Zafarrancho en el circo (TV)
Sinopsis de la película
Un público heterogéneo toma asiento en el circo, impaciente por que empiece el espectáculo. Monsieur Loyal da la bienvenida a todos. Acróbatas, payasos y cantantes salen para entretener al público. Sin embargo, el espectáculo acaba demasiado pronto, y dos niños pequeños se dedican a explorar detrás del escenario.
Detalles de la película
- Titulo Original: Parade (TV)aka
- Año: 1974
- Duración: 89
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Opinión de la crítica
Película
6
28 valoraciones en total
Cuando se estrenó esta última obra de Tati no sólo me había parecido floja sino que hasta la recordaba como muy mala. Y también porque hizo este largometraje destinado a la TV sueca debido a que, como todos nosotros, tenía la mala costumbre de comer diariamente y ante la falta absoluta de medios de subsistencia agarró la primera madera que encontró en medio del océano.
¡Cuánta soberbia! ¿Cómo es posible haberme equivocado tanto? Recién décadas luego de su estreno pude entender esta película. Un par de líneas escritas por un co-forista en SubAdictos me hicieron revisar el filme y mi propia opinión. Pero además, la versión restaurada tiene unas leyendas al principio cuyo contenido yo desconocía por completo.
Ya son conocidos los inicios de Jacques Tati como intérprete de la pantomima en el music hall parisino de los años 20 del siglo pasado. Había creado unos cuadros que giraban en torno a su habilidad mímica y en la que agregaba a otros artistas del varieté. El espectáculo fue muy reconocido en la Europa que se recuperaba de la I Guerra Mundial y emprendió varias giras por esas castigadas tierras. Se llamó Impressions Sportive y, en un lugar cuya fuente no puedo citar porque quedó escondido en algún oscuro rincón de la memoria, leí que incluso hasta Edith Piaff participó en el show.
Luego de ello comienza su ya conocida incursión en el mundo del cine, primero como actor, luego como guionista y finalmente como realizador supliendo todos los roles.
Según la información que aporta la restauración, cincuenta años después de creado ese espectáculo de cabaret en 1974 (hoy ya se cumplen 95 años de ese inicio) Jacques Tati registra el nombre Impressions Sportive y algo así como lo que hoy llamaríamos el formato del show al Circo de Estocolmo. Hace, también un acuerdo (vaya a saberse por cuántas míseras coronas, o cualquiera que haya sido la moneda de ese país) con la televisión sueca para filmar el mismo como si fuera la grabación de una actuación en vivo del circo.
Tan fiel a esa idea fue, que en una primera visión de Parade uno realmente cree estar viendo el registro en directo de una muy modesta actuación del circo. Pero en realidad es una cosa muy distinta, cosa que recién hace unos días descubrí.
Parade es nada más y nada menos que otra gran película de Tati. No es una obra maestra, pero sí es una joyita notable.
Lo que parece haber sido un simple registro en vivo de la actuación del circo está absoluta y minuciosamente guionado. Incluso hasta el público asistente es parte protagonista esencial del argumento, y parece evidente que fueron extras que ensayaron exhaustivamente sus papeles. Nuevamente está de manifiesto la habilidad para el manejo de multitudes, de detalles, de elementos sonoros y de su maestría en la pantomima. También, casi escondidos, gran cantidad de gags visuales.
Quien busque aquí asombrosas acrobacias y números circenses espectaculares quedará defraudado. Porque lo que parecen actos sencillos y muy inocentes tienen detrás de su simplicidad una complicada construcción del humor inteligente, de la ironía y de la ternura.
Pondré un ejemplo muy localista (porque es excepcional) que lo entenderán muy bien los argentinos y uruguayos. El malambo es una danza folclórica argentina que requiere mucha destreza por tener un zapateo complejo y virtuoso. Actualmente también se lo acompaña con el uso de boleadoras. En forma esquemática, esta danza ejecutada por varones se caracteriza por la actitud varonil del gaucho, que es acompañada con gestos adustos, de seriedad y con apariencia de enojo. Esta característica es muy curiosa verla también en los niños que practican el malambo, parecen malos, con bronca y nunca una sonrisa. Pues bien, aquí Tati presenta a un trío de argentinos que practican un pequeño número de malambo, con sonrisas desbordantes y con un vestuario y gestos parecidos a los de un grupo musical yanqui de los años 80, Village People. Tan solo un sutil cambio de vestuario y de movimientos corporales para hacer del número un gran chiste, con el debido respeto que Tati siempre ha tenido para con el prójimo.
El amor que Jacques Tati siempre profesó por la gente común, por el pueblo y especialmente por lo niños están una vez más presente aquí. El final coincide con la parte posterior a una función terminada, con la melancolía de las gradas que van quedando vacías y, faltaba más, los niños jugando inocentemente tras bambalinas con el decorado y la utilería.
