La tierra de los muertos vivientes
Sinopsis de la película
En el mundo actual, los muertos vivientes ocupan una tierra desértica mientras intentan llevar una vida normal a las afueras de una ciudad fortificada. En el interior, un puñado de oportunistas sin escrúpulos ha construido una nueva sociedad a la que contemplan desde la altura de un rascacielos. Abajo, en las calles, la gente intenta sobrevivir. Fuera, el ejército de los muertos se acerca. Dentro, reina la anarquía. La supervivencia de la ciudad depende de un grupo de mercenarios contratados para defender a los vivos.
Detalles de la película
- Titulo Original: George A. Romeros Land of the Dead
- Año: 2005
- Duración: 93
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Opinión de la crítica
Película
5.6
42 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Alan Van Sprang
- Asia Argento
- Boyd Banks
- Bruce McFee
- Dennis Hopper
- Earl Pastko
- Edgar Wright
- Eugene Clark
- Greg Nicotero
- Jasmin Geljo
- Jennifer Baxter
- Joanne Boland
- John Leguizamo
- Jonathan Walker
- Jonathan Whittaker
- Krista Bridges
- Lara Amersey
- Maxwell McCabe-Lokos
- Pedro Miguel Arce
- Peter Outerbridge
- Phil Fondacaro
- Robert Joy
- Sasha Roiz
- Shawn Roberts
- Simon Baker
- Simon Pegg
- Tom Savini
- Tony Munch
- Tony Nappo
Escribe Antonio Weinrichter que Romero es el autor que mejor explota el mito que él mismo ha creado, los zombis. Y tiene razón. No nos vamos a engañar: su mano se muestra más dubitativa tras la cámara que la de otros bisoños seguidores (Zach Snyder) y su última creación no presenta el poderío narrativo, la imaginación y la fuerza arrolladora de Amanecer de los muertos, pero por el contrario nos pone en bandeja un discurso pesimista que va más allá del ñam-ñam de los muertos y que supone el lógico y conveniente desarrollo al resto de títulos de la saga. De hecho, en el último (El día de los muertos, con toda seguridad el que hacía más hincapié en el aspecto sociológico y humanista de la historia) aparecía un zombie encadenado al que los vivos intentaban educar, dominar y someter.
En esta nueva entrega todo ha avanzado: los zombis persisten y son mayoría, pero están expulsados de las fronteras que los separan de los seres humanos, o si están dentro del sistema sólo es para cumplir una vergonzosa función social: divertir a la gente de a pie, ofrecer su cuerpo al pan y circo del día día, volver al divertimento romano y servir como esclavos a los señores bajo cuyo yugo (no) viven. Pero aquí viene la novedad: bajo ese misma sociedad utópica creada al margen de los infectados se ha erigido otra, la de los pordioseros y demás gente de baja estofa que malviven a los pies de los ricos pero sin temer al peligro de los muertos (que serían a su vez los de extrema pobreza). Es aquí donde queda patente el fascismo de las nuevas sociedades (¿la nuestra?), en la que los de arriba limpian la escoria sin mancharse las manos, mientras los basureros humanos no reciben nada por hacer el trabajo difícil y salvarles el culo.
Lo dicho, cine combativo y con mensaje sin salir de la serie B… y con sus buenas dosis de sangre y casquería, que para eso hablamos de Romero. Un buen plato de carne poco hecha para amantes de las parábolas políticas, el cine post-apocalíptico y el gore con cerebro.
Lo mejor: reencontrarse con un Romero reivindicativo y en plena forma.
Lo peor: el ritmo se resiente de vez en cuando.
George A. Romero, está considerado como el padre del género zombie, por mucho que sea un tema que ya apareciera de otras formas el películas más antiguas que La noche de los muertos vivientes, film de inevitable nombramiento cuando se habla de este director. Si este hombre logró zafarse un poquito de la etiqueta del género con alguna película como La mitad oscura o alguna otra cuyo título ni recuerdo, siempre se esperado de él que recayera en el género y qué mejor momento que el actual en el que otros films como la genial Amanecer de los muertos o 28 días después que pusieron el tema otra vez de moda. Así que George, regresa a lo que se entiende como su terreno, la gran diferencia con respecto a los nuevos zombies de Snyder y Boyle estriba en la concepción que de ellos tiene, mientras que los otros son ágiles, rápidos y más agresivos, Romero mantiene el mismo esquema de siempre, es decir más lentos y torpes, aunque les aplica alguna nueva dimensión como la capacidad de aprendizaje y la sumisión a un líder que los dirige. La intención no parece otra que la de repetir la misma fórmula, actualizándola con un look más visual y atractivo y mejorando los efectos de sus anteriores trabajos, aunque hay que tener en cuenta que Romero no es de los que malgastan el dinero con grandes presupuestos, algo que juega en su favor, así como el reparto que aplica entereza a sus personajes, dándoles la solidez necesaria para un film como este. Mi conclusión es que Romero demuestra estar atascado por sus principios y por ello no aporta nada significativo, quedando muy por debajo del film (remake) de Snyder y algo por debajo del resultado de 28 días después. Una película que sin estar mal tampoco podrá presumir de ser un nuevo icono del género por mucho que Romero esté detrás.
