Z. La ciudad perdida
Sinopsis de la película
Principios del siglo XX. El explorador británico Percy Fawcett (Charlie Hunman), militar de carrera, es enviado a la selva amazónica para que delimite la frontera entre Brasil y Bolivia, ayudando así al Gobierno británico a preservar sus intereses en el negocio del caucho. En calidad de cartógrafo, Fawcett emprende un largo y peligroso viaje en el que se adentrará en territorios inexplorados de la jungla del Amazonas, acompañado por un grupo de hombres de confianza. Guiado por la obsesiva convicción de que las historias que había oído acerca de una ciudad antigua construida de oro, a la que dará el nombre de ciudad Z, eran ciertas, Fawcett tratará de hacer uno de los descubrimientos más importantes de la historia, esperando tener éxito allí donde tantos otros habían fracasado.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Lost City of Z aka
- Año: 2016
- Duración: 140
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Opinión de la crítica
5.9
75 valoraciones en total
Conseguí convencer a toda mi familia de ver ésta película en lugar de Los Guardianes de la Galaxia 2 prometiéndoles pasar un buen rato viendo algo con mas contenido, sin sacrificar la diversión y me ha costado perder la credibilidad en en mi criterio cinematográfico para unos cuantos años…
Se trata de una película terriblemente aburrida, falta de la mas mínima tensión y con un ritmo soporífero. Cada escena del film genera una expectativa de algo que nunca llega.
No despierta interés ni empatía alguna por los indígenas del amazonas, ni por el amazonas en sí. Parece que se empeñara en mostrar la cara mas tediosa, insulsa y aburrida posible de cada una de sus escenas y se hace mas larga de ver que al protagonista realizar su odisea….
La fascinación por la aventura, cuando aún quedaban tantas cosas por descubrir en nuestra propia tierra y ciertas personas eran capaces de sacrificar su vida, su salud y sus comodidades con el objetivo de obtener un mayor conocimiento del mundo que habitamos, cuando viajar ya era una actividad habitual pero aún intrépida y arriesgada, llena de percances inesperados y dificultades sobrevenidas… Parece que de todo esto hace mucho tiempo pero apenas ha pasado poco más de un siglo y a nuestros ojos, esclavos de lo inmediato y de lo fácil, se nos antoja una empresa titánica o absurda, fruto de la enajenación o del disparate. Pero nuestra realidad presente se cimienta sobre estas ansias de saber, sobre el legado de tantos hombres que arriesgaron su vigor y sus haciendas en aras de un ideal o de unas fantasías que nos parecen absurdas o anticuadas, ahítos como estamos de conocimiento urgente, apresados en un mundo veloz donde hemos perdido la perspectiva del peligro y del valor del esfuerzo invertido en alcanzar la utopía.
Esta cinta se construye sobre estas innumerables ilusiones desmesuradas y se yergue sobre el perenne afán fantasmagórico que anida en ciertos espíritus inquietos y que a veces han dado frutos inesperados mientras que otras veces ha sucumbido a los peligros del caos. Es una propuesta a contracorriente, alejada del histerismo atolondrado del ‘más difícil todavía’ y se contenta con presentar el ardor de la batalla física y personal contra circunstancias adversas, donde prima la importancia del carácter sobre la vistosidad del montaje frenético y mecánico. Su gran virtud es un clasicismo elegante y pausado, tanto en el fondo como en la forma, donde el paso lento y quejumbroso del tiempo es un protagonista tan importante como el hechizo por lo desconocido y la poesía de los escenarios inabarcables y recónditos. No hay urgencias ni certezas, sino sólo enigmas y asombro. El sacrificio personal como segunda piel que impregna y fecunda cada minuto de su metraje.
Habrá espectadores que saldrán desencantados porque no se busca el impacto inmediato y súbito, sino que se pretende y consigue pergeñar una historia sobre el cansancio, sobre la monotonía del lento fluir de la existencia y sobre los amargos desengaños que acompañan a todo gran proyecto que se basa en meras conjeturas y quimeras. Nos habla de la penumbra del fracaso, del azar del éxito, de los atolladeros de la grandeza y la ruindad de la decepción. Es una película atípica porque retoma, sin dudas ni remordimientos, la épica intimista de un David Lean reencarnado. Abraza la aventura como experiencia vital y absoluta, regalándonos un relato fascinante y perdurable lleno de cristalina y luminosa imperfección.
¿Qué es lo que esperaba encontrar aquí? Henri Costin.
