Una vida privada
Sinopsis de la película
Jill (Brigitte Bardot) se instala en París para convertirse en bailarina. Gracias a un fotógrafo que se fija en ella, pasa de ser una simple modelo de revistas de moda a convertirse en una verdadera estrella acosada por los periodistas, perdiendo así su vida privada. Intentando escapar de los fans y de la prensa, acude al festival de Spoleto, en Italia, para reunirse con Fabio (Marcello Mastroianni), un director del que se enamora.
Detalles de la película
- Titulo Original: Vie privée
- Año: 1962
- Duración: 105
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Opinión de la crítica
Película
5.5
80 valoraciones en total
No creo que sea una película redonda, hay partes en que se hace un poco pesada, pero no puedo dejar de reconocer un aire fresco y audaz a lo largo un film que si bien se hizo hace 35 años, es de una actualidad que impacta.
El estilo de Malle que mezcla realismo con docudrama, está aquí muy bien reflejado, la película consigue ahogarnos e incomodarnos casi tanto como a la protagonista, y Mastroianni da muy bien en el papel.
Abro un apartado para hablar de Brigitte Bardot, guapísima, sensual y muy bien en su personaje, su cuerpo es un icono en el que se han regodeado hasta los mas sesudos directores (Godard sin ir mas lejos) que no han podido evitar recorrer con sus cámaras el atractivo de su figura aun cuando no viniera a cuento. Espléndida actriz capaz de enamorar a cualquiera y que siempre nos muestra ese lado fragil y vulnerable que nos pone tan tontos a los hombres. En todas sus películas sus compañeros de reparto (muchos actores de gran entidad) quedan minimizados y eclipsados ante este esplendor rubio.
Que maravilla es retirarse en plenitud de carrera y de edad, Bardot, como Garbo, nunca envejecerá ante nosotros (La otra alternativa es la de Marilyn Monroe o James Dean, pero en su caso el modo de lograr esta eterna juventud es demasiado expeditivo).
Le iba a dar un 5, ya que aunque original, pese a su poca duración se hace un pelín pesada, ya que es demasiado exahustiva en las partes costumbristas, y poco clara al mostrar los roles de los personajes que rodean a los dos protagonistas, sin embargo, la escena final es de tal fuerza que ahí se gana un puntito.
PD: Estaría bien que los ejecutivos de A3 o T5 vieran esta película, ya que si bien la entidad de los protagonistas de la misma es mucho mayor que la de los famosos actualmente acosados, el retrato del periodismo de paparazzi resulta muy exacto, por su patetismo, simplicidad mental y falta de escrúpulos.
Cuarto largometraje del realizador Louis Malle (1932-1995). El guión es original de Jean-Paul Rappeneau (Zazie en el metro, 1960), Jean Ferry y Louis Malle. Se rueda en escenarios naturales de Ginebra (Suiza), Paris y Spoleto (Umbría, Italia) y en los platós de Franstudio (Saint-Maurice, Val-de-Marne, Francia). Producido por Christine Gouze-Rénal y Jacques Bar (no acreditado) para Compagnia Cinematografica Montoro (CCM), Compagnie Internationale de Productions Cinématographiques (CIPRA) y Progéfi, se estrena el 31-I-1962 (Francia).
La acción dramática tiene lugar en Ginebra, Paris y Spoleto, a lo largo de varios meses de 1960/61. Jill (Bardot), de 18 años, es una muchacha alegre, moderna, de espíritu libre, guapa y simpática, que vive con su madre en Ginebra hasta que decide trasladarse a Paris para aprender baile en una academia especializada. Conoce a un fotógrafo que la invita a trabajar como modelo. Su imagen atractiva y fotogénica le abre las puertas del cine, donde alcanza la fama. Sus mejores amigas son Cecile (Hirt) y Carla (Kübler). Sus amistades masculinas son Dick (Sanders), Gricha (Rezzori), Alain (Roblot) y Fabio Rinaldi (Mastroianni). No todas sus amistades se comportan con ella de modo leal y sincero.
