Volcán
Hannes es un hombre viejo que ha vivido muchos años separado emocionalmente de su mujer y de sus hijos. Cuando su mujer enferma decide intentar reconciliarse consigo mismo y cuidar él personalmente de ella.
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Hannes es un hombre viejo que ha vivido muchos años separado emocionalmente de su mujer y de sus hijos. Cuando su mujer enferma decide intentar reconciliarse consigo mismo y cuidar él personalmente de ella.
Está claro que el cine islandés no tiene una larga trayectoria, ni una gran historia. Pero lo que si que está claro que es que tiene un presente y sobre todo un futuro prometedor. En el año 2017 la Seminci hizo una retrospectiva de varias películas islandesas y en Filmdreams ya comentamos en su momento e hicimos la crítica de algunas de ellas como Fiebre helada y Either Way. Este tipo de cine que se realiza en el país nórdico nos permite asomarnos a un alejado rincón, a una isla cuya cinematografía se esfuerza en construir un universo fílmico y cultural y que se quiere alejar de esa sensación que todo el mundo tiene de que Islandia es solo un país frio, oscuro y lleno de tristeza.
Tenia pendiente de ver la opera prima de Rúnar Rúnarsson, he visto sus dos películas posteriores, tanto Gorriones que obtuvo la Concha de oro en el Festival de Cine de San Sebastián, como Echo su último trabajo que la pudimos ver en la sección oficial del Festival de Cine de Valladolid del año pasado. Volcan fue su primer trabajo y es sobre la película que vamos a tratar hoy. Para empezar y antes de comentar nada sobre la cinta, tengo que decir que para mi es la mejor de las tres.
La película empieza con unas impresionantes imágenes de una erupción volcánica, que deja la nieve habitual que cubre todo el paisaje completamente derretida. La lava avanza a gran velocidad derribando todo tipo de viviendas y estructuras. Este esto provoca que una familia tenga que dejar ese sitio y mudarse a otra población, es en este momento donde empieza a desarrollarse todo la acción.
La historia se centra mayoritariamente en Hannes un hombre de pocas palabras y mirada perdida que acaba de jubilarse, no ha tenido casi nunca buena relación ni con su mujer ni con sus hijos. Tiene un carácter bastante agrio que ni é,l ni su propia familiar han llegado nunca a entender. Cuando su mujer sufre una grave enfermedad, empezará a cambiar y a darse cuenta de los errores que ha ido cometiendo. Su único objetivo desde ese momento será cuidarla lo mejor que puede, pese a que sus hijos se opongan completamente.
Estamos ante una película lenta, en la que en todo momento su puesta en escena prioriza en la soledad de los personajes y en la dificultad de las relaciones personales. El director abusa de unos planos largos muy bien elaborados, pero sobre destaca la ausencia de diálogos y la mirada distante que tienen en todo momentos los protagonistas.
Está muy bien dirigida, pero sobre todo destaco como el director nos quiere mostrar todo lo que se ve en el fondo de cada imagen, todo lo que queda fuera de campo, pero que tiene una importancia esencial en la trama. Es una película bella, llena de humanidad y sobre todo con una serie de matices muy bien estructurados. Aún así reconozco que su visionado no es nada fácil y que no gustará a todo tipo de público.
Lo mejor: Lo bien que está dirigida y como va transmitiendo las emociones de los protagonistas
Lo peor: Su ritmo pausado puede echar para atrás a muchos espectadores.
Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net
Película muy disfrutable la del señor Rúnarsson, tocada por una magia especial que pocas películas tienen, y es la de hacer cine con elementos humanos cercanos. No veremos tiros, persecuciones, desastres naturales, tampoco drogas, infidelidades, equívocos cómicos, comportamientos psicopáticos, tetas o culos, futuros posapocalípticos, guerras, etnias masacradas, viajes en el tiempo, espionajes… En resumen: nada de lo que lleva al cine a hordas de comedores de aperitivos (¿Tanto cuesta estar dos horas sin masticar?).
Tres hurras por Volcano, con su ritmo exacto, dejando a los actores intactos y no a expensas de la posproducción abusiva, tan de moda en estos tiempos. No hay muchas pelis como Volcano, si se la encuentra y le gusta el cine, concédale un visionado.
Estimable debut en la dirección de Rúnar Rúnarsson, autor de cortometrajes como Two Birds o el demoledor The Last Farm . Ambos tuvieron excelente acogida en su paso por diversos festivales de cine y su ópera prima Volcano lo mismo, llegando a ser preseleccionada por Islandia para los Oscar.
Está claro que con esos preliminares, uno se sienta con curiosidad y expectación a ver Volcano para comprobar si su éxito está o no justificado. Por suerte, lo está. Rúnarsson nos ofrece un drama familiar, intimista, que evita caer en tópicos y que está muy bien contado. A eso también ayuda la solvencia de prácticamente todo el reparto, especialmente la de su protagonista Theodór Júlíusson. Un actor tan poco conocido (al menos para el público internacional) como extraordinario y que no ya con cada palabra, sino también con cada gesto, cada expresión, transmite una barbaridad. La simbología visual, sencilla de comprender y al mismo tiempo incluso original, juega también una parte importante en la historia.
Volcano es en líneas generales un drama muy humano que, sin caer en sensiblerías facilonas y baratas, presenta una visión inquietante y melancólica de la vejez. A pesar de pecar de cierta monotonía en algunos momentos del metraje, termina sorprendiendo y abrumando. Deja una sensación interior que permanece con el tiempo, y eso no es nada fácil de conseguir.