Parade es el testamente fílmico de un enorme artista que se brindó generosamente al público y, como en la escena final, al niño que cada uno de nosotros lleva adentro.
151/08/17/07/18) El último film del polifacético humorista galo Jacques Tati (aquí vuelve a dirigir, escribir y protagonizar) es un homenaje al mundo del circo que él conocía tan bien, un tributo a su mundo como elemento de entretenimiento para las familias. En realidad una película sin trama alguna, sin argumento, simplemente la transmisión de un espectáculo circense con sus trucos de magia, sus domas de animales, sus payasos, sus acrobacias, sus malabaristas, música e interacción con los espectadores (parte del elenco actoral escogidos por el propio Tati). Se realizó al final de la carrera de Tati (entonces tenía 65 años), después de los sucesivos fracasos de Playtime y Trafic, Jacques Tati le negaron financiamiento para proyectos más ambiciosos, y Tati realizó esta filmación como favor a un equipo de televisión sueco que completó la filmación de su Trafic de 1971 cuando se quedó sin dinero mientras rodaba en los Países Bajos y su director de fotografía se marchó. La película sin planos se filmó con tres cámaras en video (en 35 mm y parte en 16 mm), con una audiencia en vivo en el antiguo Cirkus Theater de Estocolmo. El acto de Tati en Suecia lo devuelve a sus raíces en el music hall de París en la década de 1930, donde comenzó como un mimo. Es el maestro de ceremonias de un espectáculo de variedades que incluye payasos, malabaristas, acróbatas, magos, solitarios alpinos, payasos, cantantes y músicos. En los actos, Tati actuó como un mimo, jugando como un policía de tráfico, portero de fútbol, boxeador y tenista. Tati sigue un circo de Estocolmo con tres cámaras de video (las cintas se transfieren luego en 16 mm en Inglaterra, el único país entonces equipado para este telecine). Como maestro de ceremonias, introduce los distintos números cuando él mismo no aprovecha el escenario. El sello Tati se si te fijas mucho, lo ves en el modo en que hace interactuar al (falso) público con el espectáculo (incluso lo regaña por no prestar atención), en el modo en que juega con las falsas apariencias (la figura de cartón que doblan y desdoblan, o el camarero calvo que le sale un chorro de líquido de la calva cuando intenta abrir una botella,…), o en el modo que sutilmente enfrenta lo viejo con lo nuevo (un mantra su lucha contra el progreso), donde vemos a los payasos mayores trabajando en la trastienda en atrezo y los jóvenes sobre el escenario, o como se ríe de la solemnidad de algunos artilugios para darles otro uso (el piano utilizado como trampolín), o como utiliza a los niños como guardianes de la inocencia.
Posee un bonito arranque viéndose como la carpa del circo se levanta a medida que llega el público, siendo recibida por el gurú Tati en su rol de maître de este restaurant con diferentes platos, asimismo es estimable la oda a la niñez que hace Tati a los niños, en el epílogo vemos dos chicos rubios jugando con objetos del escenario, como queriendo quedarse tras la función. Durante la función todo me resulta muy desigual, sin capacidad de asombro alguno, todo muy plano. Hay un grupo de hockey que sabotea a unos músicos, hay un espectáculo con un pony y un asno que visto hoy día, con nuestra mentalidad da algo de grima, los interludios musicales resultan molestosos y fuera de lugar, así como también hay un inane espectáculo de acróbatas malabaristas ya muy vistos.
Tati en sus momentos en pantalla se adueña de la función con sus enormes dotes de pantomima, se le notan los años, su soltura física y su cabello delatan su sesentera edad, pero su maestría en el arte del mimo sigue fresca imitando golpes en el ring, a caballo, dirigiendo el tráfico, de portero de futbol, balanceando una raqueta de tenis a cámara lenta.
En el apartado técnico llama poderosamente la atención que tuvo dos cinematógrafos para la realización, uno fue Jean Badel (PlayTime), pero es que el otro fue el sueco Gunnar Fischer, operador de cámara de muchas de las grandes películas de Ingmar Bergman (Sonrisas de una noche de verano, El séptimo sello, Fresas salvajes o El rostro), lástima que Tati no tuviera demasiado en lo que lucirse con esta grabación, destacando el fulgente colorido, lo bien que ruedan los planos generales, o como sabe incrustarse el objetivo entre el público para hacernos sentir parte de los espectadores in situ. La música es obra de Charles Dumont, quien estuvo en Trafic de Tati, lejos de las maravillosas (y pegadizas) composiciones de las tatianas Monsieur Hulot o Mi tío.
En conjunto me queda una visión más recomendable por nostalgia de lo que fue su creador, que por lo escaso que está en este cuasi-producto de arte y ensayo. Fuerza y honor!!!