Tráfico
Sinopsis de la película
Monsieur Hulot es diseñador de vehículos de una empresa de automóviles que ha sido invitada para participar en una importante exposición del motor. Hulot, que ha diseñado un peculiar vehículo que se convierte en una casa con ruedas, tendrá un accidentado viaje hasta su destino.
Detalles de la película
- Titulo Original: Traffic (Trafic)
- Año: 1971
- Duración: 96
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Opinión de la crítica
Película
7.1
52 valoraciones en total
Si hay filmes difíciles de ver, los dos últimos filmes de Tati, Trafic y Parade, se llevan la palma. Conocieron antaño edición videográfica en España bajo la colección Biblioteca de cine distribuida por Manga Films S.L. Trafic disfrutó, además, de un pase televisivo de la mano de José Luis Balbín, que la eligió como película ilustrativa de uno de sus programas de La Clave, allá en el albor de la emisora Antena 3. Y de Parade en TV, por supuesto, ni hablamos (paradójicamente, es un filme producido en formato televisivo). Imagino que una edición en DVD de ambos filmes será poco más o menos que una quimera.
¿Y quieren saber porqué no adquirí Trafic cuando tuve una copia VHS entre mis manos hace más de quince años? Porque la edición no respetaba el formato panorámico original. ¡Malditos remilgos juveniles!
63/07(11/03/18) Divertida aunque irregular comedia del cineasta galo Jacques Tati, dirigida por él y guionizada también junto a su habitual Jacques Lagrange, en un clásico relato tatiano en el que vuelve hacer burla del progreso, en una especie de secuela de Playtime (1968), pues esta acababa con un caos de tráfico de coches, y esta tiene su centro también el mundo de los autos, en una cinta que fue la última en presentar al famoso personaje creado por el realizador y actor Monsieur Hulot (tiene el impermeable arrugado, el sombrero maltratado, los calcetines amarillos asomando por debajo de sus pantalones demasiado cortos, su manera de caminar, y su gestualidad ), también única película de Tati donde el escenario inicial dibuja una trama con un objetivo específico para alcanzar, al menos, en apariencia (llegar con el auto-camping a la feria de automóviles de Amsterdam), precisamente esta odisea se ha querido ver como una alegoría de las dificultades en la trayectoria de las cintas rodadas por el director, y es que esto le llevó a rodar solo seis películas en seis películas en 30 años.
El director, intérprete y cómico Jacques Tati (Jacques Tatischeff), es considerado heredero de diversos actores y directores del cine mudo como Keaton, Chaplin o Lloyd, pero sobre todo, del actor cómico judío-francés Max Linder, actor que solía interpretar un personaje de aspecto distinguido y de atildada vestimenta, que se veía atrapado en los más insólitos enredos. Pues bien, con estas influencias, Tati creó su propio humor, que ha sido considerado un humor intelectual y muy francés. Tati fue arruinado por el fracaso de Playtime, esta película fue posible gracias al apoyo financiero de Alec Wildenstein, quien, a cambio, otorgó el primer papel femenino a su pareja de la época, Maria Kimberly. Tati vuelve a desplegar su ingenio para la construcción de gags eminentemente visuales, donde la fisicidad y la expresiva química son fundamentales para el humor, además de volver a jugar con las falsas apariencias (el mejor de estos efectos para mí es el de la mujer que parece tener un prominente escote a ojos de una lasciva mirada masculina, este hombre se acerca y en realidad es una mujer teniendo en brazos a un bebe tapada su cabeza por su largo cabello, y su trasero hace las veces de canalillo, brillante) modo dar bajón a los lujuriosos) además de dotar de personalidad el sonido.
