Ultimátum a la Tierra
Sinopsis de la película
Una nave extraterrestre llega a la tierra con la misión de entregar a los hombres un importante mensaje. El mundo entero queda conmocionado el día en que, sin previo aviso, un platillo aterriza en Washington y de él sale Klaatu, un alienígena de aspecto humano acompañado de Gort, un amenazante robot. La petición que Klaatu hace a todos los gobernantes del mundo es rechazada. Así las cosas, Klaatu decide observar cómo viven los humanos y, para ello, se hospeda en la casa de una mujer (Patricia Neal), madre de un chico, con el que Klaatu entabla amistad.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Day the Earth Stood Still
- Año: 1951
- Duración: 89
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Opinión de la crítica
7
31 valoraciones en total
Una nave espacial aterriza en Washington DC y de ella sale un extraterrestre flanqueado por un amenazador robot con una capacidad destructora increíble. Tras ver rechazados sus esfuerzos por reunirse con los líderes mundiales para prevenirles del fin inminente de la Tierra, el extraterrestre Klaatu se lanza a la calle.
Ultimátum a la tierra es una de las primeras películas de ciencia-ficción de todos los tiempos. Rodada a comienzos de los años cincuenta por Robert Wise, un inexperto dentro del género, la obra se presenta como un férreo alegato antimilitarista acorde con las tensiones internacionales vividas tras la segunda guerra mundial entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Desde el primer momento, el film adquiere un tono semidocumental, los primeros veinte minutos de la cinta así lo ratifican, limitándose a narrar la acción fríamente, sin introducir a ningún personaje todavía. En este aspecto, la historia no nos deja un protagonista claro, quizás el emisario intergaláctico Klaatu se erija como el personaje principal de la trama, una trama naturalista, desarrollada en exteriores principalmente y con una gran fuerza dramática a la hora de relatar los conflictos internos de los personajes. Destacan sobre todo los minutos finales, muy bien ajustados al estilo de la obra en general, dejando esa pizca de esperanza para un futuro mejor.
Técnicamente, Wise aprovecha algunos materiales de archivo, como las grabaciones iniciales de la capital norteamericana, junto con un estupendo juego de luces y sombras para crear una atmósfera de realismo, clave a la hora de afrontar el planteamiento de la cinta. El reparto se muestra acertado, sobre todo Michael Rennie, que lleva a cabo una magistral interpretación en el papel de visitante extraterrestre. La banda sonora combina algunas partituras realmente fantásticas de Bernard Herrmann, que emplea el theremin, instrumento poco conocido, como un elemento tonal para lograr una mezcla de estilos, referente de la película.
En conclusión, este título representa una de las primeras incursiones de un gran estudio en el género de la ciencia-ficción, apartándose además de otras muchas producciones, al esbozar a nuestros vecinos galácticos de una forma sociable y natural.
Se suele decir que esta película ha envejecido mal. Un sí rotundo. Porque de haber envejecido bien, podríamos estar hablando de un planeta, el nuestro, anclado galácticamente hace más de cincuenta años. Y eso no ha sucedido. O sea que demos gracias al cielo porque este envejecimiento acelerado del film haya tenido su causa en un mayor conocimiento espacial y en avances del Hombre muy significativos en esta materia.
Pero el verdadero valor de Ultimátum a la tierra de Robert Wise no estriba en los detalles morfológicos o de atrezzo de los extraterrestres. El valor profundo del film, ese que no ha envejecido, es el entendimiento de que formamos parte de un universo desconocido, un universo que, con vida o sin ella, merece el interés y el cuidado de la especie humana. Un amplio abanico de posibilidades están abiertas al hombre pero todas ellas pasan por la conservación de la naturaleza y del espacio. Ese es el verdadero ultimátum. Por una vez el título hispano acertó en la plenitud de la diana.
Es correcto decir que los efectos especiales fueron buenos para su época. La nave espacial, las desintegraciones armamentísticas y los rayos láser están bien, pero es lo que peor ha envejecido. Sin embargo, la idea de un ET dándose un garbeo turístico por las calles de Washington D.C., confraternizando y aumentando sus conocimientos, pues me ha resultado sorprendente y digna de aplauso. Queda demostrado que mi casa – ET no ha sido el único extraterrestre bueno y que ya en el 1951 ya había quienes pensaban que no todos los procedentes del espacio exterior, marcianos, aliens, etc., debían venir como Atilas impíos devoradores de hierbas humanas.
Como cinéfilos podremos hablar de incoherencias o de algún gazapo que otro. Por ejemplo, dejar la nave espacial, supuestamente el mayor acontecimiento histórico de la Humanidad, prácticamente sin vigilancia con tan sólo un par de soldaditos despistados, es tan increíble como apropiado a la trama, pero la cosa tiene un valor muy muy residual. Lo que en realidad importa es ese toque de atención que Robert Wise quiere darle al mundo acerca de los peligros de la física atómica.
