Tierra de asesinatos
Sinopsis de la película
Historia ambientada en los pantanos de Texas y basada en hechos reales. Dos policías muy diferentes, un tejano y un neoyorquino, investigan unos misteriosos asesinatos sin resolver, acaecidos en una inquietante extensión de llanura costera y pantanosa.
Detalles de la película
- Titulo Original: Texas Killing Fieldsaka
- Año: 2011
- Duración: 98
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Opinión de la crítica
Película
5.2
41 valoraciones en total
Una cuidada puesta en escena, un comienzo interesante y, un desarrollo demasiado cansino, son las consideraciones que hago según termino de verla. La historia es interesante pero, la manera de contarla, con varias vías que se cruzan y, un alargamiento excesivo para lo que, al final, termina contando, son un lastre demasiado grande como para considerarla una gran película. Tampoco es que sea mala, ni mucho menos pero, es de esas que te hacen pensar en lo buena que podía haber sido de no haberse dejado llevar tanto por un exceso de manierismo y, algo de pretenciosidad. Parece que quisieran demostrar que es muy distinta a otras de temática similar cuando, fracamente, no lo es y, termina confluyendo por los mismos derroteros de otras que quisieron ser pero, no pudieron. La verdad es que, sin tanta presunta carga emocional en los personajes (que además, no está bien trabajada y, termina por repetirse a sí misma) y, con algo de originalidad que hubiera aderezado el desenlace, podríamos estar hablando de una cinta mucho mejor.
Últimamente, tras revisar un par de veces la octava maravilla de HBO… Cada vez tengo menos dudas: True Detective está sobrevalorada. Todos los que somos adictos a la novela negra y hemos leído a grandes autores del género, sabemos de sobra que cuesta hacer una excelente adaptación desde el negro sobre blanco al 35mm. Ahora, digital con alta fidelidad. Véase el caso de David Goodis y la retahíla de adaptaciones de sus extraordinarias novelas. Texas Killing Field (2011) es el mayor plagio de la historia por parte de la televisión de culto, HBO. Digámoslo claro y con contundencia: True Detective, no es The Wire. A pesar de tener unos intérpretes maravillosos y algunas citas en boca de ellos excelsas— aunque, alcancen cotas de histrionización que forman parte de las comidillas del divertido Youtube— no exentas de una pose para una sesión fotográfica de Vogue. No voy a ser yo quien diga que las novelas de Nick Pizzolatto sean malas, ni un mal escritor. No las he leído. No conozco al autor. Pero sí que pongo en duda la solvencia como realizador de Gary Joji Fukunaga: normalito. No pasa nada. En HBO, hay talento a raudales, como excelentes asesores. Difícil y complicado fue aquel plano/secuencia de Welles en Sed de Mal, y, más en aquellas añadas (1958). Luego, hay una sospechosa enumeración de casualidades —postmodernas— con nuestra protagonista, Ami Canaan Mann. A la postre, hija del ínclito Michael Mann. Bien, en el año 2011 se presentó este film en el festival de Venecia, el cual, recibió hostias a tutiplén por parte de la crítica oficialista. Quiero pensar que cuando ven el apellido de alguien con luminoso, estos excelsos y doctos críticos le entra el berrinche del gato. Recordemos el caso de Jennifer Chambers Lynch, hija del magnífico David Lynch. Exceptuando algunos chiflados—entre los que me incluyo— donde atisbamos un film muy interesante que en manos del padre de la criatura, Michael Mann se hubiera convertido en algo grande. El modus operandi, marca de la casa, teleobjetivos, plano detalle, ambiente sudoroso y el contexto carnal. La magia sureña de los EE.UU. De fondo, la música electrónica de Dickon Hinchliffe acaba enganchándote.Los protagonistas, una pareja de polis que no se acaban de caer del columpio: Sam Worthington (el australiano de Avatar y Terminator) junto a su compañero, el televisivo, Jeffrey Dean Morgan un actor brillante y desconocido (Anatomía de Grey, Magic City etc.) Inician la búsqueda de un asesino de las niñas entre una infestada telaraña Neonoir en un mundo criminal y obsesivo donde Worthington quiere llevar la batuta como poli prota. Él, viene por un traslado forzoso desde New York y cree conocer más la tipología del criminal. Es ahí donde entra, la siempre exquisita, Jessica Chastain —otra policía que está en un proceso excedencia—, a su vez (la ex esposa de Worthington) quien llevará el peso de la claves del caso. La investigación aluniza en un vecindario cercano a la localidad de texana, Houston donde aparece la criatura, Chloë Grace Moretz y la olvidada actriz, Sheryl Lee. No muy lejos, de todos ellos: la bestia inglesa, Stephen Graham (Boardwalk Empire), en un papel para enmarcar. Y un personaje oscuro y canallesco que tiene demasiadas papeletas para llevarse el marrón, Jason Clarke (Brotherhood, Lawless, Zero Dark Thirty) que atrapa.
