Voley
Sinopsis de la película
Nicolás, Pilar, Cata, Manuela y Nacho son amigos desde la adolescencia. Rondando los 30 siguen unidos, aunque con más diferencias que puntos de encuentro. Nico propone festejar la noche de año nuevo en la casa familiar del Tigre y pasar unos días de vacaciones. Sin consultar, Manuela invita a Belén, su amiga de la infancia.
Detalles de la película
- Titulo Original: Voley
- Año: 2014
- Duración: 95
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Opinión de la crítica
Película
5.6
79 valoraciones en total
Un grupo de amigos -cuatro chicas y dos varones- deciden festejar Año Nuevo lejos de adultos, en una casa familiar en el delta del Tigre. Cada uno representa arquetipos más o menos identificables en todos los grupos juveniles: el seductor, torpe pero tierno y un poquitín ridículo (Nico), la controladora (Manuela), la naif (Pilar), la intelectual introvertida (Cata), el responsable (Nacho), la rubia superficial pero atractiva (Belén).
Los chicos programan desarrollar la convivencia con estrictas normas de limpieza y distribución del trabajo -quién cocina, quién lava- y una democrática rotación, como en el vóley, por cada uno de los cuartos de la casa, lo que facilita imprevistas infidelidades. El director expone a sus criaturas confundidas entre pulsiones y sentimientos, exhibe sus virtudes y defectos sin juzgarlos ni detenerse en un único punto de vista. Para eso cuenta con un casting inmejorable, donde cada actor interpreta con gracia y hace muy creíble su personaje (a la conocida solvencia de Efron, Darín, Piroyansky y Urtizberea se suma la grata sorpresa de Justina Bustos y Vera Spinetta en sus roles).
Sin dejar de ser la clásica comedia de situaciones, fijada en un tiempo y espacio únicos, la película tiene mucho de la picaresca adolescente de las populares teen-movies americanas con hilarantes encuentros y desencuentros sexuales. Pero también esta comedia de enredos, orientada a los adolescentes tardíos de nuestros tiempos y de clase media alta, tiene interrogantes y autodescubrimientos con relación a la amistad, al amor y a sus sombras. Lo hace con un discurso que entremezcla momentos graciosos con otros patéticos, a lo que contribuye un buscado descontrol que empieza con mucho vino y porros. Sigue con honguitos alucinógenos del delta, hasta provocar la crisis del grupo, una vez que se ha recuperado la razón.
Como un joven émulo de Woody Allen, Martín Piroyansky, nacido en 1986, no sólo escribe y dirige sino que también protagoniza. Mira desde adentro el universo que expone y sus interrelaciones. Su sentido del humor moderno, poco solemne y hasta irreverente hace que sus personajes se sientan bien naturales y auténticos, sostenidos sobre una batería de gags físicos y también verbales que funcionan junto a pasajes menos logrados, con chistes escatológicos al peor estilo de las comedias de los hermanos Farrelly.
En su franca exposición sobre la forma de vincularse de los jóvenes de hoy en día, Vóley logra divertir y distraer. Es un entretenimiento descontracturado y sincero, que al mismo tiempo se pregunta por la lucha entre las formas civilizadas y lo más primario que subyace adentro de cada uno y también refleja el gran vacío que nos toca vivir en estos tiempos de líquida modernidad.
En esta obra, a diferencia de otras, Piroyansky se queda un poco corto con lo que quiere provocar, una historia que puede parecer en un arranque divertida y que lentamente va decayendo, con una historia en general previsible (los antónimos se gustan, todos tienen sexo, etc). El guión de la película me hacía acordar constantemente a Your sister´s sister (El amigo de mi hermana), parece una versión juvenil y divertida de ésta (y con sexo y drogas diría Piroyansky en el trailer). Lo que puede rescatar un poco a la película, son unas cuantas secuencias cómicas que se dan, que pueden llevar algunas a la carcajada, pero sin embargo la película queda en eso, en unas cuantas situaciones graciosas . De las actuaciones, nada para destacar, la mejor es la del mismo Martin Piroyansky.
Voley , olvida que el nombre haga referencia a nada, que insinúe contenido probable de la cinta pues ¡para una mísera partida que echan!, menudo gratuito atropello para el susodicho deporte, vapuleo para la audiencia, cuyo perplejo asombro, no levanta cabeza.
Acabo de deducir que se escriben mentiras al hablar o recomendar una película, cosa obvia para otros supongo pero, doliente para quien lo acaba de padecer en persona pues fue esta frase Voley, logra divertir, también hacer reflexionar y la posterior visión del tráiler la que me condujeron aquí, a una fallida noche de relajamiento y diversión tras elegir una comedia argentina como vehículo para dicho propósito.
Y fue una decisión firme, pensada tras la mirada y ojeo de las distintas opciones a la carta, confiar en la tierra del apasionado tango, del admirado Ricardo Darín, de su reconocida gracia y salero, de ese desparpajo exquisito para la tragicomedia, para llorar de tanto reír/para reír por no llorar, sonrisa y lágrimas cogidas de la mano en conjunción perfecta.
