Chato, el apache
Sinopsis de la película
Chato (Charles Bronson) es un apache mestizo que vive entre dos culturas: por un lado, siente un cierto sentimiento de fidelidad a su tribu, pero, por otro, experimenta una poderosa atracción hacia el mundo de los blancos. Después de matar a un malvado sheriff en defensa propia, se ve obligado a huir perseguido por una partida encabezada por el sanguinario Quincey Whitmore (Jack Palance), un antiguo soldado confederado que ansía ahorcarlo. Son trece hombres contra uno, pero Chato sabe cómo conducirlos hasta territorio Apache, donde la salvaje y cruel naturaleza estará de su parte.
Detalles de la película
- Titulo Original: Chatos Land aka
- Año: 1972
- Duración: 100
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Opinión de la crítica
5.6
47 valoraciones en total
Primer encuentro de los varios que mantendrán a posteriori Winner y Bronson. Y ya en esta primera ocasión se aprecia en qué desembocará su andadura en común: En la trilogía de películas del Justiciero de la ciudad.
El guión es simple, mestizo que mata en defensa propia a sheriff de pueblucho y un grupo de vengadores que van tras él. Destacar la interpretación de viejo soldado de Jack Palance, los demás discretitos, incluido el propio Bronson.
Película que no pasará a la historia pero que indudablemente es entretenida. Si se tiene la ocasión, vale la pena verse.
Aunque eran seminómadas, habitaban principalmente un territorio entre los ríos Bravo y Brazos en Texas. Vivían en grupos familiares (los chiricahuas, los mescaleros, los kiowa, y otros) donde regía una suerte de matriarcado, eran agricultores, pescadores, cazadores y comerciantes. Se llamaban a sí mismos los Indé (la Gente), pero, cuando los colonizadores llegaron para invadir sus tierras, comenzaron a llamarlos Apaches (del zuñi: Apachu-Enemigos) y así se les conoce desde entonces por los hombres blancos. Cuando se trataba de defender su territorio y sus familias, los Indé eran fuertes guerreros y respetados estrategas… y contra los colonizadores tuvieron que sostener largos enfrentamientos… hasta que, al fin, fueron vencidos por el ejército estadounidense en el año 1886, y bajo confinamiento militar, se les deportó hacia Florida y Alabama… pero ya su poderosa comunidad y sus grandes líderes, Shi-Kha-She (Cochise) y Goyaalé (Gerónimo), habían hecho historia.
<>, nos cuenta la valiente lucha de un mestizo que se siente tan atraído por la vida de la tribu como por la actividad citadina… y, encontrándose en una cantina en cierta ocasión, es insultado, humillado y amenazado, pero, su rapidez con las armas lo lleva a ser él quien elimine al comisario que intentaba matarlo. Se desata entonces una persecución contra él, comandada por el confederado, capitán Quincey Whitmore, quien recluta a una docena de hombres que tienen en común un marcado odio contra los apaches.
Lo que se avendrá, desde entonces, pareciera una simple venganza, pero, lo que resulta bien interesante, es la manera como, paso a paso, se van definiendo entre aquellos justicieros las grandes virtudes del fugitivo y las atroces inclinaciones que a ellos los anima. Los caminos parecen invertirse, la moral pareciera espantada por completo y comienza uno a hacerse algunas preguntas de este tino: ¿Quiénes son los verdaderos salvajes? ¿De qué lado se está haciendo justicia? ¿Qué es esa cosa llamada gente civilizada?…
Cada detalle está muy bien calculado, y el director Michael Winner, quien de nuevo se sirviera de otro certero guion de Gerald Wilson, tiene la habilidad para definir muy bien a sus personajes sin caer en las trampas de la acción por la acción, y más bien dando espacio para desnudar sus almas y permitirles una que otra valiosa reflexión. La transformación que se va dando en ellos es muy significativa y también los detalles que vamos captando en Pardon Chato (su táctica de llevar a sus perseguidores hasta el territorio que él domina… su claro interés en agotarlos para que regresen… su entereza al no atacar jamás a un hombre herido…), poco a poco consolidan un filme que merece mayor reconocimiento del que hasta la fecha ha tenido.