Juntamente con La invasión de los ladrones de cuerpos de Don Siegel, Ultimátum a la tierra es una de las mejores películas de ciencia ficción de la historia del cine. Michael Rennie está perfecto en su papel, incluso Sam Jaffe da el pego como científico tipo Einstein. Pero la verdadera cualidad del film es su mensaje. 5O años antes de la fecha fijada para la Odisea del Espacio, ya existía un director que se atrevía a decirle a los gobiernos, o frenamos esto o nos vamos al garete .
Lo que pasa es que los gobiernos parecen estar sordos. ¿Será que no han envejecido bien?.
Si tuviera que elegir una película de entre muchas del género de ciencia ficción, que destacó en una época tan conflictiva como fueron los años 50 donde la paranoía a la creciente e imparable proliferación nuclear y el miedo a lo desconocido era algo habitual entre la desconfiada sociedad norteamericana ULTIMÁTUM A LA TIERRA sería sin duda la película que yo elegiría, por el mensaje que trasmite al espectador a lo largo de su metraje.
Basicamente la película es un claro alegato contra la violencia, la guerra, el miedo y la ignorancia del ser humano contra todo lo que no viene de nuestro propio planeta, no se deja influenciar por otras tendencias del género de de aquella época, que todo lo que viene del cielo es malo, la película nos muestra de manera impecable, de que el miedo y la hostilidad son perjuicios nuestros, de toda la humanidad, y que con ello en nuestra conciencia sólo nos puede llevar por el camino de la autodestrucción entre nosotros.
Y como lo importante en una película en si es la historia que se nos trasmite, el guión de Edmund H. North basada en una historia de Harry Bates me parece en pocas palabras no muy bueno sino excepcional, más aún en su parte final con el mensaje que el emisario Klaatu finalmente logra trasmitir a toda la humanidad.
Cabe destacar el gran trabajo llevado a cabo por el actor británico Michael Rennie, uno de los mejores que ha hecho a lo largo de su carrera, sin olvidar la fotografía en blanco y negro de Leo Tover, la música de Bernard Hermann y la dirección del todoterreno de Robert Wise, que en pocas palabras debo decir, que ésta es una película que ya forma parte de la historia del cine.
Michael Rennie was ill the day the earth stood still… Ummm, cantará años después una boca sensual y mixtificadora en los créditos de esa declaración de amor al tipo de cine que Ultimátum a la tierra representa en lugar de honor, hablamos de la Rocky Horror Picture Show
¿Y bien? Ésta es una película que creo escuela, una genialidad que envejeció de un modo espectacular, ni el mejor cirujano plástico podría hacer algo igual, una obra de arquitectura cinematográfica, un cuento mágico,…
Es, también, el sueño de un esteta futurista, de un amante del cine, un amante porque le hace el amor en muchas de las escenas,… imposible seleccionar una,… el encantador final, tan camp.
Referencia básica e insustituible del género, necesaria para entender todo el cine posterior, SCI-FI en estado puro.
Imperdonable perdérsela, ideal para iniciarse en el gusto del cine de amenazas del espacio exterior (y otras invasiones), uno de los géneros más agradecidos y fieles con el espectador (y viceversa)
Ultimátum a la tierra no sólo debe ser considerada como un clásico de la historia del cine de ciencia-ficción, porque va más allá de eso. Robert Wise esboza con esta historia el perfil de la sociedad norteamericana, aturdida aún por los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial.
Como película de ciencia-ficción, no se le puede reprochar nada: los efectos especiales son espectaculares para su época y las actuaciones son impecables, especialmente la de Michael Rennie como visitante intergaláctico. Pero destaco sobre todo las escenas en las que el visitante extraterrestre toma contacto con la forma de ser de los humanos. Se refleja con ellas una sociedad contradictoria y violenta, propia de la personalidad de nuestra especie: la actitud ante lo desconocido suele ser de desconfianza, y la reacción, violenta. De modo que ¿no será que el verdadero peligro somos nosotros mismos?. No es de extrañar la reacción del visitante extraterrestre en el cementerio, en esa brillante escena, cuando descubre que tantas personas han muerto en el mundo por guerras inútiles y absurdas.
En definitiva, Ultimátum a la tierra no es sólo una película de ciencia ficción cogida al vuelo. En un caso parecido, recomiendo Invasión de los ladrones de cuerpos , donde tambien se tiene lugar un transfondo que va más allá de la simple linea argumental, algo que es de valorar, y que carecen otras películas del mismo género.