Una ciudad perdida, un biopic sobre un personaje real, un protagonista con sed de descubrimientos, un muy buen reparto y un director (supuestamente, no he visto ninguna de él) competente… ¿Cómo es posible que haya salido tan mal el experimento?
Porque Z: La ciudad perdida fracasa en prácticamente todos los frentes que intenta abordar: la narrativa es confusa y alargada hasta el hastío, los personajes intentan ser tridimensionales pero luego hacen cosas con poco sentido, las reflexiones que propone son más simples que el mecanismo de un botijo y, lo peor de todo, ¡no hay aventuras!
Para empezar con algo bueno, la labor actoral es decente, donde destaca sobre todos los demás, y para mi sorpresa, un Robert Pattinson muy alejado de las sagas donde le vimos dar sus primeros pasos. No me esperaba que fuera a ser el mejor de la cinta, la verdad. Sienna Miller, por otro lado, está mucho mejor como mujer preocupada por su marido que se encuentra lejos y en peligro en El francotirador de Eastwood, no hay color. Y Hunnam aguanta bien lo que se exige de él, no entiendo por qué esas ganas de meterse con este y otros actores (Chris Pine es otro buen ejemplo de actor con el que parece que mola meterse).
La ambientación, por otro lado, es muy buena. También hay que ser sinceros: la selva es la selva, y entiendo que habrán grabado en la zona que muestran o en otras parecidas. Y de Londres se ve poco de modo que no es que haya un gran mérito ahí.
Y hasta ahí lo bueno y la razón de que le dé un 2 a la cinta. Ahora lo malo:
En primer lugar, la narrativa. Asistiremos a los viajes que hizo Fawcett a Bolivia, con diferentes propósitos (no fue directamente a buscar Z). El primero de los viajes viene a ser una adaptación de El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad ubicándolo en Bolivia en lugar de en el Congo: viaje por el río, algunos peligros, problemas con los indígenas, tendencia al casi surrealismo y varias menciones a la locura. Sin embargo, ¿qué ofrece eso a los protagonistas? Da la impresión, por cómo acaba, que ha sido un extensísimo prólogo para mostrarnos qué impulsa a Fawcett a hacer lo que hace.
Y lo peor es que es el más interesante de los viajes que realizan, a los que se les suma el muy inútil fragmento bélico, que cuando uno compara con otras películas del género, palidece. Al aparecer trincheras es inevitable recordar películas como Senderos de gloria de Kubrick o la más reciente Hasta el último hombre de Mel Gibson, y Gray sale perdiendo totalmente de ese enfrentamiento.
Y los otros viajes son bastante soporíferos, al igual que los tramos con su familia, ya comentaré más en el spoiler para no destripar nada.
Los personajes tienen mucho tiempo para definirse y muy poca definición, lo que resulta bastante triste. Fawcett es un tipo abierto de mente con los indígenas, un alto concepto del honor, una obsesión con la ciudad de Z, un carácter en ocasiones machista, un comportamiento que deja a su familia de lado… Y todo eso queda desdibujado cuando, al salir de la sala, nos damos cuenta de que no se ha profundizado nada en ninguno de estos aspectos. Y lo mismo pasa con los demás, especialmente en el caso de su mujer y su hijo, un Tom Holland que no lo hace mal, aunque tampoco hace mucho.
Otro de los temas que intenta abarcar es la crítica social, pero lo hace de una manera tan sencilla que se queda casi en una moraleja infantil. Ni la idea de que la sociedad inglesa condena a aquellos que vienen de familias con algún problema, ni la manera de ver la familia de Fawcett, ni el modo en que la sociedad occidental veía a los nativos sudamericanos nos importa. Nada de eso deja poso en el espectador, que queda impresionado con lo bonito de algunos paisajes pero vacío al mostrarle una película que parece no tener nada que decir.
Y lo más imperdonable de todo: no sucede nada en toda la película que sea mínimamente entretenido. Hay un par de escenas que llaman la atención, todas pertenecientes al primer viaje, pero se queda ahí. Quizá haya algún momento decente más adelante, pero para entonces el aburrimiento ya ha hecho mella y todo lo que suelta Fawcett suena hueco y presuntuoso (el discurso final a su hijo es de risa).
Al final, uno está tan molesto con que se haya endiosado a esta película, a su director y a todo lo relacionado con este desastre que cosas como el plano final no solo no maravillan, sino que enfadan, al sentir que el director se da ínfulas de artista cuando en realidad no ha logrado absolutamente nada. Una película hueca y aburrida.
