Australia
Sinopsis de la película
Año 1939. Lady Sarah Ashley (Nicole Kidman) es una aristócrata inglesa frívola y superficial. Un matrimonio sin amor y sin hijos le ha privado de todo lo que que no sea su cuadra de caballos. Convencida de que su marido le es infiel, Sarah viaja desde Londres hasta Darwin, en Australia, para enfrentarse con él. Su guía, Drover (Hugh Jackman), es un ganadero tan tosco como refinada es Sarah. La profunda antipatía que se profesan se suaviza cuando Sarah se hace cargo de un joven mestizo, huérfano (Brandon Walters) y marginado.
Detalles de la película
- Titulo Original: Australia
- Año: 2008
- Duración: 165
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Opinión de la crítica
Película
5.8
31 valoraciones en total
La verdad es que hacer una crítica sobre esta película es complicado, básicamente porque más que una historia parece un corta-pega de varias historias y realmente llega un punto en que no sabes cual es la trama principal ¿es la historia de amor? ¿la de los indígenas? ¿la de la granja?
En fin, vamos a suponer que la película tiene una historia coherente (que ya es suponer), y pasamos a esa historia en si que es, como digo en el título, increíble.
Increible porque la cara de palo y la sobreactuacion continua de la pareja Kidman-Jackman (y el añadido del malvado/padre de Nullah) te deja dudando entre si está hecho a propósito intentando recrear clichés de esos cómics antiguos donde los buenos son muy buenos y los malos malísimos, si los dos actores no dan para más, si el guión no da para más y los actores hacen lo que pueden o todo a la vez. El caso es que sea por la razón que fuere no te los crees ni un segundo.
Increíble porque la historia intenta ser seria y es de coña. Por momentos intenta ser un gran romance y se queda en una inmensa y ñoña pastelada, por momentos intenta ser reivindicativa con el tema de los aborígenes pero parece una parte forzada que no entraba en el guión y la han añadido a raíz de que pidiera perdón el Primer Ministro australiano (y es una crítica muy light), intenta ser western pero solo lo es (y no muy bueno) unos minutos, intenta tener comedia pero solo tiene algo de gracia al principio, intenta -de forma muy burda- tocarnos la fibra al final y ser lacrimógena y realmente ni se acerca a conseguirlo, mas bien da un poco de vergüenza ajena. Y eso sin contar la parte del bombardeo, que aún no se ni que pinta ni como clasificarla (bueno si, mala).
En fin, parece un refrito de un puñado de buenas películas con muy mal resultado.
¿Que si tiene algo bueno? Por supuesto. La fotografía es preciosa, a veces chirría un poco por la pinta de falso pero bonita. Muchos planos aéreos impresionantes, muy bonito. Claro que con 180 millones de dólares de presupuesto y un director supuestamente famoso por lo visual era algo que daba por hecho.
Sigo en spoiler:
Vamos a ver, la decepción que ha generado Australia nace de erróneos prejuicios nacidos bajo la esperanza de encontrarnos ante un nuevo Titanic , Lo que el viento se llevó o Memorias de África . Debo reconocer que yo mismo caí en tal equivocación, y por eso me resultaron chocantes los primeros 15 minutos del filme, donde la ambición dramática desaparecía para dejar su hueco a un humor casi caricaturesco, ágil y desbordante, que uno no sabía si tomar a chufla. Fue un poco más tarde cuando, habituado al alocado ritmo de la cinta, me di cuenta de que ni la Kidman pretende ser Vivien Leigh o Meyl Streep ni Hugh Jackman Clark Gable, aunque resulte igual de atractivo (el tío no duda en enseñarlos todo su torso a los 10 minutos). Y es que Baz Lhurmanm no busca el Oscar ni ansía componer una obra maestra, sino algo mejor: ofrecernos la irresistible película familiar que llevábamos tiempo esperando.
En un panorama de cine comercial donde los superhéroes, la violencia y las comedias chorras se comen todo el pastel, Lhurman demuestra que aún es posible un filme que encandile a niños, jóvenes, parejitas, padres y ancianos por igual. Australia no es un dramón romántico, ni siquiera un folletín trágico, sino una trepidante cinta de aventuras al estilo cásico (cuando piratas, vaqueros y espadachines hacían soñar desde las pantallas) en la que se combinan acertadamente romance, acción, denuncia (en este caso, a la generación robada de mestizos aborígenes) y bellísimos paisajes naturales (sin olvidar los freuentes efectos especiales) . Un homenaje a las raíces espirituales y culturales de las Antípodas salvajemente entretenido, agradable y espectacular, sí, quizás aparatoso y tópico, pero, ¿qué más da? Yo me lo he pasado en grande y, por otro lado, hay que admitir que el guión, dejando a un lado las inverosimilitudes características de este género, es lo suficientemente inteligente para mantener el ritmo durante las cadi 3 horas de duración y regalarnos alguna frase conmovedora sobre lo que significa amar a un persona y a un país. Sonrisa permenente en un filme que no quieres que se acabe. Vayan a verla con toda la familia ,saldrán encantados.
