The Invader
Sinopsis de la película
Debut en el largometraje de Nicolas Provost, autor de galardonados cortos. El fim narra la odisea de Amadou, un africano que es arrastrado por el mar a una playa del sur de Europa. El destino lo lleva a Bruselas, donde, lleno de optimismo, trata de labrarse un futuro mejor.
Detalles de la película
- Titulo Original: Lenvahisseur (The Invader)
- Año: 2011
- Duración: 95
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Opinión de la crítica
Película
5.9
49 valoraciones en total
El (hasta ahora) cortometrajista Nicolas Provost demuestra con su debut en el largometraje que lo que habíamos visto en su obra previa no era más que un pequeño adelanto para lo que estaba por llegar. Había talento en su obra, inventiva, y quizá su Plot Point sea el ejemplo más claro de esto pues con sólo el trabajo de montaje conseguía crear todo tipo de sensaciones sin mayor problema. En el caso de Lenvahisseur es incluso más extremo. Su primer e hipnótico plano secuencia (apenas un barrido de cámara en una playa, aunque acaba convirtiéndose en algo soberbio por lo que se captura en ese espacio y por la música, magníficamente integrada) va seguido por la historia de un extranjero (el invasor del título) que debe salir adelante de alguna forma. No es esto un drama sobre la inmigración ni una cinta de cine social al uso, es un thriller sin pistolas, sin efectismos, cocinado a fuego lento. Y con un protagonista fantástico, encarnado por el desconocido Issaka Sawadogo.
Pero lo mejor es sin duda la labor del realizador, que demuestra saber haber saltado del formato corto al largo sin que haya momentos arrítmicos, uno de los males más comunes entre los cortometrajistas que saltan a la duración estandar. Aquí sin embargo todo funciona: la presentación del personaje, los conflictos que va encarando… están retratados con elegancia y habilidad, sobre todo en su tramo final, donde el invasor se descubre como parte misma del microcosmos en el que interactúa y se va haciendo a la idea del lugar que ocupa en su entorno. Rodada con inteligencia y criterio y más cercana al tipo de película que podría ser The Limits of Control de Jarmusch que a otro ejercicio del género, se trata de una obra valiente que aún pese a pequeños problemas que la alejan de ser una gran película, demuestra que en su realizador hay buena materia prima y que, de seguir así, podría destacar como una de las voces más personales de su generación. En cortos ya lo ha conseguido (ha obtenido numerosos reconocimientos), así que ahora sólo le queda coronar la siguiente cima.
Nicolas Provost, un reconocido artista de la imagen en movimiento, galardonado múltiplemente por sus diversos cortometrajes viste de largo su proyecto y se lanza en un formato y con una temática arriesgados con su película L’envahisseur, de la que también es guionista (junto a Giordano Gederlini).
En ella nos narra el viaje vital de un emigrante, Amadou, que llega a Europa desde tierras africanas, arrastrado por la marea hasta una playa del sur, apenas con vida… Una vez en el continente lucha por la supervivencia y la permanencia en la tierra anhelada. Los avatares del destino lo conducirán hasta Bruselas, donde trata de buscarse un hueco y llevar una vida mejor. El azar no se lo pone fácil, y cruza en su camino varios elementos, (y sobre todos ellos, una mujer) que harán temblar su juicio…
La película, si bien posee un trasfondo de cine social claro y omnipresente, no hace de él la espina dorsal de la narración, sino del corazón del personaje central, Amadou, de sus sentimientos, sus ansias, sus miedos. Para la sorpresa del espectador no estamos únicamente ante un drama, si no que el aderezo del thriller se cuela furtiva e inesperadamente en la pantalla, es el verdadero invasor al que alude el título, hasta adueñarse de la película. La fusión de géneros está llevada con maestría atrapando el interés del público, gracias a un guión hábil, así como, sobre todas las cosas, a la estupenda interpretación del protagonista del film, Issaka Sawadogo que dota de una vida, credibilidad y profundidad al personaje de Amadou cargando en sus espaldas todo el peso de la película.
Provost navega por imágenes cotidianas, regala secuencias artísticas (ayudado del buen trabajo de fotografía a cargo de Frank van den Eeden), nos pierde en miradas… pero sin resultar pedante, sino siempre al servicio de la historia y el buen gusto.
L’envahisseur está lejos de ser una gran película, no es quizás la obra de arte cinematográfica que muchos esperaban dado el curriculum del realizador, pero resulta un pedazo de buen cine, un film que sabe atrapar, reivindicar, y sobre todo entretener a la audiencia. Interesante.
-Enoch-