Una razón brillante
Sinopsis de la película
Neïla Salah es una joven del extrarradio parisino que sueña con ser abogada. Se ha matriculado en la facultad de Derecho más importante de París, pero el primer día de clase tiene un enfrentamiento con Pierre Mazard, un profesor algo conflictivo. Para redimirse, el profesor propone a Neïla ayudarla a preparar una importante prueba a nivel nacional. Aunque cínico y exigente, Pierre sería la ayuda ideal que Neïla está necesitando pero para ello tendrán que empezar los dos por superar algunos prejuicios.
Detalles de la película
- Titulo Original: Le brio
- Año: 2017
- Duración: 95
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Opinión de la crítica
Película
6.2
25 valoraciones en total
La oratoria – el arte de hablar con elocuencia, según la RAE – tiene, de forma injusta, mala fama. Se la asocia con el engaño, con la mentira, con la seducción o con el enredo. Y es una percepción inmerecida, porque en realidad se trata de la habilidad de practicar la fluidez retórica, es decir, de ejercitarse en la difícil maestría de aprender a expresar de forma persuasiva lo que se piensa o se siente, sin dejar resquicios para la duda, tratando de ser lo más claros y concisos que sea posible, evitando andarse por las ramas o perderse en divagaciones innecesarias. Pero se asocia con las prácticas habituales que utilizan políticos y embaucadores, en vez de darnos cuenta que a todos nosotros nos sería más útil y provechoso saber formular en pocas y certeras palabras lo que queremos decir.
En un mundo ideal, sería un medio para conectar, en armonía, nuestros actos con nuestra intención y con nuestro discurso, tal y como refleja la cita de Mahatma Gandhi que he elegido como título de esta reseña. Por lo tanto, nada que objetar. Pero como toda disciplina que se puede enseñar y aprender, puede utilizarse, una vez dominada, con sabiduría (para alcanzar un buen propósito) o arteramente (para vencer y embaucar a un contrincante). Y esta contradicción es la que muestra la cinta francesa que nos ocupa: cuando lo único que parece que cuenta es derrotar al adversario a través de las palabras, con desprecio de su significado y contenido, sin tener en cuenta la veracidad o falsedad de los enunciados que se defienden.
Estamos ante una película demasiado tibia, complaciente, blanda y simplista, que más que una reflexión sobre la oratoria es un mero entretenimiento que confronta a dos individuos: una estudiante de los arrabales parisinos, nacida en Francia pero de origen magrebí, y a un reputado profesor de pura cepa francesa. La una tiene toda su vida por delante y quiere ser abogada, el otro deambula sin ilusión ni consistencia en el ocaso de una existencia fallida que nos muestra su hundimiento emocional. Dos personajes antitéticos y, en apariencia, irreconciliables, que se encuentran por azar y se vinculan por una necesidad engañosa, donde la claridad, honestidad y franqueza brillan por su ausencia.
Sólo el buen hacer interpretativo de sus dos actores principales – Daniel Auteuil y Camélia Jordana – nos hace no tener en cuenta y olvidar la falacia afectada y teatrera del arranque de la historia. Si fuéramos críticos, la propuesta sería insostenible por la cantidad de almíbar que supura, pero por una vez las buenas intenciones de fondo nos permiten excusar, parcialmente, su exceso de sacarina.
Nos llega a nuestro país la sexta película del actor y director israelí nacido en Francia Yvan Attal. Entre los anteriores trabajos del director podemos destacar algunas películas como su opera prima Mi Mujer es una actriz y Dot Not Disturb. Quizás este sea su mejor trabajo hasta la fecha.
Este director siempre en sus trabajos nos ha querido mostrar el mundo del racismo en Francia, en esta ocasión nos cuenta el inicio de una joven nacida en Francia (Camélia Jordana), pero con raíces árabes que ha decidido ir a la universidad para estudiar la carrera de derecho. El primer día de clase y tras llegar tarde tendrá que enfrentarse a los comentarios racistas de su profesor (Daniel Auteuil).
A partir de ese momento y para mantener su reputación y no ser expedientado por el grave incidente ocurrido con la chica, el profesor tendrá que ayudar a su alumna a prepararse para una prueba a nivel nacional. La película nos llevará por todo el camino de aprendizaje que llevan los protagonistas, con sus buenos momentos y con altibajos que se irán produciendo debido a la actitud del profesor.
El personaje de Camélia ha sido toda una sorpresa, vamos conociéndola a medida que va pasando el metraje, con sus actitudes, amigos y familiares. Hace una interpretación magnifica, llena de fuerza y no dejándose pisotear en ningún momento por la sociedad racista que le rodea en muchas fases de su vida.
