Very Important perros
Sinopsis de la película
Los participantes en un concurso de perros ven en su mascota la oportunidad de alcanzar la gloria y el reconocimiento que creen merecer, hasta tal punto que son capaces de cualquier cosa con tal de ahuyentar a sus adversarios. Con sus perros caprichosos y de nombres estrafalarios, los concursantes se desenvuelven en un medio donde la pureza de la raza es el máximo valor que puede tener un animal. Sus perros convenientemente adiestrados se han convertido en máquinas mimadas que saben controlarse para satisfacción de sus dueños.
Detalles de la película
- Titulo Original: Best in Show
- Año: 2000
- Duración: 80
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Opinión de la crítica
6.2
74 valoraciones en total
Sorprendente retrato de la sociedad norteamericana a través de una serie de entrevistas a un grupo de personajes que participan con sus perros en el concurso canino más importante del año. El humor se consigue sobre todo mediante unos personajes desmesurados (tanto los protagonistas como los secundarios), deformados en su comportamiento hasta llevarlos a extremos y situaciones de una gran comicidad
La película sorprende y divierte por igual, con algunos momentos de auténticas carcajadas. Un humor tal vez no apto para todos los públicos, por lo inusual, lo que quizás explique su escaso éxito en taquilla, pero en cualquier caso una notable comedia que bien merece la pena recuperar.
Recomendable para todos los amantes del humor inteligente (y no tan inteligente).
Rara como su título español, la película dibuja a sus personajes, una colección de freaks, con extraña y distante socarronería.
Procedentes de varios puntos de los Estados Unidos, viajan a un concurso canino nacional. Subliman sus considerables neuras en la relación con la mascota, por un lado, y en las expectativas de ganar la competición, por otro. Este doble enfoque sirve para canalizar el relato con fuerte dinamismo.
Usando a rachas formato de falso documental y de falso estrenos TV, la narración va saltando ágilmente de un concursante a otro según se acercan al gran momento del certamen: el que habla con su perro como el ventrílocuo con su muñeco, el matrimonio que lleva a su perra al psiquiatra para que le psicoanalice los traumas afectivos, la pareja gay que se realiza socialmente a través del evento, la instructora profesional que es dominadora también con la gente, el marido que cada cinco minutos conoce a un examante de su mujer…
La retransmisión de la final, a cargo de unos delirantes comentaristas, es antológica, memorable frase por frase.
Esta obra satírica, mordaz sin hacer sangre, analiza con agudeza una variada galería de tipos, sobre el papel unos desahuciados lastimosos, que aquí encuentran sin embargo un trato dignificante, a costa, eso sí, de la burla de los valores de la Norteamérica profunda y kitsch.
Refrescante e innovadora, encierra mucha más inteligencia de lo que parece a primera vista .
Varios años después de escribir y protagonizar la mítica This is Spinal Tap, Christopher Guest, el maestro de los mockumentaries, tuvo la demencial idea de llevar a la gran pantalla el mundo que rodea los concursos caninos. Y lo hizo desde el buen gusto y la inteligencia que siempre han caracterizado sus trabajos, atendiendo y sublimando cada detalle.
Mi Nota (o Notari, Noto, Notífero…) no es un ejemplar ganador, ni siquiera pasaría las clasificatorias: tiene la solitaria, alitosis, pulgas y alopecia. Jamás ha atendido una orden ni devuelto un palo o una pelota, y nos roba tabletas enteras de turrón de la mesa. Es de raza perro, sin más, y muchos dicen que es más feo que un pecado… Pero yo lo amo. Y aunque a más de uno le resultaría escalofriante sentirse identificado, en algún que otro punto, con los personajes de esta película, he de decir que yo me siento a gusto con ello. Cada cuál busca su realización personal como mejor le parece, a través de su profesión, de sus hijos, o ¿por qué no? de sus mascotas. Todos conocemos a alguien (quizá nosotros mismos) que se dedica en cuerpo y alma a una afición que no todo el mundo tiene por qué comprender, ya sea la escultura, los puzzles, una colección de chapas, de discos o minerales, los juegos de rol, imitar a Elvis… La lista, por suerte, es infinita. Y le pese a quien le pese, todas las opciones son igual de respetables. La ilusión, la entrega, la dedicación extremas pueden resultar cómicas, como nos muestra Guest, pero también admirables.
Aunque todos los actores están brillantes, haré especial mención a Fred Willard, brutal en el papel de comentarista invitado del concurso (en el que sin duda se inspira el Pedro Teixidó del sketch Concurso de mascotas humanas de La Hora Chanante), un showman que no entiende ni papa de concursos caninos ni parecen interesarle, pero ahí está, soltando paridas a diestro y siniestro tras cada observación del comentarista serio, y aunque ellos no lo saben, en el fondo los dos son igual de chorras. Con él volvemos a la sublimación del detalle y el buen gusto, a la ausencia de juicios, al aquí no se libra nadie, porque el personaje que podría aportar cordura con su desinterés a la frikada que suponen este tipo de eventos, está al nivel de los demás. Es tan encantadoramente freak como el resto. En el fondo todos lo somos, o lo hemos sido, o lo seremos.
Hacen falta más comedias como esta.
El formato de falso documental confiere a Best in Show una enorme ventaja. Tanto sus personajes, como sus neuras y las descacharrantes anécdotas que nos hablan sobre ellos (y sus mascotas), son presentados con agilidad y un tremendo sentido de la orientación que hace restallar ya, en sus compases iniciales, las primeras risas.
El enganche, donde se da a entender que los dueños están peor que las mascotas, es sólo un eje que nos transporta a lo que realmente nos interesa: el viaje, con sus complicaciones, el alojamiento (donde cada uno de los concursantes o parejas va dejando todavía un rastro mayor para que les conozcamos) y, en último lugar, el propio concurso.
Las situaciones descacharrantes tras esa presentación y ese pequeño periplo de reconocimiento, se suceden una tras otra ofreciendo un torrente de momentos que desborda al espectador y le deja a merced de unos protagonistas que jamás sabes de qué modo pueden llegar a sorprenderte de nuevo.
Haciendo de unas fantásticas interpretaciones y una trama que no entiende el gag como mecanismo, desechándolo en pro de circunstancias que ofrecen lo mejor de sí y logran destapar como un tarro de esencias, no sólo a cada uno de los personajes, sino a los propios actores que les dan vida, Best in Show se perfila como un entrañable entretenimiento que, más allá de eso, llega a lograr alguna sacudida emocional debido al atractivo y gracia de esos sujetos que logran hacerte sonreír y permanecer atento a todos y cada uno de sus movimientos durante los casi 90 minutos que dura esta delicia.
Mención aparte para la pareja de comentaristas. Una joya al alcance de pocos.
Empezaré diciendo que no me he tronchado de risa -sólo he esbozado alguna sonrisa- con el falso documental de Christopher Guest (recordado villano con seis de dos de La princesa pormetida ). Pero tiene su gracia. Los actores están más que entonados: desde Eugene Levy hasta Jennifer Coolidge (dos intérpretes que aparecen en la saga American Pie ), pasando hpor Parker Posey o el propio Guest.
¿Y por qué tiene su gracia? Porque hay cierta verdad. El mundo está lleno de idiotas que se vuelcan ciegamente en sus mascotas a falta de hijos que cuidar, de banales comentaristas, de concursos y gente superficial…
Una película simpática.