A Lustful Man
Sinopsis de la película
Yonosuke es un joven alocado y mujeriego hijo de un avaro comerciante. Incapaz de corregir sus malas costumbres, su padre lo manda a Edo para que se convierta en un hombre de bien. Al ver que los excesos de Yonosuke no cesan, lo deshereda y lo envía a un templo budista para que se haga monje. Sin embargo, Yonosuke pronto abandonará el templo y continuará buscando más y más mujeres a las que amar y metiéndose en un lío tras otro.
Detalles de la película
- Titulo Original: Koshoku ichidai otoko (A Lustful Man)
- Año: 1961
- Duración: 92
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Opinión de la crítica
Película
6.4
92 valoraciones en total
Esta es la historia de un muchacho inocente y despreocupado para quien no hay mayor placer en la vida que disfrutar junto a la mujer, criatura noble y hermosa de la creación.
Sin embargo, tendrá la oportunidad de ver con sus propios ojos que ni el Mundo es un lugar tan feliz ni la mujer el ser tan idealizado que él siempre imaginó…
Una vez más, y como de costumbre a lo largo de su carrera, el director Yasuzo Masumura se aventura a adaptar una novela acorde a sus gustos, estilo y obsesiones tan particulares, y lo hará a partir del guión de Yoshio Shirasaka, asiduo colaborador que ya firmó para él los de Gigantes y Juguetes o La Muchacha bajo el Cielo Azul . En esta ocasión, la obra que se propone a llevar a la gran pantalla es Koshoku Ichidai Otoko , uno de los más conocidos trabajos del autor Ihara Seisaku (pseudónimo de Hirayama Togo) junto con Koshoku Ichidai Onna , el cual sería transformado por Kenji Mizoguchi en Vida de Oharu, mujer Galante .
Natural de Osaka y nacido en 1.642 en el seno de una familia de comerciantes, Seisaku llegó a convertirse en un excelente poeta y maestro siendo muy joven, desarrollando un estilo literario único, quedó al cargo de sus tres hijos tras fallecer su esposa y a la edad de 40 años, sin dejar de ejercer la poesía, escribió Koshoku Ichidai Otoko , su primera obra en prosa con la que inició un nuevo género conocido como ukiyo-zoshi , relatos costumbristas de diálogos coloquiales y cierta tendencia cómica, erótica y hedonista donde además se proponía una irreverente crítica de la sociedad de la época, sobre todo de la dominante clase alta.
Características que provocaron a este tipo de obras ser buscadas y prohibidas, no obstante, a pesar de la fuerte censura, Seisaku gozó de gran éxito gracias a ellas, tanto que su fama se extendió a nivel internacional. En la elegida por Masumura se nos relatan las correrías de Yonosuke, un descerebrado joven de Kyoto cuya única misión es disfrutar los placeres de la vida en compañía de mujeres, a las que idealiza en demasía, vida de excesos que choca con el carácter de su padre, hombre de negocios hierático y sensato obsesionado con el dinero que renegará de él por su conducta, lanzándose a la aventura y experimentando de primera mano la realidad del cruel mundo en el que vive.
Este choque de pensamientos en la relación paternofilial (la trabajadora y responsable vieja generación contra la descarada y alegre juventud) se ve reforzada por la decisión de Shirasaka de modificar algunos aspectos del texto original (donde la madre de Yonosuke es una antigua cortesana y el padre un donjuan), incluso elimina otros en última instancia (personajes que no figuran o las muchas relaciones que el protagonista mantiene con hombres, a quienes detesta en el film). Se preservan sin embargo tanto el espíritu de Seisaku como la premisa de su obra, comenzando alegre y jovial con los impulsos de Yonosuke y los disgustos que éste causa a sus progenitores.
Pese a plantear una radiografía en clave de sátira sobre la pobreza y miserias del Japón de la época, enfrentándolas con la vida fácil que sin restricciones disfruta la burguesía acomodada, y demoler la gloriosa figura del samurái, desmitificado hasta convertirse en un ser cruel y patético, parodia de sí mismo, A Lustful Man se presenta en su primer tramo desde el más puro humor (recurso no muy usual de Masumura), donde el protagonista se verá inmerso en los más increíbles enredos por su ilimitado amor hacia las mujeres. Será a partir de los tres cuartos de hora cuando la comedia vaya descendiendo y se acreciente el tono oscuro y melancólico que sólo se insinuaba anteriormente.
En su peregrinaje, Yonosuke es testigo de la violencia, la maldad y la corrupción del mundo, lugar frío e injusto donde los seres humanos no son sinceros ni las féminas criaturas inocentes y bondadosas, al contrario de lo que piensa y seguirá pensando…pues, por mucho que en el transcurso de la historia se abandone la nota humorística (mediante situaciones desgarradoras como la vivida en ese pueblo donde se condena a las mujeres embarazadas o el desgraciado destino de Omachi), el protagonista no modificará su comportamiento ni se verá afectado por las muertes de las personas que ha conocido.
Ni cuando la cortesana Yugiri profiera su indiscutible razonamiento ( Eres demasiado idealista. Mira este mundo, las mujeres sufren y no dejan de llorar ), ni siquiera cuando contemple a la familia del samurái pobre. Yonosuke, aun habiendo perdido muchas amantes, toda la fortuna familiar y con una condena a muerte sobre sus hombros, sigue tan vivo e inmaduro como siempre, perfecta encarnación del carpe diem con la que es imposible empatizar ni simpatizar, al igual que ocurre con su álter-ego Raizo Ichikawa, uno de los más famosos y versátiles actores nipones que esta vez se hace de lo más irritante e inaguantable (tanto más cuanto que avance la trama).
A su vera tendremos a los decentes Eiji Funakoshi, Saburo Date, Yaeko Mizutani, Tamao Nakamura y la preciosa Ayako Wakao en un papel muy interesante pero en el que apenas se profundiza (como ocurre con la mayoría de personajes del film), una vez más junto al director, quien no abandona su crítica visión hacia la sociedad japonesa tradicional y el poder de la clase privilegiada, su atmósfera cargada de erotismo y violencia y sus protagonistas llevados por el deseo, la perversión y la perdición en última instancia.
Será de interés para los fans de Masumura, aunque a muchos pueda resultar extraña, irregular y confusa, por su desequilibrada trama, su inclinación inicial hacia el humor (más propio de Seijun Suzuki) y, sobre todo, por su insoportable y anacrónico protagonista (la eternamente alegre presencia de Yonosuke no encaja con el tono trágico que acaba adquiriendo la trama), casanova de la era Edo cuyo prometedor y optimista final seguro que nadie le deseará.
Masumura, como todo genio incomprendido y adelantado a su tiempo, habla sobre dos temas aparentemente trillados y desgastados en un género y contexto temporal que los sepulta: dinero y mujeres.
Con un personaje tan aparentemente idiota como entrañable la película se convierte en una brutal y ácida crítica al consumismo y al valor del dinero extrapolable al hedonismo y sepulcro económico de nuestros días.
Todo vale para un viaje a través del antiguo Japón donde los samuráis son unos cobardes y asesinos, donde el personaje acaba de enterrar al amor de su vida para ir a buscar a otro en cuestión de segundos y construir un catálogo de situaciones cómicas tejidas por un montaje endiablado, donde la negrura de sus situaciones se apila en el conjunto.
A Lustful Man cede hacía alguna secuencia surrealista cuando el protagonista encuentra a su amada enterrada y ésta le sonríe. Los personajes, como en un macabro cuento, encuentran la felicidad cuando mueren, cuando abandonan un mundo podrido, corrupto, lleno de mentiras e inundado de hipocresía.