Desafío en la ciudad muerta
Sinopsis de la película
El sheriff Jack Wade (Robert Taylor) salva de la horca a Clint Hollister (Richard Widmarck), un viejo compañero de fechorías. A pesar de ello, su antigua banda, con Clint a la cabeza, no le perdona que huyera con el botín del último golpe y decide enfrentarse a él para recuperarlo.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Law and Jake Wade
- Año: 1958
- Duración: 84
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Opinión de la crítica
Película
6.7
49 valoraciones en total
Después de darle un papel como protagonista Sturges a Widmark en El sexto fugitivo , esta vez el personaje principal sería Robert Taylor, quizás porque es más guapo, mas galán… claro que el personaje de Widmark esta bien trabajado, al estilo Kirk Douglas (los que la han visto me entenderán).
La película empieza a enganchar cuando emprenden el camino hacia el poblado desértico, el enfrentamiento con los indios, y la relación entre dichos protagonistas, no deja de ser un típico western , por cierto, el argumento es muy parecido a la que dirigió William A. Wellman en 1948 Cielo amarillo con Gregory Peck y también Richard Widmark de secundario, claro que aquella está más lograda.
Es solamente entretenida, y si tuviera que añadir otro aliciente sería el guión, bastante decente, lo dicho, si quieres pasar un buen rato sin esperar demasiado esta es perfecta para eso.
John Sturges sigue estando muerto para los ínclitos de Fa. Pero Desafío en la ciudad muerta no está muerta. Está viva gracias a Robert taylor, Richard Wismark y Patricia Owens. Y al gran talento visual de el mejor Sturges. Digo mejor porque es mejor que Preston. Ya saben el otro Sturges. Preston Sturges. En Desafío en la ciudad muerta hay robo de bancos, secuestros y secuestrados. Secuestrado debe estar el que no le guste Desafío de la ciudad muerta. Y no creo haber visto unos indios tan geniales. John Ford los podría haber cogido para La diligencia.
Jake (Taylor) rescata a Clint (Widmarck) de la prisión para saldar una vieja cuenta pendiente. Jake se ha reformado dejando atrás sus tiempos de forajido junto a Clint, mas aún permanece un recuerdo de su antigua vida: un botín de 20.000 dólares enterrado en la arena…
Western desnudo en lo físico ( paisajes descarnados, iluminados con luz crepuscular ) y en lo argumental (prescinde de todo elemento accesorio para centrarse en la esquemática línea argumental principal ), Desafío en la ciudad muerta es capaz de singularizarse superando su arquetípico motivo argumental gracias a la tensión emocional presente en cada gesto de sus personajes, a la intensidad dramática desplegada en su cambiante paisajística y a la magnífica planificación que de sus escenas hace Sturges.
Desafío en la ciudad muerta posee un suave tono melancólico desde su escena de apertura (música de emotivo melodismo similar a la compuesta por Victor Young para Raíces profundas que expresa la imposibilidad de recuperar, por diversos motivos, la amistad traicionada ) y muestra a los viajes como sinónimo de retroceso temporal (cada vez que Jake realiza un viaje es para adentrarse de nuevo en la vieja vida que quiere olvidar: el inicial para volver a por Clint, y el posterior para volver a la ciudad muerta que representa el pasado que se debe zanjar).
Contenidamente emotiva, precisa, bellísima a causa de lo anteriormente descrito, Desafío en la ciudad muerta es en mi opinión la obra más equilibrada y diáfana de su autor.
Rudimentario y sólido western que compone Sturges apoyándose en un buen guión y la excelente aportación de Widmarck. Sturges fue un narrador virtusoso de este género y que a pesar de los lastres que acarrean algunas cintas de su filmografía, siempre consiguió dar con ese toque especial y talentoso que anima y llena de espectación cada una de sus producciones. Desafío en la Ciudad Muerta es uno de estos casos.
Jake Wade (Taylor) y Clint Hollister (Widmarck) son dos antiguos compañeros. Coincidieron en la Guerra Civil en el bando confederado y más tarde compartieron fechorías (asaltos a bancos, a diligencias) en el seno de una banda de forajidos. Ahora se reencuetran para saldar viejas deudas: Wade es Marshall pero antes de que abandonara al grupo de bandidos dirigidos por Clint, escondió un botín el cual éste quiere recuperar ajustando de camino las cuentas a su viejo amigo. Para esto hace prisionero a Wade emprendiendo un camino entre las Rocosas hacia el lugar donde está enterrado el dinero y la antigua vida como pistolero de Wade. A este escenario se unirán la prometida del Marshall y los miembros de la banda de Clint, acompañando lo que es el foco central de la cinta: el anunciado desde el principio duelo a muerte entre Clint y Wade. Desde este punto de partida Sturges desarrolla dos personajes tremendamente diferentes.
Sin embargo este desarrollo está desequilibrado y he aquí el lastre de la película. Sturges siempre se manejó mejor en el análisis de personajes de moral intachable donde consiguió momentos excelentes en su filmografía: Kirk Douglas como Matt Morgan en Last Train from Gun Hill , por ejemplo. Era un personaje que focalizaba la atención del espectador y de la cámara del director. En este terreno Sturges se mueve fantásticamente y consigue una comunión total con el público. Aquí sin embargo la cosa cambia. Widmarck se encuentra con un papel a su medida, de criminal, con muchísimo más poso y versatilidad que el de Taylor, que simplemente se limita a cumplir con su papel limitándose a crear una atmósfera hostil entre los forajidos pero nunca haciendo participe al espectador de ello. Mientras Widmarck va subiendo como la espuma con su comportamiento, formas y alguna que otra frase célebre de las que no se olvidan.
Termina el film sin ninguna sorpresa con la aparición de unos comanches beligerantes y con la llegada a un pueblo abandondado en una planicie de la gran cordillera. Allí Sturges atará algún cabo suelto del guión y se gustará para finiquitar la historia en un paraje tan especatacular como fantasmagórico. Finalizar haciendo mención a otros dos aspectos brillantes. La genial fotografía del maestro Robert Surtees, que hace de las Rocosas un cuadro portentoso al que incluso Cint dedica unas palabras de admiración, y otra la presencia en la banda como pistolero de gatillo rápido del carismático Henry Silva cuya aportación siempre me resulta gratificadora…y como lo es sin duda este western. No se lo pierdan.
Richard Widmark era capaz de hacer de bueno y de malo con la misma eficacia. En este western de la época dorada, con las Montañas Rocosas como telón de fondo, llevaba todo el peso de la película con su papel de forajido socarrón que parecía tener todo controlado. Clint Hollister, a pesar de sus comentarios jocosos, mostraba un gran resentimiento por la traición de Jake, quizá porque había sido el único amigo que había tenido. Hubo un tiempo en que no podía dejarte atrás decía. También revelaba su carácter misógino al considerar a la novia de Jake como una pierna rota que le impediría huir. El guion, ajustado en menos de hora y media, propiciaba algunos momentos inolvidables (spoiler), pero quizá más metraje habría posibilitado desarrollar más los personajes y estaríamos hablando de un western aún mejor.