Que decir también de la actuación de Daniel Auteuil, aunque ya estamos acostumbrados a verlo en diferentes papeles, aquí nos vuelve a dar una interpretación formidable, con este papel de malo y con pensamiento y actitudes pasadas completamente de moda. Es un cascarrabias, pero con buen corazón.
El director nos quiere mostrar el lado más oscuro de la enseñanza, pero también nos da una lección, mostrando que con trabajo y lucha de pueden conseguir tus sueños, independientemente de la cultura y nivel social que tengas.
En definitiva es una buena película, con toques de humor en muchos tramos, pero que toca un tema muy complicado, como es el racismo y más en un país como Francia, donde hay muchos habitantes de origen árabe.
Lo mejor: La pareja protagonista.
Lo peor: Va de más a menos.
Una razón brillante, me ha parecido una buena película. Con un diálogos que no rehúyen al insulto. Excepcional el papel del profesor-tutor y alumna. Choque de personajes, por racismos, por apariencias, muy candentes en nuestra sociedad.
Es el arte de convencer, tanto lícitamente, como ilícitamente, aún no teniendo razón y sin estar convencido de lo expuesto. La verdad da igual, con tal que se lo crea.
Muy buenos los actores. Tanto Camelia Jordana, como Auteuil..
Una razón brillante no es una brillante película, pero sí es una comedia entretenida que atesora unas cuantas razones para ira verla: el buen trabajo de los actores principales, Daniel Auteuil y Camélia Jordana, algunos golpes de humor que provocan la risa de la sala, una buena exposición del encontronazo entre culturas, un guión que, aunque previsible, funciona bien en general, y, por cerrar la lista, un recordatorio de la importancia del lenguaje como instrumento de poder, convicción y también, cómo no, como herramienta para básica del ser humano para transmitir quiénes somos y qué queremos.
Una razón brillante es una nueva puesta en escena del mito de Pigmalión, con el que G. B. Shaw realizó su brillante obra de teatro, después adaptada al cine en el musical de George Cukor bajo el nombre de My fair lady. Las interpretaciones y lecturas han sido tantas que se necesitaría una extensa y prolija reseña para dar noticia de todas ellas, tal es la fascinación que el mito ha ejercido sobre escritores, músicos, cineastas, pintores y demás creadores.
En este caso, Yvan Attal, el director, lo adapta a la sociedad actual y utiliza como marco la universidad parisina, donde una joven estudiante, de vivo ingenio y fuerte personalidad, será preparada por un cínico y más que incorrecto profesor para participar en un concurso nacional de oratoria. Con este reparto de papeles la confrontación está servida, así como los elementos para construir una comedia en la que no falte la ironía, la crítica social ni, por supuesto, los momentos emotivos.
No será brillante, pero a quién le importa la brillantez si se puede pasar un buen rato disfrutando de una comedia.
Le brio está dirigida por Yvan Attal, presentando a Neila Salah (Camélia Jordana) viajando en tren desde las afueras de París para asistir a su primera clase en la universidad de derecho de la capital. Cuál es su sorpresa al comprobar que, por llegar cinco minutos tarde, el profesor Pierre Mazard (Daniel Auteuil), se ensaña con ella cruelmente, mediante la palabra, buscando el conflicto racial y, en definitiva, siendo un auténtico cafre. Eso le llevará a la dirección a decidir que será él mismo quien entrene a Neila para el prestigioso campeonato de oratoria nacional.
UNA RAZÓN BRILLANTE eleva las palabras a un nivel distinto al acostumbrado. Pedagógica y obligatoria para educadores, nos habla del uso de la razón, de la forma de hablar, de la potencia del vocabulario y de la elegancia e imagen personal de cada uno. El hábito hace al monje, como se dialoga en el filme. Convencer es el objetivo, y entre alumna y profesor iniciarán un viaje en el que ambos se conocerán a sí mismos y al que tienen enfrente, mientras el espectador asistirá a un guion quizás predecible, pero que sabrá atrapar al espectador gracias a las solventes interpretaciones de Daniel Auteil y Camélia Jordana.
En definitiva, UNA RAZÓN BRILLANTE no es la típica comedia francesa, tampoco es para todos los públicos, ni lo pretende, pero sí que tanto educadores como espectadores interesados podrán extraer muchas cosas interesantes de ella mientras asisten a las disparatadas conversaciones y clases entre profesor y alumna. Nominada a tres premios César en Francia, y Camélia Jordana se lo llevó por mejor actriz revelación, no os la perdáis.