Hace unos años tuve ocasión de leer el libro en el que se basa esta película, por lo que estaba ya avisado de qué podía esperar. Visto el filme, cabe aclarar que a diferencia del libro, construido como una investigación que es una aventura de por sí, opta por narrar las expediciones y vicisitudes del explorador Percy Fawcett sin hacer ninguna referencia al presente.
La película trata no solo de narrar una historia de aventuras y exploración, que también, sino de penetrar en las motivaciones y circunstancias que llevan a un hombre a emprender una tarea semejante y a hacer de ella su máximo objetivo vital. Hay, por tanto, una reflexión en torno a la audacia, que aparece aquí encuadrada en las coordenadas ideológicas del imperio británico, basadas tanto en el interés económico como en el científico. Pero además se intenta mostrar qué claves personales impulsan al héroe, y también éstas son hijas de su tiempo, empezando por el sentido del honor y continuando por una idea del destino que roza lo obsesivo.
Así pues, una aventura que empieza siendo más terrenal y prosaica, va adquiriendo con el paso del tiempo matices nuevos y significados menos evidentes. Tal vez el más importante, por simbolizar excelentemente la esencia de la aventura, gire en torno a la idea de búsqueda. Así, la ciudad perdida de Z, obsesión de Fawcett, es importante no sólo como meta, lo fundamental en ella es que, real o imaginada, apenas intuida o soñada, debe ser buscada.
La realización, haciendo gala de un elegante clasicismo, penetra en la selva con todas las consecuencias, intenta mostrarla tal como es, con su dureza extrema, pero también con sus recompensas, todas ellas relacionadas con lo que un espacio para la aventura puede proporcionar (los hallazgos, la belleza natural, el encuentro con los otros…). Las distintas expediciones que se muestran siguen esa progresión paulatina desde lo real y prosaico hasta lo onírico, especialmente en el último viaje, en el que este rasgo es quizá más evidente. Por momentos el espectador se reencuentra con imágenes y sensaciones ya vistas o sugeridas en películas como Aguirre, la cólera de Dios, Fitzcarraldo (ambas de Herzog) o Apocalypse Now, de Coppola.
Por lo demás, la ambientación, puesta en escena, interpretaciones y guión (por este orden), presentan un elevado nivel de calidad, y tanto la fotografía como el sonido me parecen excepcionales, por lo bien que captan o sugieren la esencia de cada entorno y situación, ya tengan lugar en la selva, en una mansión señorial o en la tierra de nadie de los campos de batalla de la Primera Guerra Mundial.
Concluyendo, es una película que nos da la oportunidad de revivir el placer de esos grandes clásicos de la aventura sin por ello renunciar a otras lecturas y posibilidades. No obstante debo aclarar que, en lo que a mi concierne, lo fundamental es esa idea de la búsqueda, no importa si cierta o no, porque es la búsqueda de lo insólito lo que hace imprescindible que ahora y siempre, volvamos a hablar de aquellos aventureros…
Llego al cine y encuentro que (sospechosamente) para tratarse de una superproducción de aventuras, solo somos cinco personas en la sala (imagino que el resto de espectadores potenciales habían sido debidamente informados del timo que se avecinaba)..
Empieza la peli y ya al principio una anodina caza de un ciervo que puede resolverse en unos cuantos planos y que no aporta nada al guión se alarga y se alarga y se alarga durante unos 15 minutos tediosos y sin brío.
y a partir de ahí, lo que uno esperaba fuese una película de aventuras, de las de antes. de las que ya no se hacen, se convierte en un auténtico tostón.
Si esperan combates y aventura, esta se limita a unos cuantos indios tirando flechas con pésima puntería. Si esperan paisajes grandiosos y majestuosos, no los hay, tan solo una cascada más pequeña que la del monasterio de piedra de Zaragoza. Si esperan una grandiosa recreación de la II Guerra Mundial, esas escenas están rodadas en un espacio más pequeño que un campo de fútbol sala.Si esperan personajes sólidos y bien construidos, no los hay. Si buscáis diálogos soporíferos, interminables y anodinos, entonces sí, definitivamente esta es vuestra película. Desde el minuto cinco dan ganas de abofetear al protagonista (por gilipollas) a su mujer (por moñas y buenísima), a sus hijos (por repelentes), y al director por hacernos perder dos horas y media en ver este truño.
Y me siento ESTAFADO por la crítica. Ni una sola voz discordante. Todos en verde y todos 4 ó 5 puntos de valoración. A ver si me he equivocado de sala!!
En fin, Un 2 por ponerle algo.