Tati ya marca el tono (y con ello el mantra de su filmografía) en su arranque, con ese inicio en que asistimos a una cadena de montaje de automóviles (Altra), donde todo es rutinario y mecanizado, en clara simbología de la robotización de la sociedad, de cómo en pos del progreso consumista se deshumaniza, se mecaniza y pierde su esencia individualista falible, En este caso sus mordazas sus dardos van centrados a la industria del automotor, a la dependencia de la nueva sociedad de tener el mejor y más llamativo, en un nuevo modo de culto al automóvil (incluso religiosos deja caer Tati en uno de sus gags con un cura de por medio con su VW Beetle) , esto reflejado con incisivo humor cuando unos tipos mirando a una bella mujer montada en un descapotable comentan extasiados sobre la beldad de lo que observan, el espectador piensa hablan de la chica, pero luego nos damos cuenta es en realidad del descapotable, en un claro ejemplo de como el coche se ha llegado a convertir para muchos en algo incluso más sexy que una mujer, en como un trozo de chapa con ruedas puede atraer más que una sensual joven, Incluso cual extendido dicho las mascotas se parecen a sus dueños, Tati empareja los autos (más en concreto los limpiaparabrisas), a la forma de comportarse de estos en el interior. Como en todo el cine de Tati este se siente como un conjunto de set piezas, de viñetas sucesivas, donde orgánicamente se sienten puestas allí porque sí, sin ningún orden evolutivo, simplemente dardos contra diferentes elementos del progreso. Haciendo burlas de como la sociedad se ha echado en manos de unas liturgias y protocolos de comportamientos del tráfico (semáforos, guardias de tráfico, señales,…), haciendo caricaturas del absurdo de como un coche se puede transformar en algo (rozando lo absurdo, si no hundiéndose en él) alejado de lo que debería ser su uso (esto me recuerda a la evolución de los móviles, de cómo han evolucionado hasta convertirse su función de llamadas en algo secundario), esto en relación a cuando el coche diseñado por Hulot despliega ante la policía de aduanas todos sus gadgets, mostrándose como una tienda de camping, con cocina, una parrilla, televisión, cama, ducha, afeitadora en el volante, los tirantes pueden usarse como cinturón de seguridad, incluso puede alargarse telescópicamente. Siguiendo con su sátira contra los avances tecnológicos deja caer un tramo en que Tati junto a otros personajes ve en la televisión un alunizaje sobre la luna, ello con el sentido de decirnos Tati que el hombre ha salido de la Tierra, pero auí en el planeta nuestro seguimos tan torpes.
Decepciona comprobar que mi texto es el tercero que trata esta película en Filmaffinity. Una prueba más que confirma el descuido cinéfilo hacia la figura del gran cómico francés Jacques Tati. Un genio inclasificable, creador de un universo absolutamente personal aunque de influencias fácilmente reconocibles, en especial Buster Keaton y los clásicos del cine mudo slapstick .
La principal característica de su cine es el dominio del gag visual sobre el diálogo, reducido a monosílabos. Sus composiciones silentes y la estructura pictórica de sus escenas enfatizan la experiencia de estar frente a un gran cuadro en movimiento lleno de situaciones graciosas. Como en las viñetas de una tira cómica el humor progresa sutilmente fotograma a fotograma, como piezas encadenadas de un complejo mecanismo que fluye con la alegría calculada de un efecto dominó. En sus momentos más sublimes la paleta cromática deTati alcanza la abstracción matemática de un cuadro de Mondrian, el onirismo de Magritte o la elegante caricatura de Norman Rockwell, ese pintor americano que pese a su hiperrealismo era puro artificio al servicio del retrato social.
En Trafic de nuevo el estrafalario personaje de Mr. Hulot, interpretado por el propio Tati enfundado en su atildada gabardina, se complica la vida al volante de una caravana rumbo a una feria de coches en Amsterdam. No se la pierdan. No se pierdan nada de Jacques Tati. En fin, que este texto no sea el último que hable aqui de esta película.
En la película Tráfico, el señor Hulot es un diseñador de una modesta Sociedad parisina de nombre Altra, que se dedica a la fabricación de automóviles. La Sociedad le encarga a Hulot conducir un Renault 4 dotado con numerosos artilugios de su invención, para que vaya a una exhibición en el Salón Internacional del Automóvil de Ámsterdam.
