Una terapia peligrosa
Sinopsis de la película
Paul Vitti (De Niro), un importante mafioso de Nueva York, sufre una aguda crisis de ansiedad. El motivo es que está a punto de celebrarse una reunión, en la que se elegirá al nuevo capo de todos los capos. Aterrado, contrata los servicios de Ben Sobol (Crystal), un psiquiatra divorciado que está a punto de casarse y que le impone una terapia. Claro que Sobol tendrá que olvidarse de su vida privada y estar disponible las 24 horas del día para cualquier emergencia, si no quiere acabar de mala manera.
Detalles de la película
- Titulo Original: Analyze This
- Año: 1999
- Duración: 106
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Opinión de la crítica
Película
6.3
80 valoraciones en total
Esta es la típica película que pone a prueba la madurez de un cinéfilo, aquella que por una serie de circunstancias, sociales y culturales, te parece cojonuda cuando tienes 15 años. Entonces poseías una vaga idea de quién era De Niro Alias el mejor actor del mundo (aunque todavía no habías visto ni uno de sus mejores trabajos) y un gangster derramando lagrimones te resultaba muy cómico, igual que Billy Crystal haciendo de gafotas introvertido y neurótico (¿Woody Allen? ¿Mande?). Sin mencionar a Lisa Kudrow, completa desconocida por estos parajes hasta el inminente bombardeo de cierta teleserie ambientada en NY.
De Harold Ramis poco se puede comentar, salvo que va de lo soso a lo lamentable. Tiempo después intentó endilgarnos Al diablo con el diablo , y esa ya no coló, ni con 15 ni con 17. Ni con 666 añazos. Al diablo con Harold.
Pero volviendo con Una terapia peligrosa , este verano la localicé en la tele. El hechizo no sólo se había roto, estaba enterrado. Muerto. Únicamente le faltaba la lápida. Y el epitafio: A Robert, porque aquí y ahora empezó tu imparable decadencia. A Ramis, por parodiar con tan poco ingenio el cine de mafias. A Billy Crystal, porque después nunca has vuelto a hacerme ni puta gracia, ni siquiera en los Oscar. A Lisa Kudrow, porque eres más sosa que un polo de agua. Si no llega a ser por Phoebe, te estarías ganando los garbanzos a base de recoger cartones en la calle. Y a Joe Viterelli, el auténtico cómico, el que de verdad cumple con creces en semejante embolado. Y encima está muerto. Joder.
Una terapia peligrosa es una comedia mafiosa inteligente y divertida, bastante original y sabiamente sustentada bajo un cómico de la talla de Billy Cristal, bien acompañado por De Niro.
La película no descubre un mundo nuevo, no resulta un título memorable pese a algunos gags antológicos (como el de los tiburones o la genial parodia de El padrino), pero es imposible negar su ingenio y la agilidad de sus brillantes diálogos, su intermitente pero siempre descacharrante hilaridad y su simpática falta de pretensiones.
La química entre la pareja protagonista es espléndida y a ella hay que agradecer buena parte del mérito de la película, la cual supone una curiosa, ligera y bien tejida mezcla de géneros (comedia y cine de mafias) que desemboca en un film muy gracioso, tremendamente inspirado en muchos momentos y con algunos diálogos sencillamente geniales, poblado de momentos divertidos y ocurrentes.
Cierto es que la brillantez de la primera hora y cuarto queda levemente ensombrecida por una parte final más convencional y apresurada y menos entretenida, y que la vertiente dramática no está bien explotada, pero lo mismo da que da lo mismo, porque al final uno acaba con la sonrisa en la cara, y eso sólo lo consiguen, como mínimo, las buenas comedias.
Harold Ramis, eres bueno… eres bueno, sí, muy bueno.
¿Qué? ¿Pero qué cojones…? ¿Está diciendo que me quiero follar a mi madre?
Casi a la vez que Tony Soprano, otro gangster italoamericano, Paul Vitti, va a psicoterapia, aunque en la planta cómica.
El capo mafioso sufre crisis de sensibilidad. Teme que otros capos puedan notarlo, y le merienden. Con maneras de matón se lo expone a un espantado psiquiatra, Billy Crystal dando perfecta réplica a un De Niro que saca su lado histriónico y borda la caricatura.
Guión paródico, muy bien afilado, deja media docena de golpes memorables, casi todos en los chispeantes diálogos.
Está entre las películas que han contagiado al lenguaje corriente una de sus frases ( ¡Eres bueno! ¡¡Eres muy bueno!! ).
Facturada en tono ligero, proporciona un buen rato, con risa garantizada.
Para redondear el disfrute no hay que perder de vista a Joe Viterelli, de guardaespaldas: un lujo añadido.
Brillante comedia de mafiosos. Tal vez por la debilidad que tenemos los argentinos con los psicólogos y psiquiatras es que me descuajeringué de la risa con éstos dos colosos de Robert de Niro y Billy Crystal en un duelo de gigantes que es para sacarse el sombrero. Un mafioso con serios problemas de depresión acude a un renombrado psicólogo para tratarse y se obsesiona con el pobre médico que es acosado constantemente por el gángster y su pandilla, buscándo que le resuelvan los transtornos con demasiado apresuramiento. La trama está muy bien armada con pasos de comedia hilarantes y chistes graciosos muy al estilo de Crystal que jamás hace uso del mal gusto ní de la cursilería y es un maestro en las comedias de enredos. Absolutamente recomendable, para pasar un momento agradable con las bufanadas de los pistoleros y con actuaciones magníficas. Prestar atención a Joe Viterell que se come la película.
Al principio de la notable comedia de Jerry Lewis Three on a couch, se muestra el directorio de un edificio de oficinas. Cuando llega el turno de la lista de psiquiatras que allí trabajan, comienza una panorámica que parece interminable. Parece ser que en Estados Unidos la profesión de psiquiatra es tan popular como en cualquier otro lugar la de camarero o la de agente de atención telefónica. Y es que si existe alguna profesión legal que conozco más por el cine que por conocimiento directo, ésa es la de psiquiatra. No quiero decir que no me haga falta acudir a uno, pero bueno, vistos los resultados nada satisfactorios que consiguen (véase Woody Allen), pues casi prefiero seguir viéndolos en la pantalla.
Analyze this es una simpática comedia en la mejor tradición del cine americano con psiquiatra. Aunque su jugada maestra consiste en conjugar este tipo de comedia con otro subgénero arraigado en el cine americano, el thriller de mafiosos. Y de esta interacción genérica nacen los momentos más conseguidos de la película, aquéllos en los que el psiquiatra, de naturaleza pacífica, se ve envuelto en los violentos tejemanejes de su cliente, un capo de la mafia.
He de confesar que, tras recapacitar un buen rato, he decidido acudir al psiquiatra. Ahora estoy en su consulta y me he traído el portátil. Para escribir esta crítica le estoy robando un poquitín de WiFi, je je je…