Tres días con la familia
Sinopsis de la película
Después de haber pasado algún tiempo en el extranjero, Léa debe regresar inmediatamente a Gerona, donde su abuelo paterno acaba de fallecer. La muerte del patriarca de los Vich i Carbó es la excusa perfecta para forzar la convivencia entre sus descendientes. Los tres días que duran el velatorio y las exequias sirven para mostrar el juego de las apariencias y la hipocresía típico de una familia de la burguesía conservadora, en la que los problemas son evidentes, pero nunca se hacen explícitos.
Detalles de la película
- Titulo Original: Tres dies amb la família (Tres días con la familia)
- Año: 2009
- Duración: 79
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Opinión de la crítica
Película
6.2
24 valoraciones en total
Sorprende ver como una muchacha tan joven como MAR COLL haya sabido hacer una película tan madura como ésta en la que los silencios y las frases a medias son tan explícitos en cambio, al igual que las miradas -como en los cuentos de Chejov-. Y mantener ese tono durante toda la película no deja de tener su mérito.
Se ve y se saborea bien (igual una segunda visión, acto seguido no tanto..) pero resulta una primera obra valiosa, con unas actuaciones conseguidas (NAUSICAA BONNIN y EDUARD FERNÁNDEZ en primer plano, pero sin olvidar a PHILIPPINE LEROY -hija de Philip Leroy-interpretando a la madre o RAMON FONTSERÈ como el tiet ‘assenyat’).
Y si uno ha tenido un muerto -vade retro!- cercano en la familia, aún se identifica más, aunque hay también una historia de crecimiento personal adolescente en la trama. BRAVO, MAR!
Con aire afrancesado llega el largometraje, de Mar Coll, un trabajo de los alumnos disciplinados y talentosos de la Escuela de Cine de Cataluña, en el proyecto Opera prima. Recuerda a directores franceses que han tomado la institución familiar como punto de partida para indagar en los problemas que acarrean este tipo de relaciones cuando todo se basa en la apariencia y en la mentira.
Para contar esta historia la directora mira al interior de la burguesía catalana, de la que ella forma parte, pudiéndose ver reflejada en uno de los personajes que ella misma crea, pero esto es ficción, claro. Un retrato realista, con un poco de mala leche en ciertos momentos, que te mantiene con el alma en vilo en todo momento, aunque resulte asfixiante en otros.
Todo se desencadena a raíz de la muerte del patriarca de la familia, siendo este el motivo de encuentro de todos ellos, en el que el espectador se hace cómplice del entramado de mentiras y falsas apariencias que rodea a los personajes.
En la grabación de la cinta cualquier simple gesto o detalle toma valor, ahí es donde radica el encanto de este trabajo, en el que los silencios y las miradas dan un valor añadido al guión, te da la sensación de que todo transcurre con la mayor naturalidad, mientras la cámara está grabando, no hay artificios, ni sobreactuación, todo está en su justa medida.
No sé si será el carácter catalán, pero en el tratamiento escenográfico también puede recordar a películas del maravilloso Ventura Pons. Se utilizan escenarios neutros, para que la historia y los sucesos tomen toda la fuerza que realmente tiene y así no desviar la atención.
Esa contención interpretativa, viene de manos de grandes intérpretes como Eduard Fernández y Ramón Fontseré, junto a una sorprendente Nausicaa Bonnín.
Aunque con las carencias propias de una debutante, Mar Coll se presenta como una directora con un futuro prometedor y por supuesto a la que hay que seguir la pista.
El debut de la alumna de la ESCAC Mar Coll plantea un trabajo tan digno como comprometido por parte de los miembros del reparto, que nos introduce en las vicisitudes y encontronazos que se suceden en el seno familiar de Léa, una muchacha que vuelve a Barcelona tras un periplo por tierras francesas y se encuentra con un panorama amargo.
Gracias al trabajo tanto de Eduard Fernández, como de Nausicaa Bonnín y Leroy-Beaulieu, Tres días con la familia despega con el suficiente aplomo como para que el espectador se sienta atraído por esa historia y esos problemas que les rodean, y parecen trazar una línea divisoria entre los distintos miembros de una familia en la que las susceptibilidades podrían saltar en cualquier momento y despedazar lo poco que queda de ese concepto al que hace alusión el título de la cinta.
