Bajarse al moro
Sinopsis de la película
Chusa vuelve del moro, de intentar subir hachís de Marruecos. Pero no ha tenido suerte en las aduanas. Sin posibilidad de hacer negocio y sin mercancía, Chusa recurrirá a sus amigos para viajar de nuevo al sur a por más chocolate. Pero las cosas aparentemente sencillas no lo son tanto si dependen de las complicaciones que las relaciones humanas pueden generar, como por ejemplo que una virgen no sirva para ese trabajo…
Detalles de la película
- Titulo Original: Bajarse al moro
- Año: 1988
- Duración: 86
Opciones de descarga disponibles
Si lo deseas puedes descargar una copia la película en formato HD y 4K. Seguidamente te añadimos un listado de opciones de descarga activas:
Opinión de la crítica
Película
6.1
68 valoraciones en total
No se. Cuando esta película se estrenó, yo solo contaba con 10 años, demasiado pequeñajo como para entender por qué se ponían tan contentos los personajes cuando fumaban, porque mi padre también fumaba por aquel entonces, y no se le quedaba esa cara de atontado, no esa felicidad…jejejeje, bendita inocencia. Lo que si creí captar en la cinta, era una larga sucesión de situaciones cómicas, situaciones extravagantes, como la discusión con el anciano que arroja la guitarra por el balcón, la persecución de una preciosa Aitana Sánchez-Gijón por un vehiculo mitad coche, mitad tiburón…situaciones que arrancarían una sonrisa a cualquier hijo de vecino, y que le dan salsa a la vida, a pesar de no ser nada sofisticadas, todo muy mundano y común…hasta que se produce un giro en la historia que, como si de una bofetada se tratase, nos devuelve a la maldita realidad.
La realidad consistente en amigos que se revelan ser de conveniencia, que prefieren conservar un maldito puesto de funcionario a revelar una verdad que los pondría en la calle. En chicas que dicen ser tus amigas, y a las que has cobijado, que finalmente se revelan como usuarias oportunistas de tus principios un tanto libertarios, para finalmente preferir casarse por la iglesia y comprar un pisito en Móstoles, y adoptar las convicciones sociales de las que había huido media película antes.
No se. Tal vez es cosa mía, pero esta cinta deja un poso final de amargura, con un repunte de esperanza (no todos los días va Baltasar a dormir a tu casa), que detrás de mis ojos se transforma en nostalgia. Nostalgia y pena, por todo lo que Chusa da (confianza, cobijo, amistad sea cual sea tu condición) y lo que recibe a cambio: abandono por unas convicciones sociales caducas, que solo llevan a formar parte de la masa.
Definitivamente, una de las mejores películas del cine español (lo cual no es decir mucho, pero en este caso, la calidad está asegurada), y un remedio para el corazón que crea en la amistad, y la anteponga a cualquier posición laboral o estereotipo social.
Ah, por cierto, va acompañada de una banda sonora de verdadero lujo callejero, basada en el disco Blues de la Frontera de Pata Negra…cuando en España se hacia música de verdad…
En bajarse al moro sale…
– Antonio Banderas cuando era actor haciendo de madero.
– Verónica Forqué que está pa que la den un oscar y un vestido nuevo.
– Juan Echanove que está joven y hasta delgado, o casi.
-Mucho humo de tabaco de liar o de la risa, o de las dos maneras.
-La gran Lampreave hablando mucho en el portal o en las escaleras, para no variar.
-Carmelo Gómez, gran actor, no de comedia, pero también sale.
-Raymundo Amador cuando estaba en pata negra y to lo negro de la aitana, que también sale.
-Y un hervidero de gente diferente llamado Madrid.
Si no la han visto, véanla, aunque puede darles un ataque de nostalgia de los ochenta, si ya la han visto, quédense con el recuerdo.
Película de la que guardaba buen recuerdo y ahora al volver a verla he mejorado esa imagen que tenía.
Divertidísima y estupendamente interpretada, destacando a una Verónica Forqué en estado de gracia y un Juan Echanove de lo más convincente, sin olvidar a la siempre sobresaliente secundaria Chus Lampreave que se reserva las mejores perlas de la película.
Tan difícil es que una película mantenga un nivel constante de entretenimiento y sin caer en lo absurdo, Bajarse al moro no se baja del carro de la risa.
Ayer recorrimos un camino distinto al habitual. Ayer bajamos al moro.
Eso supuso alejarnos de las películas trascendentes y centrarnos en la magia de la comedia aparentemente banal. Pero no lo es.
Siempre se ha dicho que la comedia es la mejor forma para hablar de las cosas serias. No sé cuánto hay de interés en Colomo en hablar de las cosas serias. Sí sé que por el camino no paro de reírme, pero el caso es que surgió un debate tan serio como cuál es el camino hacia la felicidad: si hacer tu propio camino o replicar el enseñado por tus padres.
Francamente yo no lo sé. Y quizá tan poco me importa. Lo que sí sé es que esta película es de las que elijas uno u otro, te acerca a ser mucho más feliz. Lo que sí sé es que hace que te mueras de la risa. Que en el encuentro entre el vodevil, el costumbrismo y la crítica social se alcanzan momentos tan desternillantes como las irrupciones de Chus Lampreave, como las ladillas de Juan Echanove o como el cura haciendo apostolado progre.
El caso es que, como en todo el resto de su trayectoria, Colomo capta la esencia de la vida del momento, le pone su descomunal sentido de la ironía y te ofrece las consecuencias de los actos. Y todo sin necesidad de dar discursos, sin necesidad de posicionarse y decirnos cuál es el camino correcto, sin buscar más que poner la cámara y dar ritmo a vidas tan reales que al estirarse, simplemente producen gracia, nueva felicidad.
Si me dan a elegir entre todas las comedias de la historia del cine español: me quedo contigo.
Redonda.
Tuvo Colomo la inteligencia de ser fiel a una enorme obra teatral de José Luis Alonso de Santos, y más aún la supera, por su puesta en escena y su dominio de lo delirante, lo esperpéntico y esa inocente rebeldía que llena la pantalla.
Sólo por ser fiel ya consigue el ritmo (elemento clave en una comedia), consigue el retrato de unos personajes que, en su excepcionalidad, nos los creemos rotundamente. Por ser fiel a la obra del pucelano de Santos, consigue una trama simple pero clásica, con la irrupción del personaje que no pertenece al mundo de los protagonistas y que hará romper ese equilibrio del que gozaban sus vidas. Sólo por ser fiel ya construye una obra grandísima de cine que se podría ver en clave de documental.
Pero es que además la música de los Pata Negra (en la obra de teatro sí que sonaban Los Chunguitos), el sargento de la guardia civil tirando la guitarra a la calle, esa Verónica Forqué que tendrá para siempre un lugar en mi memoria ( Alberto, la porra , …pues diez por delante, y otros diez o veinte por detrás …), ese Banderas y Echanove, ese cura enrollado, ese ático maravilloso (yo quiero uno así), ese yonqui vendiendo cintas de los Judas, los Maiden , ese coche de la policía desguazado en la puerta de la comisaría, esa Chus Lampreave pidiendo Ballantines, Marie Brizard (?), ¡cualquier cosa, en situación cualquier cosa! .
Porque la factura de la película coincide con la esencia del retrato, siempre con los perdedores, porque es tal cual la España de los primeros años de la democracia, el final de la Movida, la ilusión y la decepción en el mismo vagón del tren, por todo esto y muchas cosas más: REDONDA.
(Una sorpresa en el spoiler, para algunos, claro).