El gran director, intérprete y cómico Jacques Tati (Jacques Tatischeff), es considerado heredero de diversos actores y directores del cine mudo como Keaton, Chaplin o Lloyd, pero sobre todo, del actor cómico judío-francés Max Linder, un actor que solía interpretar un personaje de aspecto distinguido y de atildada vestimenta, que se veía atrapado en los más insólitos enredos. Pues bien, con estas influencias, Tati creó su propio humor, un humor que ha sido considerado un humor intelectual y muy francés.
Tráfico fue el último largometraje que firmó Tati con su característico estilo y una absoluta solvencia. Es una obra cimera del cine de humor francés e incluso universal. Tati es puro ingenio en esta obra suya y domina a la perfección su territorio del gag, los espacios y los recursos de la mímica y el lenguaje corporal del cine mudo, pues aunque su cine es sonoro, es sobre todo visual. Y surrealista, satírico, y sorprendente también, como asombrosa es esta cinta.
El guión de Jacques Tati y Jacques Lagrange está construido sobre la ocurrencia y la hilaridad, con un ritmo narrativo sorprendente. Magnífica la fotografía de Eduard van der Enden y Marcel Weiss, animada música de Charles Dumont y un enorme trabajo de montaje.
El reparto es esencialmente Jacques Tati con su inconfundible estilo y su inigualada figura y humor que sabe articular al personaje, el espacio donde se desarrolla la escena, su manera de caminar, moverse y hasta de mirar. En esta obra Tati se emplea a fondo y lo hace con una enorme vis cómica y excelentes dotes para sacar la carcajada al espectador inteligente.
Tiene la película un carácter metafórico, donde el camino no es meramente un trayecto de obligado cumplimiento, sino que el rosario de incidentes que se producen quieren significar igualmente un reflejo de la propia vida de Hulot, que es en cierto modo la de Tati. Recuerdo aquí que Tati se quejaba en los últimos años del olvido al que le había sometido la industria del cine: ¡solo seis películas en treinta años de profesión!
Tiene el film así, un carácter humano frente a los problemas cotidianos que la vida plantea. Tati ofrece una mirada sorpresiva del mundo, sorpresa que deviene sarcasmo. En esta película, como en otras, la mirada de Tati es una mirada limpia, una prístina e inocente visión para este mundo que enloquece por momentos. Escenas de auténtico humor para quien le guste el humor de Tati, con su singular estilo, su forma de caminar y moverse jugando con los encuadres diferentes, con esa mecánica en el ir y venir de gente que no se sabe a dónde van, personajes que se mueven sincronizadamente con una precisión de relojería, un Tati que pone la cámara en el sitio justo para alegrarnos la vida, con escenas.
Tati ha sido un director poco valorado y relegado al ostracismo por la industria cinematográfica. Tatino fue un hombre cómodo ni un cineasta seguro. Los riesgos de sus empresas superaban la capacidad imaginativa de los financieros. Pocas veces ha tenido un cineasta de tanto talento tan escasas posibilidades de mostrarlo.
Esta película la recomiendo y mucho. Pero si luego no te gusta, no me digas nada, más bien hazte una revisión a fondo a ver cómo andas de sentido del humor.
El señor Hulot, diseñador de Altra Motors, se dispone a transportar un prototipo de la compañía hasta Amsterdam para exhibirlo en el Salón del Automóvil. El viaje se verá continuamente interrumpido por una serie de infortunios.
La despedida del popular personaje creado por Jacques Tati, envuelto ahora en una odisea por carretera (se queda sin combustible, sufre un pinchazo, una avería, un accidente…), junto a la Relaciones Públicas de la empresa (la modelo Maria Kimberly en su único trabajo como actriz). Una película que se diría la hermana menor de Playtime, aunque igualmente ingeniosa, divertida y atenta a las conductas sociales. También cabe destacar la partitura musical de Charles Dumont.
Es un diseño del Sr. Hulot. Lo ha ideado todo él.