De este modo, se nos sumerge en un trabajo que, con trazo grueso en algunas ocasiones, pero muy buenas maneras, sabe desgranar no sólo todos esos conflictos, sino también lograr que la rememoración de ciertos acontecimientos por parte de sus protagonistas alcancen a un espectador que, por momentos, se encuentra ante un film completamente desnudo.
No es hasta su último tramo, sin embargo, cuando todo termina de arrancar, y la intensidad dramática conferida a ciertos puntos clave, logra hacer de este sincero testimonio un ejercicio más que recomendable, que pone en liza a esta joven realizadora, y que otorga un verdadero filón (siempre y cuando nos veamos alejados de El orfanato y cosas por el estilo) al cine catalán (sí, catalán, por más que les joda a algunos) gracias a esta escuela que, esperemos, cada vez vaya abriendo paso a más y mayores talentos. Aunque más de uno siga repartiendo unos por doquier.
El cine catalán tiene un problema. Excelente cantera de buenos actores y con un teatro lleno de talento y creatividad, la producción cinematográfica catalana agoniza desde hace años y tan solo de vez en cuando aparece una perla en medio de un océano de dejadez y mediocridad. La aparición de Mar Coll y las buenas críticas que había arrancado sus Tres días con la familia me habían levantado personalmente unas esperanzas que se han difuminado con la rapidez con la que uno consume un film que destila todo lo malo y poco de lo bueno que se le supone a una debutante.
Mar Coll asegura sentirse altamente influenciada por el cine francés. Se advierte en su película cierto gusto por la contención, por la crítica a una clase social que hace de la hipocresía y la doble moral patente de corso y esto y el deseo de alejarse del cine más comercial dan fe de la apuesta por un cine de marca francesa de la directora catalana. Pero lamentablemente, las virtudes de esta película empiezan y acaban ahí. No hay nada original en Tres días con la familia. No cuenta nada nuevo y aunque a priori esto no debería suponer nada grave, pues se puede argumentar que tampoco era precisamente esa la intención de Mar Coll, sino dar su particular visión de la actual burguesía catalana, tampoco aparece por ningún lado algún atisbo de originalidad en el modo de expresarse. No hay invención ni riesgo en la propuesta de Mar Coll, y sólo la categoría de un reparto que mezcla con acierto veteranía y nuevas caras salva la nave del naufragio total. Eduard Fernández (gran actor pero que a fuerza de repetir una y otra vez el mismo papel, empieza a correr el riesgo del encasillamiento) y sobre todo, Ramon Fontserè aportan algo de solidez a un producto que se muestra famélico de ideas y garra desde buen comienzo, ayudados por la contención dramática que sabe darle Nausicaa Bonnín a su personaje.
Tres días con la familia podría pasar por la película alimenticia de un director veterano falto de inspiración, pero tratándose de una ópera prima se torna en pecado mortal. A una debutante se le puede perdonar casi todo, menos la falta de ideas e imaginación. Precisamente de esto hay que ir sobrado, y Mar Coll muestra en su debut una absoluta carencia de todo ello. Alguien debería advertirle que para hacer carrera en el cine no basta con repetir esquemas y situaciones vistas una y mil veces. Hay que imprimirles un sello propio. Por su bien y el de todos nosotros, esperemos que más adelante lo consiga.
Lo mejor: Ramon Fontserè dando su discurso al resto de la familia.
Lo peor: que esté tan vacía tanto de continente como de contenido.
Sorprendente ópera prima de Mar Coll, jovencísima realizadora que retrata muy bien la burguesía catalana, en concreto la de Girona, que es a la que mejor conoce. Y este será su primer acierto, contar algo sobre lo que puedes hablar. El segundo acierto será rodearse de buenos actores. Pero también tiene otras virtudes. Sabe retratar muy bien a la familia burguesa, desde el punto de vista de los miembros más jóvenes. Muestra su desencanto con estas familias acomodadas Ese guardar las apariencias, esa falsedad enfermiza, siempre rozando el ridículo, el esnobismo de las clases adineradas… Se respira un aire francés, quizá por la cercanía o quizá porque los catalanes son un poco franceses de carácter. Me hace gracia también el tratamiento de la famlila, tan católica, tratando de creerse esa vínculo que es mera casualidad y sin real afinidad, con ese sutil toque casi mafiosillo en el tema de cuidamos de los nuestros … Y lo mejor la genial actriz Nausicaa Bonnin que sabe reflejar demasiadas frustraciones acumuladas para su joven existencia. ¿Quién no se ha sentido alguna vez asi?