No sé qué pretende mostrarnos: si una relación amorosa o la lucha sin freno por levantar un rancho. No sé si quiere enseñarnos la cultura aborigen australiana o… la perfección absoluta de un cuerpo masculino
Más bien me inclino por esto último. La historia se basa, sobre todo, en enseñarnos la sonrisa perfecta de Jackman, sus hombros, su estómago, el inicio de su pelvis, en definitiva, un sin fin de planos y poses destinados a soltar babas.
Me confieso… Hola, me llamo nanci_nanci y quería ver una peli moñas.
Eso es lo que me he encontrado pero la calidad ha sido ínfima porque todo lo superficial recogía tanto protagonismo, que no nos ha dejado indagar mucho más allá.
Los problemas que se van presentando en la historia son resueltos de forma rápida, lo que no nos da margen ni a crear suspense ni alteración. La alteración es el estado más importante a la hora de implicarse en una peli moñas, ya que es lo que te hace latir y mover la sangre por dentro.
El personaje del villano tiene tan poco carisma y es tan tonto que los buenos le torean como les viene en gana.
El uso del ordenador y el decorado falseado está tan claro que la convierte en una casi película cutre pero… No todo es malo. Ahí está Nicole. Pero a pesar de su arrojo, fuerza y actuación, la pobrecita no consigue levantar la producción. Pero Nicole, no te preocupes, que era mucho para tí sola y, por lo menos, tu parte ha salido bien librada. Si es que mucho macho te han querido poner al lado pero ni uno sólo de sus pelos del pecho te llegan a la suela del zapato plano que usas.
Pobrecillo, estar tan requetebien hecho (que hasta parece dibujado por lo perfecto) y no tener ni una gota de sangre varonil que despierte pasiones y queme deseos como Dios manda (Gran Arrú).
Los fallos los perdono (que tiene pa aburrir) pero la falta de implicación que produce no.
Al igual que Moulin Rouge, film con el que el que el director australiano Baz Luhrmann se dio a conocer internacionalmente, su nuevo trabajo hace bandera de la hibridación posmoderna, bebiendo a trago tanto del clasicismo más memorable como de las tendencias estéticas y tecnológicas más innovadoras.
No resulta extraño, pues, observar como en esta mastodóntica producción titulada Australia, referentes tan añejos y celebrados como el cómico romanticismo de La Reina de África (los personajes de Kidman y Jackman son en muchos aspectos análogos a los que en su día interpretaron Bogart y Katharine Hepburn en la película de Huston), la épica ganadera del western (Río rojo, sin ir más lejos) y un sentido homenaje a El mago de Oz, se entremezclan con cierta soltura con las imágenes digitalizadas, el humor cafre y el indigenismo de temática aborigen (aquí el referente innegable sería La última ola del también australiano Peter Weir).
Captadas estas heterogéneas influencias, Australia es una película que como historia de romance y aventuras se disfruta hasta bien pasados sus 100 primeros minutos. A partir de aquí, cuando parece que ya está todo dicho, Luhrmann se saca de la manga 1 hora adicional de metraje en la que el notable relato anterior queda enterrado bajo una lacrimógena historia de amor en tiempos de guerra (la II Guerra Mundial, para ser más exactos). Además, esta nueva e innecesaria historia con ínfulas de magnanimidad está aderezada con una forzada voluntad de denuncia (una crítica a la segregación de los nativos australianos) que ya había quedado más que patente desde el principio. Película disfrutable aunque excesiva.
Ja, ja ¡qué película más mala! No le pongo un 1 porque quiero diferenciarla un poco de algunas otras películas aún peores y porque considero que tiene algo valioso: sirve para identificar el mal gusto y la sensibilidad cinematográfica atrofiada de, por ejemplo, algunos críticos de cine profesionales que la comentan aquí mismo en la ficha de Filmaffinity.
Como en otras ocasiones, me ha sorprendido Oti Rodríguez Marchante del ABC (¡Ja, ja, a este despistado ilustrado le gustan todas!). Tampoco le pongo un 1 porque me ha divertido bastante con una de sus más patéticas características: estaba viéndola con mis niños, y cuando parecía que había terminado -y que me libraba de ella- con su clímax musical y melodramático… pues no, continuaba la muy puñetera ¡y así… hasta cinco veces, ja, ja… de modo que nos partíamos de risa esperando asombrados un nuevo final tras otro!… ¡Y seguía, y llegaba otro final , sí, y cada nuevo final tan ñoño, cursi y edulcorado como el anterior! Qué risa…
Es un pastiche de lugares comunes, incluidas esas magias chorras típicas de aborígenes (magias cuyo poder queda demostrado en como les ha lucido el pelo a estos pueblos desgraciados ante el empuje caníbal del imperialismo occidental). Innecesario seguir. Todo un monumento a lo grande (¡qué medios, que paisajes, que encuadres!) a la impostura más ridícula, sí, a ese tipo de impostura que sólo pueden disfrutar niños inocentes, adolescentes limitaditos, o miembros destacados del Despistadismo Ilustrado…