El film suma drama, drama psicológico, biografía, documental y romance. Malle, de 29 años, soltero, económicamente bien situado, siente fascinación por Bardot, 2 años más joven que él, convertida en mito erótico europeo. Concibe rodar sobre ella una cinta de carácter documental, contenido biográfico y un cierto desarrollo dramático de ficción. Su objetivo es exaltar la imagen y la figura de la actriz y dedicarle un apasionado homenaje personal. Muestra cómo la ve el público, cómo la ven los amigos que la rodean, cómo la ve Fabio Rinaldi (alter ego de Malle en este caso) y cómo cree que es ella en realidad. Admirada y adulada por muchos, en torno de ella se mueven comportamientos anclados en la codicia, el egoísmo, la hipocresía y la envidia, que tienden a situarla en una soledad dorada y opresiva. En algunos casos saltan los insultos contra ella (escena del ascensor). A los ojos de Malle, deliberadamente subjetivos, por encima de todo brilla la inocencia, la ingenuidad, la bondad y la espléndida belleza de la muchacha.
La narración, apoyada en la voz en off de un narrador (Jean-Claude Brialy en la versión original), presta especial atención a la presión de los paparazzi sobre la muchacha, a la que siguen, persiguen y acosan sin cesar, porque cualquier hecho, gesto o mueca de ella tiene interés informativo para la prensa rosa. La imposibilidad de llevar una vida privada autónoma crea problemas de estrés, relación, angustia y depresión, que ha de afrontar la propia interesada. Los amigos no se hacen cargo de la situación, no la comprenden y se ven desbordados. Algunos, como Alain, se comportan traicioneramente por razones fútiles o niñerías.
(Sigue en el spoiler sin desvelar partes del argumento)
Aburrimiento es poco. Esperaba que una película con Louis Malle a la cabeza y con Brigitte Bardot y Marcello Mastroianni en el reparto sería como mínimo buena pero el film apenas engancha y solo en los minutos finales levanta el vuelo, brevemente, antes de caer en el ridículo.
La dirección de Malle aquí no es ni la sombra de lo que fue en otras películas suyas como en Adiós, muchachos , un montaje rápido, a veces sin sentido, que acorta el camino en una narración bastante floja. La historia prometía, una hermosa joven abandona su idílico hogar para ganarse la vida en París, allí la descubre un fotógrafo que la catupulta a la fama y se convierte en una actriz deseada y perseguida.
Vida privada , como indica su título, narra las peripecia de una actriz acosada por sus admiradores, que se ve obligada a pedir ayuda al antiguo amante de su madre, un director de teatro, del que estuvo enamorado. La historia se deshace, los personajes no tienen carisma, incluso irritan con su actitudes.
No hay química ente los protagonistas. Mastroianni pasa sin pena ni gloria por la pantalla, no hay ni rastro de aquel vividor intrépido de La dolce vita (1960) ni de aquel galán de Ocho y medio, de Fellini (1963). B.Bardot deslumbra con su belleza, pero no con sus gestos ni con sus actos. Nada que ver con la extraordinaria joven que enamora en la pantalla en Le mepris (1963). Una película decepcionante e incomprensible, visto el plantel de artistas que formaron la producción.
Dos años después de La dolce vita de Fellini, el francés Louis Malle ahondó en los albores y entresijos de una práctica periodística tan reprobable como la del paparazzismo. Brigitte Bardot da vida a una famosa modelo publicitaria cuya vida se desmorona ante el cruel acoso de la prensa rosa. Marcello Mastroianni, aquí en un papel mucho menos lucido que de costumbre, tratará de protegerla inútilmente. Aunque se trata de un veraz documento sobre el lado más pútrido de los medios de comunicación, Una vida privada presenta un desarrollo narrativo algo descompensado: a un inicio al que le cuesta captar el interés, le sigue un nudo demasiado trabado e inerte, para culminar con un final excesivamente trágico en comparación con el tono general el filme.