos a un productor como Alberto Grimaldi, injustamente olvidado y que hizo posible que gente como Leone, Sollima, Corbucci rodaran sus westerns pero también que los Pasolini, Pontecorvo, Fellini o Bertolucci nos presentaran sus dramas. Una parte importante de la historia del cine italiano se la debemos al señor Grimaldi.
De los tres spaghetti-western que el realizador italiano Sergio Sollima filmó, -y que dos de los mismos forman un díptico sobre el mismo personaje (Cuchillo)- el que aquí se da cita y que lleva por nombre El halcón y la presa (una coproducción hispano italiana rodada en el mítico desierto de Tabernas, en Almería) es el primero de todos. El resultado de todo su conjunto, a pesar de sus leves pero notables deficiencias técnicas latentes mayoritariamente en el montaje de las escenas, es muy grato, dando lugar a una gran película de aventuras en el viejo oeste protagonizadas por algunos de los rostros que mejor sabor de boca dejaron en el género.
El argumento de esta película se posa sobre los hombros del imponente Jonathan Corbett (Lee Van Cleef), un caza-recompensas que para culminar sus aspiraciones políticas al Senado tendrá que subirse a lomos de un caballo y capturar a un forajido mexicano apodado Cuchillo (Tomás Milián) al que se le acusa de haber violado y asesinado a una joven de 12 años. Al servicio de lo aristocrático de una familia de buena posición encabezada por Brockston (Walter Barnes), un magnate que pretende cerrar poderosos contratos ferroviarios, Corbett se adentrará por el desierto texano como un improvisado ayudante del Sheriff para dar caza al escurridizo delincuente, que le pondrá las cosas muy difíciles debido a la inmensa picardía que éste presenta, envuelta dentro de una personalidad burlesca, divertida y casi infantil.
< < < Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio > > >