Álvarez Kelly
Sinopsis de la película
Alvarez Kelly es un ganadero mexicano que aprovecha la Guerra de Secesión (1861-1865) para ganar dinero. Es contratado por el ejército de la Unión para transportar 2.000 cabezas de ganado desde México a Virginia, pero, en el camino, el rebaño de Kelly es interceptado por un coronel confederado que quiere apoderarse de las reses para alimentar a sus hambrientas tropas.
Detalles de la película
- Titulo Original: Alvarez Kelly
- Año: 1966
- Duración: 116
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Opinión de la crítica
Película
6.4
25 valoraciones en total
Esperaba mucho menos de ella cuando empecé a verla y creo que lo hice solo por ver a dos de los grandes de los años 60/70, Holden y Widmark. A aquellos actores se les imputan muchas debilidades pero quienes ya peinamos canas ¡cuanto les echamos de menos!
Yo no alcanzo a ver las intencionalidades políticas de Dmytryk, que perteneció al partido comunista mediados los 40, en esta cinta de 1966, aunque es verdad que no vemos tantos western en que se trate mejor a los confederados que a los unionistas, como en este caso. A mi me parece que se filma una bonita operación militar en la que ambos bandos necesitan de una manada de vacas para su subsistencia (ya en el penúltimo año de la guerra). Y Dmytryk lo hace bien con una introducción interesante e inteligente dibujando con cuidado los perfiles socio psicológicos de los principales personajes. Y como director hay que aplaudirle la ultima escaramuza militar al cruzar el río con 2.500 reses, de una espectacularidad notable.
Widmark contaba ya con 52 años cuando hizo este papel e iba sobrado. Y Holden con casi 50, estaba en uno de sus mejores momentos. Y desde este punto de vista de la contemplación del hacer de estos viejos actores que me sentó a visionar la cinta, no me ví defraudado en ningún momento, excepto que el sonido (en TV) era ya bastante malo.
La música se basa en variaciones de la tonadilla con la que se abren los créditos acompasándose a las necesidades de cada momento: marcha militar, movida del ganado, etc.
Filmada en panavisión (ya en 1966) y con muy buena fotografía de exteriores muy frondosos y verdes de Virginia.
La recomiendo vivamente para los aficionados al género
Muy probablemente, lo que en La Guerra Civil Estadounidense dio realce histórico a la llamada, Incursión Beefsteak (The Beefsteak Raid), fue el hecho de que, en un acto de deferencia y de buen humor, el presidente Abraham Lincoln, al preguntársele por ese suceso, dijo: Fue el robo de ganado más hábil del que jamás haya oído.
>, que, por encargo, dirigiera el acreditado, Edward Dmytryk.
Según consta en el informe (del 27-09-64) que presentó quien dirigiera la operación, el general Wade Hampton, quien tenía el mando del ejército confederado del Norte de Virginia, el hecho ocurrió entre el 14 y el 17 de septiembre de 1864, cuando se enteró de que, el ejército de la Unión, tenía una enorme cantidad de ganado en una plantación cerca de Coggin’s Point, en el río James. A sabiendas de que sus ejércitos estaban pasando física hambre y que el ganado no estaba debidamente vigilado, Hampton decidió hacer dicha incursión con 3 mil soldados, sus respectivos oficiales, y secundado por otros generales (Lee, Dearing, Rosser…). Tras una marcha de más de 100 millas, los rebeldes capturaron el ganado de la Unión (2.468 reses) y lo llevaron hasta las líneas confederadas. Además, trajeron consigo a 304 prisioneros de la Unión.
Quienes se animen a leer el informe de Hampton (1), se darán cuenta de la calculada ficción que se nos cuenta al recrear dicho episodio en la película, <
Pero, el guion que firmara, Franklin Coen, es tan traído de los cabellos y tan poco original que no tiene por donde agarrarlo. Para empezar, toma como protagonista a un vividor mexicano (de madre estadounidense según se advierte en su segundo apellido: Kelly, ¡un nombre que me recuerda a una mujer preciosa: K.M.!), al que le importa un rábano quién gane la guerra, pues, a él solo lo motivan: el dinero, el whisky y las mujeres. En el único apunte crítico que puede permitirse, Dmytryk, hará decir a, Álvarez Kelly, que, Nosotros tenemos otro nombre para lo que ustedes (los estadounidenses) llaman La Guerra Mexicana, en la que se robaron una buena parte de nuestro país.