Pero, en toda familia hay oveja negra, y si apuestas y no te toca el gordo te puede tocar la gorda porque ha sido ficticia venta de distracción y recreo, sin validez ni crédito, sólo los cinco, en acogida en la cabaña del abuelo, con la invitada sorpresa y a follar todos, cuando se pueda y tercie, mientras se colocan hasta con el detergente de lavar los platos.
Penosos diálogos de escenas simplonas, sin armadura, fuerza ni carácter de figurar, estilo de destacar o mínimo coraje de no ser olvidado inlcuso antes de acabar, ni siquiera los roles que se asignan a cada miembro del grupo, para evitar el esfuerzo reflexivo de trabajar en ellos, sirven para designar, con confianza, un rincón, personaje, suceso, fotograma que te llame o seduzca y valga la pena mencionar.
Agraviado interés que conforme empieza a rodar el argumento y sus ojos divisan la pobreza estética, los oídos captan la debilidad de las sentencias y la limitación de toda posible comunicación entre emisor y receptor, empieza a rememorar artísticas obras, de agudeza hablada y delicia visual, que otorgaron a estas recurrentes reuniones de amigos un valor digno y solicito con el que lidiar.
Ninguno de los participantes tiene personalidad, entereza y orgullo de contenido diestro, la historia no pretende hacer camino, sólo parada breve de ausente cognición para decir tonterías, hablar con ofensa ligereza del amor y coger sin parar, la pareja mal avenida, la intelectual callada, la ida en su mundo feliz, la despampanante rubia y el que ofrece la bienvenida, baraja de cartas del vacío de la juventud actual, de su revoltijo de emociones y metáfora del vivir sentimental actual, todo ello por decir algo pues te aburres ¡sin más!, la parsimonia puede contigo, no hay chispa, atractivo o decoro que te permita seguirlos, disfrutar de ellos y pasar una buena velada.
Aplaudo a quien saca lectura doble, optimista, de escondido acierto en cintas que, simplemente dejan rodar los minutos pues, Martín Piroyansky, director-guionista-protagonista, debiste consultar con alguien más, ser asesorado por quien fuera pues consigues muy poco con tus escasas ideas, a menos que sea terapia recomendada por experto en la materia para superar traumas del pasado, a través de la narración de una vivencia personal, ya sabes, si no puedes olvidarlo ni superarlo hazlo público en largometraje que permita superar las penas.
Yendo al asunto y olvidando el bajeo como desahogo por la decepción hallada, presentación de los colegas, llegada a la casa, mínimo tiempo para designar el prototipo escogido para cada uno y, a partir de ahí, sexo, porro, sexo y setas alucinógenas porque se acabó la hierba, pequeño amago de querer insinuar el hueco existencial y urgencia de las necesidades de la generación presente, ello si eres benevolente, magnánimo y deseas ver algo donde, a todas luces, nada hay, relax cómodo en asiento ya que las turbulencias nunca llegan, no hay alarma de mar bravío o tormenta a la vista, ni indicip de que tu descanso vaya a ser interrumpido con esfuerzo pensativo o ganancia emocional, sólo hastío de tiempo varado y perdido que se acrecenta al ritmo de la sosedad mostrada, exhibición de pasatiempo lelo que parece apetente jarana pero sólo juega a pretensión insípida y banal, la charanga, a evidente carencia de agudeza e ingenio, cambió de navío y se tralada a otro lugar.
¡La concha de mi madre, cómo me engañaste!
lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
Siento que es un film con guiños a las comedias románticas que nos suele brindar el gran Woody Allen a los amantes de su cine. Me hizo reír.
El comienzo ya tiene particularidades que son graciosas de por sí, como encontrarnos con un muchacho para nada atractivo en el rol de Latin Lover al cual como verán tan mal no le va, ¿o sí?… Lo que es seguro es que se trata de una comedia para adolescentes, con cosas que suceden en estos tiempos y que el director sabe como narrar de manera graciosa.
Creo que debe verse con amigos un día de verano en donde no hay mucho para hacer y ni siquiera ver. En una situación así: tarde caliente de vacaciones, poca plata para la birra (cerveza), con la casa o depto de un amigo con aire y dispuesto a distraernos por un rato de la calor intensa… Nos acomodamos, agarra el control, aprieta play y se deleitan todos con el world del Piroyansky film.
Nunca había visto un film profesional con una fotografía tan mala. Cuando están en interior (la mitad de la película) apenas se ve la cara de los protagonistas. En el exterior, en cambio, la fotografía es aceptable y en momentos buena.
La comedia de enredo juvenil funciona, sin llegar a emocionar, entre otras cosas porque no dejas de preguntarte cómo es que A está con B en un cuarto teniendo relaciones mientras las parejas de A y B están en la misma casa y ni les buscan ni nada. Las relaciones, en general, también son poco creíbles.
Pese a todo se trata de una película agradable de ver.