El reparto fue muy bien seleccionado e incluye nombres tan calificados como Charles Bronson (Chato), Jack Palance (cap. Whitmore), Simon Oakland (Jubal), Ralph Waite (Elias Hooker) y Victor French como Martin Hall.
Título para Latinoamérica: <>
No creo que el director guardase especiales pretensiones para esta obra, ni que esperase de ella su trascendencia en el tiempo o, siquiera, que soportase demasiado bien su paso. El caso es que hoy solo ha quedado como un curioso documento que retrata cierto cine puramente setentero. A veces con toda la apariencia de Spaghetti -Western y otras no tanto, debido a la cantidad de actores que nos son fácilmente reconocibles por los telefilmes norteamericanos de entonces, o también por los secundarios, que son casi como de la familia, y quizás por eso no son asociables, en principio, a películas rodadas en Europa.
Me pareció que tiene un aroma, aspecto y ambiente que preludia la llegada de la conocida serie Kung Fu , algo posterior, además de que ambas comparten una raíz similar: malos provocan a hombre pacífico y este se ve empujado a utilizar su fuerza oculta .
Da la impresión de que Chato está diseñado específicamente para Bronson, para su lucimiento, aprovechando su aspecto, sus recursos y popularidad de entonces, basado mas en el semblante que en los diálogos, casi inexistentes. Y bien, en cuanto a que, aún no estando presente más que en determinados momentos y circunstancias, se le percibe casi de forma constante a lo largo de todo el metraje.
Palance, muy aceptable, buen profesional, acometiendo su labor para llevar a buen puerto un papel que no ofrecía demasiadas posibilidades y que tiene algo de sabor gracias a su acentuada personalidad. Los demás en general, cumplen dignamente con sus roles, aunque su obstáculo es tener que levantar a unos personajes demasiado primarios y maniqueos.
No es rigurosa en cuanto a producción, y la dirección es simplemente ajustada, sin embargo los diálogos están elaborados, hasta cierto punto, por eso se escapa por los pelos de ser una película menor.
Esta película no es una simple peripecia de persecución. Eso es sólo si se ve a desgana y con prejuicios, porque Michael Winner no está considerado uno de los grandes. De hecho, la crítica seria sólo consideraba grandes a los Orson Welles, John Huston, etc., y lo son, pero, poco a poco, esta etiqueta se fue ampliando. Muchos críticos y cinéfilos se fueron dando cuenta de que otros directores que casi siempre hicieron las delicias del público, no sólo eran comerciales sino también verdaderos autores dueños del lenguaje y de los resortes de las emociones, y de cómo contar algo con fuerza y efectividad. Vino el progresivo reconocimiento a los Ford, Hawks, Walsh… luego a los Anthony Mann, Richard Fleischer… Sin duda Donald Siegel también es otro grande, entre otros (no es sitio éste para hacer una lista exhaustiva), y hay otros como, por ejemplo, J. Lee Thompson o Michael Winner, que va siendo hora de que también se les reconozca.
Volviendo a Chato, el apache , la realización y los actores están perfectos. Está presente el tema racial y hay un fino estudio de caracteres. El mestizo Chato vive entre dos culturas. Se ve obligado a matar para defenderse y cuando es perseguido sólo quiere hacerlos desistir de la persecución. No es asesino ni mucho menos cruel. Pero en su justo momento la película tiene un punto de inflexión cuando se hace efectiva la hipocresía y la maldad de los perseguidores, y es sólo entonces cuando realmente busca venganza o justicia que nadie más que él mismo puede efectuar. Guión medido, personajes bien trazados, fusión con los paisajes áridos y perfección en las escenas de acción. Para mí, un excelente western.
Cuando Bronson, el apache, dispara contra el sheriff, uno ya se imagina la persecución que luego se desata.
Lo más noptable es la actuación de Jack Palance, un genio de los gestos y las miradas duras.
Un filme muy entretenido y de final predecible. Muy violenta la escena de la mujer del indio, que no es como parece al principio… toda una mujer.