Yo bailé con Don Porfirio
Sinopsis de la película
Comedia ligera en la que Mapy Cortés y Joaquín Pardavé unen sus talentos, escrita y dirigida por Gilberto Martínez Solares. Aborda la vida de un par de gemelas provenientes de una familia provinciana que emigra a la ciudad, ahí una de ellas comienza a trabajar en un teatro de revista y ocasionalmente es confundida con su hermana, lo que ocasiona problemas con sus respectivos novios.
Detalles de la película
- Titulo Original: Yo bailé con Don Porfirio
- Año: 1942
- Duración: 102
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Severo (Joaquín Pardavé), un hombre de negocios y de alta sociedad llega de vacaciones al México afrancesado de finales de 1800, acompañado por su esposa Leonor (Consuleo Guerrero de Luna) y su hija Rosa (Mapy Cortés). Su estancia en un hotel lujoso, hace que Severo se encuentre con un viejo amigo, Porfirio (Fernando Cortés), un aficionado a la astrología a quien le cuenta su secreto más profundo y que en esos momentos le mortifica.
Severo tuvo una hija fuera del matrimonio de nombre Violeta (Mapy Cortés), quien actualmente reside en la capital de México y tiene un parecido increíble a su otra hija Rosa. Está muy preocupado por el hecho de que ellas se encuentran tan cercanas, y que pueda ocurrir la tragedia de que alguna de las dos se entere de la existencia de la otra.
De esta manera, Porfirio accede ayudarlo a evitar cualquier percance que pueda revelar el preciado secreto, ideando juntos planes para evitar que ellas lleguen a encontrarse en algún momento.
Violeta es una actriz de teatro que está a punto de estrenar en la capital un nuevo musical que lleva por título su nombre. Ha estado ensayando con Alberto (Emilio Tuero), un director musical prolífico que ha mantenido una relación cercana a ella.
Rosa es una chica extranjera que está en la capital mexicana con su familia en busca de distracciones entre bailes, fiestas y sobre todo los festejos típicos de la nación. Rodolfo (Jorge Reyes), el hijo de un retirado coronel prestigioso (Julio Villarreal), al verla por primera vez en el hotel, cae totalmente enamorada de ella.
Ante esta situación se crea una gran confusión entre los enamorados de ambas hijas, llegando a salir con la mujer equivocada. Severo y Porfirio se ven en aprietos, ya que eso tensa aún más la situación en la cual ya se encontraban inmersos.
Así, con esta situación disparatada se plantea Yo bailé con Don Porfirio , una comedia musical con un argumento que va más allá del objetivo de presentar y dar fama a la gran bailarina puertorriqueña Mapy Cortés y al gran cantante mexicano Emilio Tuero. Ya que la trama que se desarrolla a lo largo de la cinta nos da grandes momentos cómicos, y sobre todo una historia que te mantiene atento para no confundirte junto con los personajes.
A pesar de que el argumento escrito por Gilberto Martínez Solares, Eduardo Ugarte y Enrique Uthoff puede llegar a parecer simplón y pobre, las situaciones que se presentan son entretenidas y bien planteadas, es decir, no son simples situaciones que aparecen para hacer intentos de comedia sin sentido, o ya sea para mostrar los dotes sin razón alguna de los cantantes y/o bailarines que participan en la cinta. De manera reducida, la trama fluye y lleva un ritmo placentero.
El planteamiento de la problemática es dudoso e inverosímil, ya que parece como si Severo se buscara por sí mismo los problemas. Decide llevar a su familia a la capital de vacaciones, a sabiendas que ahí se encuentra su otra hija, lo cual da la ilusión de que Severo es un completo distraído, como su amigo Porfirio, o simplemente es un idiota.
Incluso la razón por la que accedió en llevar a su familia a la capital, la cual es porque no tenía más pretextos que imponerle a su esposa, es tonta y débil.
Dentro de la trama se nos quiere dar la ilusión de que las opciones de Severo son limitadas y difíciles, pero siempre tuvo la posibilidad de abandonar la capital cuanto antes, y alejar de ella a su familia lo mayor posible. Dicha opción decide tomarla cuando ya es demasiado tarde.
En cuestión de personajes, Alberto es poco desarrollado, ya que sus razones para evitar develar el gran engaño de Severo son inciertas. Se puede concluir, dudosamente, que su razón principal es el evitarle penares a cualquiera de las dos mujeres, pero esto se contradice con el hecho de que él incluso llega a amenzar a Severo con decir la verdad, si no encuentra una solución en determinado tiempo. Por lo que los objetivos de dicho personaje, en comparación con los de los demás, son borrosos y hasta cierto punto desconocidos.
Sin duda alguna, el humor blanco que domina a la película es puro y bien empleado. En ningún momento se sienten chistes fuera de lugar o fuera de algún personaje. La cinta está muy equilibrada con situaciones cómicas y musicales.
La comedia es intercalada por excelentes piezas musicales de Manuel Esperón, interpretadas por la cautivante voz de Tuero y los bailables hipnotizantes de Mapy. Y a pesar de que se puede notar la gran importancia que se le da a estos dos actores, no se deja de lado la gran actuación de Joaquín Pardavé, quien es un actor veterano y talentoso, ya que cabe decir que fue uno de los pocos actores que logró trascender del cine mudo al sonoro.
Mapy Cortés logra además, mediante su actuación, generar en el espectador la distinción de los dos personajes que interpreta. Tanto, que hay veces que se te olvida momentáneamente que es una sola actriz la que interpreta tanto a Rosa como a Violeta. Cabe agregar que en este punto también tuvo incursión el gran trabajo de vestuario y peinado.
La fotografía de Raúl Martínez Solares es interesante por el hecho del posicionamiento de cámara para tener un jugueteo con espejos y reflejos, y así obtener planos que dan un esbozo de ser experimentales. Ya que dichos planos que se generaron, fueron empleados en momentos o situaciones que no eran importantes dentro de la narrativa de la película. Cabe destacar también la utilización de la composición mediante elementos en primer término para generar profundidad en la mayoría de planos.
A pesar de los puntos en contra que se han señalado de Yo bailé con Don Porfirio , no se le puede quitar el hecho de que es una película que encuentra un equilibrio en su contenido. La comedia y la música encuentran un punto exacto para otrograr una cinta disfrutable para toda la familia.
Jonathan R. González Muñoz