Aunque los zombies ya habían sido objeto de varias producciones enfocadas más al ritual que a un efecto apocalíptico, fue Romero quién con La noche de los muertos vivientes creo al zombie tal y como le conocemos actualmente. Inspirada en Soy Leyenda de Richard Matheson y en películas como Plan 9 from outer space e Invisible Invanders, Romero realizó una obra de culto imprescindible para cualquier amante del cine de terror que todavía perdura. Aunque el género ha sido carne de la serie b o la parodia, sigue resistiéndose al paso del tiempo gracias al videoclip (Thriller de Michael Jackson) o a los videojuegos (Resident Evil). Últimamente no ha sido raro encontrar en una sala comercial películas como 28 días después, el remake de El amanecer de los muertos, Zombies Party o las dos entregas del conocido videojuego. Gracias a esto Romero ha podido retomar la saga que dejó aparcada con El día de los muertos.
Exceptuando su opera prima, las películas de zombies de Romero habían quedado bastante obsoletas aunque se podían seguir visionando por los mensajes sociales y políticos que se ocultan tras la trama y la carne humana desgarrada a bocados.
En esta nueva entrega vuelve a retomar la invasión zombie donde la dejó: los podridos y los pocos humanos que quedan conviven en el fin del mundo. Mientras los primeros viven en armonía y tranquilidad, los segundos han formado en una ciudad-fortaleza una nueva sociedad que casualmente sigue pecando de todos los errores y defectos del ser humano.
Romero no ha necesitado hacer que los zombies corran como en el remake de El amanecer de los muertos para hacerlos más terroríficos, simplemente les ha dotado inteligencia y más mala hostia.
El filme es violento, tiene suspense, sustos, acción y suficiente carne fresca y mutilada para contentar a los aficionados del cine gore y de terror. También es inteligente: lanza dardos envenenados sobre la situación social y política que atraviesa Estados Unidos y los países capitalistas. Nuevamente Romero se erige como el dueño y señor de un estilo que inventó. Tan sólo los zombies de la genial y delirante Braindead le pueden hacer sombra.
La película tal vez peca de oportunismo, aporta poco o nada al género (salvo ciertas muertes y desmembramientos muy dignos) y será sólo recordada por sus fans o los aficionados a este tipo de cine.
De todos modos siempre es interesante ver una película de Romero y si lo hace bien y demuestra que está en forma dos veces bueno.
Debo reconocer que no resulta fácil insistir una y otra vez en una misma fórmula sin repetirse o parecer cansino. Máxime cuando el que firma esta peli (Romero) se ha visto obligado durante toda su carrera a trasegar, inexorablemente, con bajos presupuestos y guiones tan simplones que cabrían sin demasiadas dificultades en una servilleta de papel.
Aún así, debo reconocer también que empiezo a estar bastante harto de susodicha fórmula. Por mucho mensaje de fondo que incluya entre toneladas de sangre, vísceras y látex. Porque sí, no voy a negar que Romero ha sabido extraerle el jugo a su propuesta zombie hasta la última gota. Y tampoco negaré que nadie como él ha sabido mostrar las insólitas reacciones de determinados grupos humanos ante una amenaza tan terrorífica. Pero esto ya no da más de sí, señores. El subgénero zombie, a mi juicio, agoniza. Irremediablemente. Y aunque otras han sucedido ya a La tierra de los muertos vivientes permitidme reincidir en mi teoría: las pelis de muertos vivientes están -como su propio nombre indica- muertas. O si no, moribundas. Exangües. En peligro de extinción. Condenadas, cuanto menos, a sobrevivir infamemente en los sumideros del cine más friki, corrompido y putrefacto.
Seis meritorias estrellitas y un sincero hasta siempre, pues, para un subgénero que me ha proporcionado horas y horas de morboso y escalofriante deleite filosófico-existencial y al cual siempre estaré eternamente agradecido. Me quedo, en esta ocasión, con la última secuencia de la peli. Aquella en la que el prota, tras impedir que un miembro de su equipo dispare al grupo de zombies que huyen, pronuncia una especie de revelador epitafio: No, déjalos. Sólo buscan un lugar a donde ir. Como nosotros. Descansa en paz, subgénero zombie. Descansa en paz.
Romero se ganó su fama a pulso, vale, pero eso no significa que, una vez ganada la fama, puedas decepcionar a tu público con cosas como La tierra de los muertos vivientes que, por hábil que intente ser, sólo se queda en un pastiché de tópicos mil veces pisoteados y totalmente Hollywoodienses, cosa que no permite al realizador desarrollar las personalidades de sus personajes y, así, dar alguna base sobre la que apoyar sus intereses cinematográficos.
Romero pasa de ello, y les da unos roles tan vulgares como estereotipados: El prota bueno y honesto, el malo codicioso y malvado, el compañero del bueno un crack, el ex-compañero del bueno un traidor, la chica una tía buena, etc, etc… vamos, que en cuanto a planteamiento de personajes, no puede ser más ínfima y pueril.
Lo que es el argumento.. tampoco aporta gran cosa, amen de que los tan mencionados muertos vivientes aquí tampoco poseen un gran papel: Vale que se carguen a alguno de los protas, y propicien ese asedio tan visto y revisto, pero más allá no dan para más, básicamente porque la trama lo único que busca es apoyarse en esa triple relación y sus consecuencias, es decir, siendo puro espectáculo y comercialización de un producto que tan bien funcionaba con sus otras bases, pero ya se sabe, cuando los proyectos no se hacen cómodamente… salen cosas así.
Hablar sobre la acción y sobre la (casi) inexistente casquería podría producirme sarpullidos, a la par que darme más motivos para seguir arremetiendo contra esos que, llegado un punto en su carrera, se tornan mediocres, pero no porque lo sean, no… sino porque así lo manda el star system. En fin, ver para creer.