Caso clínico en la clínica
Sinopsis de la película
Jerome Littlefield trabaja como celador y chico para todo en una prestigiosa clínica privada, pero siempre consigue enredar lo que hace y acabar con los nervios de la enfermera jefe. Ante la llegada de una chica que ha querido suicidarse, Jerome trabaja noche y día para pagar su habitación y lograr que el consejo de administración no la eche.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Disorderly Orderly
- Año: 1964
- Duración: 90
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Opinión de la crítica
Película
6.2
87 valoraciones en total
Este humorista de gran éxito, Jerry Lewis, amigo y compañero de Dean Martin, fue uno de los fenómenos del cine en aquellos años en EEUU.
Dean Martin y sus colegas estaban en la cúspide, sobre todo fueron claves en la industria musical con el Rat Pack y su fama mundial, de hecho Sammy Davis aparece en los títulos de crédito porque interpreta una de las canciones de la película.
Así que Jerry Lewis fue un crack, actor cómico de los mejores sobre todo a la hora de gesticular, pero también experto en moverse al mismo tiempo de forma torpona y exagerada con sus pantalones pitillo y calcetines blancos.
Al estilo de Danny Kaye y luego, por ejemplo, Louis de Funes.
Hubo otros que prefirieron adoptar la forma de total inexpresividad para hacer reír, ejemplo claro fue el genial Peter Sellers.
Caso clínico en la clínica no es una película de absurdas situaciones como después harían gente como Marty Feldman…, más esperpénticas y recargadas, sino que tiene un hilo argumental de fondo muy sentimental y romántico que va en serio, como en serio va la novia del enfermero Jerome.
Jerome, un enfermero que saca de quicio a todo el mundo y que no pudo ser médico porque sufre por simpatía lo que sufren los enfermos que están a su lado. Un beso puede curarle. Final explosivo.
Jerome Littlefield, ha tenido que abandonar la carrera de medicina porque sufre empatía de identificación neurótica, lo que quiere decir que, se sensibiliza tanto con el sufrimiento de los pacientes, que llega a sentir lo que ellos sienten. Mientras está en tratamiento de este problema con el Dr. Davenport, Jerome trabaja como enfermero de la clínica Whitestone, donde recibe el afecto y el apoyo de la también enfermera Julie. Pero, Jerome, ha comenzado a tener otros intereses cuando, por intento de suicidio, ingresa al centro hospitalario Susan Andrews y él descubre que se trata de la bella rubia de la que estuvo enamorado en tiempos de la U.
Frank Tashlin, especialista en comedias, quien dirigía aquí por octava y última vez a Jerry Lewis, cierra con broche de plata esta serie, al conseguir una comedia que además de ser bastante divertida, con gags muy ingeniosos y diálogos muy efectivos, logra un certero cuestionamiento al sistema de la salud, donde el dinero se antepone al sentido humanitario y se asume como principio indeclinable: Sin dinero no hay cama deja sentado el prepotente director del hospital, y esto pone a la paciente Susan a punto de ser botada sin acabar de sanarse… pero, para su fortuna, y con aroma al característico paternalismo chapliniano que tantos adeptos ganó, Lewis vuelve y juega -como lo hacía el cómico inglés-, y al igual que en Yo soy el padre y la madre, pone a su personaje en disposición de sacrificio, asumiendo trabajos de horas extras con tal de obtener el dinero para mantener los servicios de su anhelada chica.
No sé si era por sugerencia de Lewis, quien, como estrella absoluta (todo gira en torno suyo) de seguro proponía cambios o inclusiones a la hora de rodar, pero detalles como el dedo encendido con el que rememora a su ídolo Stan Laurel, al igual que asumir la mirada que caracterizaba al genial partenaire de Oliver Hardy, vuelve y se repiten, al punto que parece hacer ya parte de la personalidad del también clown americano. Son pequeños detalles que, quizás disminuyen un tanto la legitimidad de ésta como de otras de sus películas, pero contribuyen sin duda al éxito comercial que, comúnmente, tuvo este popularísimo comediante.
Un par de bellas chicas que llegan a su corazón, dos damas que le ponen en apuros cada que se las encuentra, y un director que aprieta para motivar la lucha, hacen parte de esta comedia que se luce con la trepidante y alocada persecución final, donde la sociedad de consumo entra en un caos absoluto, como si Lewis presintiera que de esta forma podrá volver la calma a nuestro bello mundo.
Ocasión para ver o re-ver a la alocada Kathleen Freeman y también a Alice Pearce, la fisgona vecina de Samantha en la inolvidable serie de tv Embrujada.
Título para Latinoamérica: EL MATASANOS
Jerome Littlefield es un muchacho que trabaja como enfermero y chico para todo en una clínica privada de las caras y siempre está metiendo la pata, enredando y enervando a la enfermera jefe. En estas, aparece en la clínica una joven que ha intentado suicidarse y Jerome trabaja a destajo para pagar la asistencia médica de la joven y conseguir que administración no la eche.