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Película de intriga, serial-Killer, polis con fondo personal, paisaje de desolación, suburbios, marginación, crítica social… Demasiadas cosas si ninguna funciona.
La película se deja ver, interesa (tiene ratos interesantes) pero, no funciona. No termina de enganchar.
El comienzo es prometedor, crimen, policias, investigación. Un poli católico, otro como mínimo agnóstico y cínico con problemas personales (divorcio). De repente pasamos a otro aspecto, barrios marginales, víctimas, asalto a una mujer, investigación paralela… Cuando logras resituarte y unir todos los puntos piensas que ahí hay algo, que de este lío va a salir algo, pero no es así.
La película va pasando, te ilusiona a ratos, vas a poder unir todas las cosas, pero no es así.
Termina la película (totalmente previsible) y te quedas con cara de tonto. ¿Que pasó con esto? ¿y con aquello? ¿Esto va a quedar así?
Pues sí, así de simple. No hay nada mas.
Trama básica, con papeles un tanto trillados y talentos desperdiciados (no hablamos de Sam Worthington, él solo está para ser la cara bonita), que bien orientados podrían haber logrado un mejor desenlace, que tampoco queda del todo claro una vez terminada de ver la película.
Misteriosas desapariciones que atormentan a un detective (Jeffrey Morgan) trasladado de otro distrito, por la culpabilidad de un anterior caso sin resolver.
Un ex matrimonio, formado por Worthington y Chastain, del cuál era lo mismo que hubiesen estado casados, fueran hermanos que se llevaran mal o vecinos, que no aportaba nada a la trama.
Y nuestra querida Chloë, que es de lo más rescatable de esta película, con un personaje del que no se explica mucho y que sirve para conectar las historias con los crímenes mencionados.
Y acá en el spoiler empezamos con las preguntas.
La hija del cineasta Michael Mann se pone en el mapa con una película que no alcanza gran parte de sus objetivos aunque tampoco se queda atrás en tantos como para considerar Texas Killing Fields un debut fallido. Presentada en el Festival de Venecia, donde recibió críticas frías (salvo excepciones), nos cuenta la historia de una serie de casos de asesinatos sin resolver que azotan la ciudad de Texas. La narración va saltando entre personajes aunque todos acaban estando atrapados en este mundo de crimen y obsesiones, siendo quizá esta especie de telaraña (tan del noir) el elemento más atractivo de un film que sin embargo desaprovecha, entre otras muchas cosas, un reparto realmente potente.
Sam Worthington y Jeffrey Dean Morgan interpretan a una pareja de policías con convicción, mientras que la bellísima Jessica Chastain hace lo propio como comisaria jefe del districo. La joven y talentosa Chloe Moretz sirve como nexo entre la historia y el espectador, dando vida a una testigo inocente que se ve atrapada en ese galimatías de horror. Como secundarios, gente de la talla de Sheryl Lee o el inmenso Stephen Graham (Al Capone en Boardwalk Empire ). El problema no es así de su reparto sino de un guión bastante irregular y de la dirección de Ami Canaan Mann, poco inspirada y demasiado televisiva, muy alejada de los méritos de su progenitor en este campo comparando incluso con algunos de los trabajos iniciales de éste. Texas Killing Fields construye algunas secuencias con fuerza pero no consiguen elevar un conjunto demasiado frío, que no implica en demasía al espectador, torpe a la hora de construir los giros y demasiado simple como para perdurar. Una película para ver y olvidar, que tampoco molesta (pues no es mala a nivel general) pero que no aporta nada más allá de la mera curiosidad de ver cómo se desenvuelve la hija de Michael Mann tras la cámara. Aún con sus pequeños destellos, pasable.