The Sleeping Girl
Sinopsis de la película
Düsseldorf a comienzos de los setenta. El estudiante de arte joven e introvertido Hans conoce a Ruth, una chica callejera llena de vida que duerme en un parque público. Fascinado por ella, Hans la elige como objeto de su nuevo video y la hospeda en su estudio. Tan pronto como ella se adapta a ese mundo bohemio, Hans siente la necesidad de encerrarla para que no escape. Él cree poder estudiar el comportamiento misterioso de ella dentro del laboratorio del universo artístico. Pero en este proceso experimental, Hans termina por confundir al arte con la vida real. Como el artista holandés Bas Jan Ader, quien murió muy joven, Hans se ve a sí mismo como un melancólico con ironía, una especie de artista con rasgos de Buster Keaton, que afronta las adversidades de la realidad con paciencia estoica, para terminar convirtiéndose en un simple peón. De ahí que el film de Hans sea, a su vez, un proyecto de autoexploración, en el que la diferencia entre la figura artística y la persona real dispara la chispa de la acción dramática.
Detalles de la película
- Titulo Original: Das schlafende Mädchen
- Año: 2011
- Duración: 105
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Das schlafende Mädchen o, como fue traducida al inglés, The sleeping girl, guionada y dirigida por el alemán Rainer Kirberg fue una de las tantas películas inolvidables que pasó por las salas del BAFICI. En esta ocasión, se recuperó un filme que ya había sido exhibido en el Festival Internacional de cine de Berlín este año. El artista alemán, reconocido por sus producciones plásticas y audiovisuales, se dedica desde 1978 a realizar instalaciones, filmes y performances que se exhiben en instituciones como la Secesión de Viena y el Kunst Werke en Berlín. Sin embargo, pasó casi desapercibido para un público que concentró su mayor expectativa en los focos, que ofrecieron un recorrido por obras consagradas del cine de autor. Por este motivo, quizás, se pudieron conseguir lugares para la función de Das schlafende Mädchen sin problemas e, incluso, hasta unos minutos antes de la proyección.
Rainer Kirberg, que formó también parte del jurado del BAFICI en la categoría de Cine del futuro, se presentó en la sala para ofrecer una bienvenida. Aprovechó la ocasión también para advertirle a su público que, si la película les gustaba, debían felicitar a Hans (personaje, y autor, del filme) y que, de no ser así, se haría cargo de la responsabilidad exclusiva. La película comienza con dos escenas que ya nos anticipan un poco lo que se viene: la primera, con una pantalla en blanco y la palabra bild (imagen) en negro. La siguiente, nos muestra a Hans contra una pared blanca, sobre la que dibuja un cuadrado que lo incorpora al encuadre final. Así, Hans interviene en forma directa sobre el material fílmico. Como repite Ruth, la joven y sensual protagonista con la que Hans se obsesiona, si sabes leer las señales de los humadores de plata, se puede conocer el futuro. Tal como lo definió el propio Rainer, se trata de un filme conceptual y en el que hay que prestar mucha atención a los detalles.
Con el formato blanco y negro, Rainer Kirberg intenta reforzar el estilo minimalista de Hans, personaje inspirado en el artista holandés Bas Jan Ader (http://www.basjanader.com). Sin embargo, los datos autobiográficos son recurrentes. Hans, además de ser estudiante de la Academia de Bellas Artes de Düsseldorf, al igual que el director, es un ferviente admirador de Joseph Beuys (http://es.wikipedia.org/wiki/Joseph_Beuys), un conocido profesor de la Academia. Sin embargo, su personaje, poco a poco, va tomando distancia de Beuys, así como de la Academia y de los círculos cerrados de la bohemia de los años setenta. Los personajes, legitimados como teóricos de la Academia, se preguntan por la definición del arte. Citan autores como Hegel, Adorno y Heidegger y se problemática la doctrina realista de esos años, para rescatar, finalmente, las vanguardias de los años sesenta y setentas y los actings minimalistas de la época.
Hans, preocupado siempre por el encuadre de sus obras, cambia con la aparición de Ruth, una joven humilde que vive en el campo y que permanece casi en estado salvaje. La aparición accidental de Ruth en el encuadre que hace Hans sobre un parque, la mete de lleno en su vida. Él la hospeda en su estudio e intenta retratarla, pero aparecen conflictos entre los personajes: ¿Quién es Ruth?, ¿es cómo se muestra?, ¿es como él la ve?, ¿es como él la retrata en este filme? Se ponen en duda los criterios de representación. Ruth, ingenua y aniñada, pregunta: ¿Por qué estás filmando?. Quiero entender lo que pasa a mi alrededor, responde Hans. Pero el arte escapa a una conceptualización rígida y estable. Hans se enamora de ella pero el amor es una prisión y el arte es una prisión, ¿o un refugio? El arte necesita depredadores y Hans sale a buscarlos. El material se muestra como un work in progress, que adquiere otras dimensiones, hasta que Hans se involucra por completo, y de un modo radical, con su obra.
La película mantiene los recursos del género documental y expone el aparato técnico, simulando, incluso, un deterioro del material fílmico. Con esta incomodidad visual para el espectador, se pone el acento en la materialidad de la obra, cuya importancia no es menor que la narrativa. El resultado es una obra fraccionada e híbrida que surge del montaje de unas cintas producidas y destruidas por sus propios personajes. La destrucción de la obra adquiere un potencial generador y la expresividad resultante cuestiona los cánones del arte. La elección de títulos como Autorretrato, Narciso y la fuente y Naturaleza muerta para los capítulos que componen este film, lo ponen en relación directa con el arte clásico. Luego de su paso por este festival, la obra poco extensa y muy espaciada en el tiempo de Rainer Kirberg, seguramente, será buscada por los que pudimos advertir, en la breve sinopsis difundida en la guía de programación, un filme que no podíamos dejar de ver.