De resto, con total falta de escrúpulos (como cualquier, James Bond), el mexicano se dedicará a enamorar a las mujeres sureñas, y terminará sirviendo a los confederados -algo de presión ayuda- con tal de quedarse con la novia de su líder, el coronel Tom Rossiter.
Parece que, ni el Fatum quería que la película se hiciera, pues, debió suspenderse 6 meses cuando, William Holden, se infectó con la bacteria salmonela, y luego debió suspenderse, otros días, tras la llegada del huracán Betsy. En cierto momento, mientras Dmytryk y Holden, se encontraban bebiendo en un descanso del rodaje, hablaron de su inconformidad con el mediocre guion que venían filmando y, Holden, se enojó tanto que, simulando meter las hojas del guion por el trasero de su caballo, exclamó: Ahí es donde debería estar.
Solo, la muy buena actuación de, Richard Widmark, y la sugerente presencia de la muy bella, Victoria Shaw, salvan a este falso western del descalabro total.
(1) https://almostchosenpeople.wordpress.com/2014/09/30/the-great-beefsteak-raid/
Guerra de Secesión. Yanquis y sudistas. En medio un mejicano. Unos y otros quieren sacar provecho de su gran experiencia como cowboy. Resulta muy previsible todo lo que va ocurriendo en casi dos horas de una película que se deja ver pero produce algún que otro bostezo. William Holden bien, como siempre. Richard Widmark algo pasado, como casi siempre. La secuencia final de la estampida del ganado y su paso por el puente está muy bien rodada pero ¡tántas veces la hemos visto en otros filmes…! Uno no puede evitar el compararla con Misión de audaces . Pasará al olvido.
Hay un detalle significativo en los títulos de crédito de Álvarez Kelly, bueno varios. Por un lado son un comentario sobre la película, con imágenes históricas de soldados conduciendo ganado, en varias épocas (una especie de apunte, como el prórrogo de un libro, dirigido a marcar la importancia del ganado durante las guerras como aprovisionamiento para las tropas y la población) y otros dibujos de personajes y situaciones que tendrán que ver con la trama. No son simples estampas. La penúltima, por ejemplo, es bastante ilustrativa y humorística, acompañando la imagen del productor: un vaquero a la caballo persiguiendo una res desbocada. Y la última, a la que iba, junto al nombre del director, muestra a un jinete solitario, el primer plano de la película, al que se llega por un fundido encadenado, superpone el jinete del dibujo con el perfil del personaje interpretado por William Holden, el protagonista de la película. La identificación del director con su héroe se hace explícita desde el principio.
¿Pero qué tiene ese vividor mexicano para que Dmytryk se sienta tan cercano a él? La respuesta puede tener que ver con algunas circunstancias biográficas del director. En concreto con las presiones a las que se vio sometido, por una parte y durante el macarthismo, por la extrema derecha estadounidense, y por otro, sus tensiones con el partido comunista, al que perteneció durante años, pero del que acabó renegando por su dogmatismo y su tiranía. Dmytryk es, como Álvarez Kelly, un individualista, y eso difícilmente puede casar con el ideario comunista.
Álvarez Kelly no es, evidentemente, una película anticomunista. No hay una ideología concreta en su horizonte, al menos explícitamente. Pero el héroe de Dmytry es alguien que, obligado por las circunstancias a luchar en los dos bandos de la guerra civil estadounidense, acaba descubriendo que ambos están llevados por los mismos seres miserables, manipuladores, pasmosamente predispuestos a pasar por encima de quien sea necesario para conseguir sus objetivos. En este caso, más arribistas y mediocres en el bando de los futuros ganadores. El personaje sudista encarnado por Richard Widmark, tuerto por heridas de guerra, condenado a perder, al menos justifica sus miserias por su fidelidad a la causa del Sur, aunque viva en una tensión e insatisfacción permanentes, por otro lado, alguno de sus oficiales son bastante menos nobles, máquinas de matar. En el bando opuesto no se salva nadie: el retrato de los oficiales nordistas es absolutamente siniestro, empezando por el mayor Stigman (Patrick ONeal), un arribista mediocre cuyo único mérito es saber aprovecharse de la vida de los demás.