Un pez llamado Wanda
Sinopsis de la película
Un cuarteto de atracadores ejecuta con éxito un gran golpe en la joyería Hatton Gardens de Londres. El problema es que es detenido George, el jefe de la banda y única persona que sabe dónde están escondidas las joyas. Wanda, la única mujer del grupo, planea seducir a Archie, el abogado defensor de George, con la esperanza de sonsacarle el escondite del botín. Los otros dos miembros del grupo que esperan su parte son Otto, un siniestro psicópata admirador de Nietzsche, y Ken, un tartamudo aficionado a los peces exóticos.
Detalles de la película
- Titulo Original: A Fish Called Wanda
- Año: 1988
- Duración: 108
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Opinión de la crítica
7
88 valoraciones en total
Han pasado más de 20 de la primera vez que vi esta película, y aún me sigue pareciendo una maravilla. Me río muchísima con ella. Quizás la historia es lo más flojo del film, con poco peso y casi un poco estúpido. Pero todo lo demás lo compensa con creces.
Los personajes son la bomba:
1- John Cleese en el papel de abogado defensor está perfecto. Hombre serio, formal, correcto, marido fiel y padre ejemplar, se encuentra de la noche a la mañana con un marrón de mucho cuidado. Un monumento de mujer que le declara su afán por acostarse con él. Las múltiples ocasiones para llevarlo a cabo nos harán reír de lo lindo, con sus gritos y gestos.
2- Kevil Kline, que decir de su actuación si le otorgaron un oscar. Ese personaje camaleonico, a veces agradable, a veces cruel. Matón a sueldo y estafador por vicio. Amante de la amante del abogado. Sus vigilancias a la chica de las escenas más divertidas.
3- Jamie Lee Curtis está como Wanda, como pez en el agua en este papel. Esta actriz se desenvuelve en este género de forma muy cómoda. Tiene algo innato para la comedia. A parte de disfrutar de su encanto y de un cuerpo que causa envidia. Lástima que no haya explotado esta ventaja en su filmografía. Es la amantísima de la peli.
4- Michael Palin, el tartaja como lo llama Kline. Es el punto más débil de la ecuación para llevar a cabo el robo. Hombre correcto y capaz, pero que se ve muy limitado por su problema vocal y por su amor a los animales. Su persecución a la anciana, es una maravilla para la comedia.
5- Tom Georgeson, el cabecilla del plan del robo de los diamantes. Pero el principal estafado en esta historia. Su interpretación la definiría como corta pero intensa. Esa forma de armar la marimorena cada vez que aparece en escena, es su firma personal.
Todo un lío montado a raíz de un robo y su posterior encarcelamiento del líder, da al traste con la ocasión de hacerse ricos a todos, con lo cual tendrán que idear un plan para hacerse con el botín, y librarse de los demás miembros del grupo.
No crean que perdí la cordura a la hora de escribir el título de esta crítica. Simplemente corresponde a parte del discurso del abogado defensor (Cleese) durante el juicio, uno de los fragmentos más graciosos de la película en mi opinión.
Es la típica comedia de enredos alocada que resulta simpática y entretenida pero cuyo director no sujeta con mano firme. Sobre todo se le va de las manos el personaje de Kevin Kline, cuya sobreactuación estropea algunos momentos, muy pocos, por fortuna. También el argumento llega a enredarse demasiado, y el final es blandito. Chistes como el de la apisonadora pierden gran parte de la gracia por culpa de un raccord mal trabajado –¿qué cemento usado comúnmente tarda en secarse tres segundos?–.
Jamie Lee Curtis, que tenía un cuerpazo, despliega sus dotes para la comedia –y para la estimulación sexual–, y entre ella y Cleese hay buena química. También me gustó el extraño tartamudo de Michael Palin, aunque el gag de los perros, gracioso, todo hay que decirlo, me parece metido con calzador, pues se aleja demasiado de la trama del botín y las seducciones.
Recopilación de curiosidades:
• En algunos montajes preliminares, las muertes de los perritos eran más truculentas. Llegaron a emplearse vísceras reales. En las audiciones de prueba anteriores al estreno, el público reaccionó negativamente, por lo que se volvieron a rodar las escenas para que se notara que los cadáveres caninos eran falsos.
• En el doblaje italiano, Otto chapurrea el español en vez del italiano.
• En la escena del robo, el encapuchado que atina al botón con la ballesta es realmente Kevin Kline, que lo consiguió al segundo intento.
• Los peces que se come Kevin Kline estaban hechos de gelatina. A pesar de que él mismo se ofreció a comérselos vivos, no le dejaron.
¿Aún no había criticado el film? ¡Dios mío!
¿Y para qué criticarlo? Lo adoro. En serio. Es una extensión natural del trabajo de los Python (Cleese y Palin brillan) a la que se suma la brillantez cómica de Kline (un Oscar se llevó por hacer de gañán disparatado en la pinícula) y el sexy humorismo de la a menudo desaprovechada Jamie Lee Curtis.
¿La historia? Puro MacGuffin, oigan: un lío de no te menees por un quítame allá esa lllave.
¿Los gags? Tronchantes y demoledores. Tal vez no tan anárquicos como los que uno vería en La vida de Brian (aquí hay cierto hilo argumental más o menos bien atado), pero memorables a menudo:
Para hacerse una idea del nivel de la comedia en el panorama cinematográfico internacional allá por los años ochenta, nada tan clarificador como el hecho de que una comedieta de medio pelo como ésta fuese celebrada como una obra maestra del género desternillante. Hay que reconocer que tiene media docena de buenos chistes visuales, y que la sección Monty Phyton que aparece por aquí hace gala de una indudable vis cómica. No se puede decir lo mismo de Kline, que en mi humilde opinión hace uno de los peores papeles de su dilatadísima carrera. Otto, eres un mierda. La Curtis luce tipazo y rellena el encuadre con su estúpida composición de mujer fatal de todo a cien.
El argumento es flojito, rayano en lo bochornoso, aunque si entramos en el juego de lo grotesco con un toque surrealista, tiene un pase. Lo que me parece de juzgado de guardia son los minutos finales, con el numerito de la apisonadora y los lamentables rótulos, más que sobre impresionados sobreimpresionantes, con los que nos deleita el director en el plano de cierre. Que conste que me he reído volviéndola a ver, pero considerar a esto una gran comedia me lleva a pensar que el que no se consuela es porque no quiere.
Genial, irreverente y disparatado relato de ladrones. Es una comedia de personajes que critica sin reparos la sociedad británica de los 80, al tiempo que permite al espectador desternillarse de risa mediante los múltiples enredos de los que está compuesto el guión. Con un elenco de actores especialistas en comedia, un humor inteligente y un sinfín de despropósitos, el film narra las peripecias de un grupo de atracadores que no paran de traicionarse entre sí. Al final la historia es lo de menos, primando las reacciones de los personajes ante las distintas situaciones. Una de las mejores películas de humor de los 80.