Travelling Circus
Sinopsis de la película
El director Viet Linh cuenta la agridulce historia de un pequeño circo ambulante de Hanoi que llega a una empobrecida aldea de una minoría étnica en la región montañosa central de Viet Nam. A través de los ojos de un joven del pueblo, somos testigos de la magia del circo, y de la ingenua esperanza que esa ilusión se pueda transformar en realidad. El circo itinerante es una película extremadamente realista, sensible y conmovedora que rara vez se muestra tanto en Vietnam como en el extranjero.
Detalles de la película
- Titulo Original: Ganh xiec rong
- Año: 1988
- Duración: 76
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Opinión de la crítica
Película
7.1
25 valoraciones en total
En su tercer largometraje, la directora vietnamita Linh Viet explora el ambiente de una aldea asolada por la hambruna que recibe un día la visita de un circo ambulante. Viendo una oportunidad de negocio, el director del circo pronto encontrará la manera de aprovechar las necesidades de los aldeanos en su propio beneficio, mediante un truco de magia en el que hace aparecer arroz. Sin embargo, este entendimiento es solo aparente, pues la miseria sigue asolando al pueblo y el engaño no tardará en ser descubierto.
Travelling Circus está contada principalmente desde dos puntos de vista, el del pequeño Dac que asiste crédulo al espectáculo y quiere aprender a hacer arroz para calmar el hambre de su hermana pequeña, y el de Lan, la estrella del circo y supuesta artífice del truco que no tarda en mostrar remordimientos por formar parte del engaño. La falsa sensación de entendimiento que surge a través de su amistad parece jugar por momentos con la idea de que es posible alcanzar un término satisfactorio para ambas partes. Sin embargo, la película no ofrece una solución fácil y la tensión crece y se explicita cada vez más.
Lo que hace especialmente eficaz a esta cinta no está tanto en ese choque principal entre la aldea y el circo, con la tradición y los valores que mantienen cohesionados al pueblo viéndose amenazados y puestos en tela de juicio por la falta de escrúpulos y la mercantilización de la pobreza y la necesidad por parte de los recién llegados. Este tema complejo resuena durante toda la obra, sin embargo es algo que al margen de su valor como denuncia social ya ha sido tratado en no pocas ocasiones. Lo que la hace destacar es su dimensión humana. A través de personajes como Dac, Lan, u otros secundarios como el jefe del pueblo, podemos observar un retrato cuidado de su decaimiento, su frustración y sus remordimientos por haber contribuido al desastre o no ser capaz de pararlo cuando llega demasiado lejos.
La mirada de Linh Viet está llena de empatía por sus personajes. La forma de rodar y componer las escenas refleja siempre una posición de respeto, sin caer en la pura explotación de la miseria en la que muy fácilmente podría haber caído convirtiéndose en cierto modo en aquello que quiere denunciar. Incluso con alguien tan antipático y cruel como es el director del circo, principal antagonista de la película si se le puede llamar así, hay al menos un intento de entender su postura, y sus justificaciones cínicas llegan a parecer hasta válidas en algún punto.
La película encadena secuencias de una gran variedad, mezclándose ensoñaciones con momentos sobrios de observación y grandes catarsis de liberación emocional. No mantiene un tono uniforme a lo largo de su metraje y eso añade si cabe más fascinación al resultado final al ser capaz de llevar de la mano mediante sensaciones y métodos muy distintos. Tan eficaz es esa escena en la que Dac observa en silencio mientras su hermana come, como el momento en el que el agobio causado por su remordimiento le hace explotar. Tal vez el único pero que se le pueda poner en este sentido es cierta sobreutilización de las mismas piezas de la banda sonora, en particular de una trompeta que en ocasiones se siente disonante.
No es este último, en todo caso, un problema grave, menos teniendo en cuenta las cualidades de dicha música capaz de utilizar con fuerza su instrumentación para hacer resonar sus momentos emocionales e incluso crear una atmósfera apropiada, como el gong que crea una sensación de irrealidad y misticismo a ciertas secuencias, porque en general, estéticamente, es una película muy cuidada que sabe cómo aplicar sus recursos. Gracias a una fotografía en blanco y negro muy adecuada, una composición de planos funcional y creativa y un diseño de sonido en su mayor parte impecable, Travelling Circus goza de una gran puesta en escena que multiplica su alcance emocional.
Con una sencillez aparente que esconde una extraordinaria amplitud de medios, un gran sentido de la tensión y progresión dramática, y una mirada humanista que lo sostiene todo y que en no pocas ocasiones se ha echado de menos al tratar un tema de este calado, esta pequeña película es una experiencia trágica y demoledora, que resulta aún más efectiva si cabe gracias a su habilidad en el manejo de los tonos, los tiempos y sus recursos narrativos y estéticos variados. Toda una joya imperecedera que aún hoy permanece oculta y a la que, confío, el tiempo pondrá finalmente en el lugar que merece.
Texto escrito para Cine Maldito.