A mí, aunque de nuevo Lewis me parece excesivo, me hacen gracia los episodios hipocondríacos de esta peli, que son tratados con mucho humor, pues lo que resulta es que el enfermero Jerome no pudo ser médico porque le aparecen las enfermedades que sufren los enfermos que están a su lado, por el denominado síndrome de empatía de identificación neurótica (o hipocondriasis). Además, esta película no es tan recargada de desatinadas circunstancias como ocurriría luego con Marty Feldman y otros, cuyas cintas eran más esperpénticas. Esta tiene un hilo argumental con un fondo sentimental y amoroso ‘serio’, pues la novia de Jerome va muy en serio. Incluso, al modo en que lo dijera Freud cuando habló de la cura por amor, a Jerome un beso puede salvarle.
Como ya he escrito en esta web (https://www.filmaffinity.com/es/user/rating/559502/515280.html), Jerry Lewis me parece por demás aparatoso, con un humor que es más bien físico, de gestos, posturas y expresión corporal, un humor de slapstick, o sea, una comicidad de bufonadas, golpes, payasadas o porrazos sin mayores consecuencias, que hacía reír al respetable, lo cual puede llegar a fatigar. Pero que yo no sea un fan de Lewis no quita para que esta película, de las varias que he visto, me resultara entretenida. La mejor para mí con diferencia es El profesor chiflado de 1963: https://www.filmaffinity.com/es/user/rating/559502/183345.html.
Además, hay que recordar que Lewis fue todo un innovador en diferentes facetas, desarrollando nuevas técnicas ante la cámara, donde perfeccionó el papel de payaso con mayúsculas en comedias que eran muy visuales. También destacó con enorme éxito como director y como escritor. Incluso fue un cineasta muy rentable, para la Paramount mayormente, en más de 50 años, sus películas recaudaron unos 800 millones de dólares, una cifra espectacular para la época. Lewis recibió innumerables premios, pero para no ser extenso, indico estos: la Legión de Honor en Francia (1984), un país que alabó especialmente su trabajo, o, el León de Oro a su carrera de la Mostra de Venecia (1999). Son sólo una pequeña parte de sus logros artísticos y humanitarios (pues era sensible a los desvaforecidos), un ser rendido sin remedio al poder de la risa el cual dijo del humor: Comedia, humor, llámalo como prefieras, es a menudo la diferencia entre la cordura y la locura, la supervivencia y el desastre, incluso la muerte […] Es la válvula de seguridad emocional del ser humano. Si no fuera por el humor, el hombre no sobreviviría emocionalmente.
Concluyendo, Frank Tashlin, comediante nato, dirigió aquí por octava y última vez a Jerry Lewis, cerrando con fortuna esta serie, al conseguir una comedia que no sólo es divertida, sino con gags muy ingeniosos y diálogos muy efectivos.
Comedia para solamente sonreir.
Las torpezas de Jerry Lewis en esta lujosa clínica no son de recibo,
sin imaginación y previsibles, solamente pudieran hacer gracia a un
público muy infantil.
Lewis es generalmente perdonado de sus estropicios, por su bondad
y buena fé, una moralina que está siempre presente en todas sus comedias.
Muy semejante a una comedia anterior y superior, como fue Lio en los
Grandes Almacenes , Frank Tashlin recurre siempre a su comodín Lewis
para realizar las mismas patochadas, pero también a una joven atractiva,
para justificar los destrozos del tonto y enamorado empleado, todo ello siempre
aderezado con los gestos y muecas característicos de este actor,
que solamente consiguen poner de los nervios al más templado espectador.
La actriz Susan Oliver debería figurar en el reparto, al menos en tercera
o cuarta posición, como protagonista principal de esta fallída comedia.
Uno de los referentes más importantes de la comedia como lo fue Jerry Lewis nos ofrece, otra vez, una historia disparatada, hilarante, entretenida y sumamente graciosa en la que un celador de una clínica vivirá mil y una aventuras a cual más ridícula.
Como marca la norma de la casa, Jerry Lewis se abre camino gracias a la absurdez más extrema. Su sola presencia en la pantalla ya es motivo para que se te dibuje una sonrisa en la cara. Todo lo que vemos es una idiotez. Y muchas de esas idioteces ya nos son familiares por sus obras anteriores. Pero resulta ser una idiotez que engancha y que siempre te hace soltar la carcajada. Jerry y Frank Tashlin saben explotar lo que siempre les ha funcionado y a su vez tienen esa capacidad de reinvención para conseguir que el público no aborrezca los gags y payasadas varias pues en ocasiones lo que nos hace reír una vez, no nos lo provoca una segunda, y esto aquí no pasa.
Caso Clínico en la Clínica se sirve de toda su comedia y locura para dejar patente su crítica al sistema de sanidad y a una cierta moralidad de los más poderosos, a la vez que se evidencia un hilo conductor claro que en otras películas quedaba un tanto desaparecido en favor del sketch puro y duro (El Ceniciento o Un Espía en Hollywood).
Muy buena película que supuso la última colaboración entre Jerry Lewis y Frank Tashlin y que resultó ser un trabajo redondo con un final de leyenda.