Un pie en el infierno
Sinopsis de la película
Mitch Garrett perdió a su esposa embarazada por no poder pagar una medicina. Nadie acudió en su ayuda para prestarle el dinero, por eso Mitch, ofuscado por el odio, decide arruinar la vida de las gentes del pueblo. Al frente de una banda de forajidos se propone robar todo el dinero del banco.
Detalles de la película
- Titulo Original: One Foot in Hell
- Año: 1960
- Duración: 90
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Opinión de la crítica
Película
6.2
32 valoraciones en total
Un interesante western a medio camino entre el clasicismo del género (la forma fílmica de esta película) y su etapa crepuscular (los caracteres de varios de sus personajes).
Tras un memorable comienzo, la posterior historia de la venganza, en mi opinión, se hace poco creíble y, quizás, hasta disparatada. Pero, sin duda, el halo de ciega pasión amorosa -aunque mal desarrollada y muy poco enunciada- que envuelve al protagonista -un inexpresivo como casi siempre Alan Ladd- y que lo impulsa hacia la autodestrucción, hace que el film no sea del todo desdeñable.
Los personajes se mueven ya en la ambigüedad psicológica del western crepuscular, aunque los rasgos violentos y subversivos aún no sean nada explícitos. Hay que esperar para ello a la plenitud de Sam Peckinpah, de Artthur Penn, de Richard Brooks… con sus seres inadaptados que se rebelan con esa violencia aludida ante un mundo que va cambiando y que no logran aceptar. En la película que aquí nos ocupa nada de esto sucede todavía y, por otra parte, su factura estilística es totalmente clásica.
Un western, pues, que con una dirección con más brío, con un guion más solvente, y remarcando el arrebato -o la locura amorosa- de romanticismo en el personaje central, hubiese sido una obra importante.
Sencillo, básico, directo, emotivo, dinámico, poderoso, llamativo, inteligente, elegante, sucio, poderoso, genuino, apasionante, sorprendente, apabullante, indispensable, glorioso y altamente recomendable western clásico, con la historia de un hombre que pierde a su mujer embarazada a la llegada de un poblado, en el que encontrará espacio como Sherif del lugar.
Nos encontramos ante uno de los grandes clásicos del western, en el que se desarrolla una historia magnética, emocionante e inteligente, en la que hay espacio para la rivalidad, la traición, el amor y el honor, donde hay espacio para grandes y poderosos giros de los acontecimientos.
Alan Ladd, se convierte en un poderoso e indispensable protagonista, de una trama que hace remover las emociones y los pensamientos.
No suelo emplear estas palabras, pero tengo que decirlo, Un pie en el infierno, queda como una deslumbrante obra maestra del género.
Un matrimonio de colonos viaja al Oeste. Durante el trayecto la mujer que está embarazada sufre fuertes dolores, lo que hace que se dirijan al pueblo más cercano para pedir la ayuda de un médico. Una vez allí, no son recibidos con los brazos abiertos sino más bien todo lo contrario, y debido al mal estado en el que se encuentra la mujer, está fallece, lo que llena de consternación a los habitantes del pueblo, por lo que deciden darle el trabajo de sheriff al marido Mitch Barrett (Alan Ladd) para así poder acallar su conciencia. Mientra, este intentara buscar venganza, llevándose lo más preciado del pueblo, su dinero.
Protagonizada por Alan Ladd, en un papel alejado del que nos tiene acostumbrados, es el marido, un hombre normal y corriente que viajaba con su mujer al Oeste, para buscar un futuro mejor. Un hombre que aunque de apariencia tranquila, desde que perdió a su mujer lleva el infierno dentro y solo tiene una meta, vengarse de esos vecinos que ante la enfermedad de ella, antepusieron el dinero.
Para llevarse ese dinero se mezcla con gentes de baja estofa que se dedican al robo, a los que contrata en otros pueblos, este es el caso de Dan Keats (Don Murray), el cual al contrario que Mitch por culpa del amor buscará su reinserción a la sociedad.
Tiene muy buenas interpretaciones, con personajes muy creíbles, buen argumento con algún giro de guión bastante acertado. Es un western clásico de 1960, aunque en el planteamiento de la venganza tenga más de western crepuscular. Y el sabor amargo de una sociedad, está de los nuevos territorios del Oeste, que ya no es retratada como hospitalaria y solidaria, y pierde aquí parte de su magia.
En la parte técnica, no hay nadie muy conocido, pero todos realizan bien su trabajo, quizás destacaría que el guión fue escrito por Sydney Boehm y Aaron Spelling, Este último, el famoso productor de series de los años 70,80 y 90.
Que yo recuerde, ninguna película del oeste ha tenido un comienzo tan original como ésta. Unos minutos iniciales que echan por tierra cualquier buena imagen del típico pueblecito americano y su respetable comunidad. Pero en el fondo, eso es América misma: individualismo y desconfianza del primero que entra por la puerta pidiéndote ayuda. A partir de ese momento, nos encontramos con un Alan Ladd en un papel atípico en él, es el protagonista de la primera parte de la cinta, pero luego el peso recae en Don Murray, algo que tampoco es habitual en los westerns americanos: un en apariencia secundario va ganando peso específico en la trama y termina siendo el protagonista. O quizá haya dos intérpretes principales, cada uno con su desgarrada historia. El final es previsible, pero asistimos a una película incómoda, y hasta desaprovechada, se queda un poco a medio camino. Pero…¿qué película es perfecta?. Por cierto, uno de los guionistas es Aaron Spelling, el que fuera durante décadas el rey de las series en Estados Unidos (Starsky y Hutch, Los hombres de Harrelson, Los Ángeles de Charlie, Melrose Place, Sensación de vivir…), actor, productor, guionista, hizo de todo, empezando en el año 1953. Fué padre de la famosa Tori Spelling. Qué cosas. Y si han visto ustedes Un hecho violento , película española realizada un par de años antes que esta y dirigida por José María Forqué, advertirán alguna similitud al comienzo, aunque luego la historia sea bastante diferente.
Si tu mujer muere por falta de ayuda, si los habitantes del pueblo son incapaces de ayudar a tu mujer a no ser que tengas dinero, si el farmacéutico no te da la medicina a no ser que le apuntes con un revolver, todo el odio hacia el pueblo es lo único que te vendría a la cabeza. Alan Ladd compone un personaje fuera de sus registros pero con una vena romántica que te dan ganas de unirte a su causa y poner a los habitantes del pueblo en cuarentena, luego vendría la locura y a los locos hay que colgarlos. No tengo casi ningún recuerdo de la primera vez que la vi y de eso hace solamente 2.000 días. Espero y deseo que cuando pasen otros 2.000 días recuerde semejante obra tan ignorada como fascinante.