Tasmania
Sinopsis de la película
Adaptación al largometraje del mediometraje realizado por el propio director en 2008, Hells Gate. Cuenta la historia de Alexander Pierce, un famoso convicto australiano. Basándose en las memorias de Pierce, el director nos sumerge en la odisea de unos fugitivos que, tras escapar de la brutal cárcel de Mcquire Harbour en 1828, tienen que enfrentarse a un terreno inhóspito que forzará sus condiciones humanas al límite.
Detalles de la película
- Titulo Original: Van Diemens Land
- Año: 2009
- Duración: 101
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Opinión de la crítica
Película
4.8
92 valoraciones en total
Inteligente es la primera palabra que se me viene a la cabeza cuando pienso en la introducción que hizo Jonathan Auf Der Heide (en su primera película, hecho muy a destacar) en el festival de Sitges. Citó sus referentes, Malick y Herzog( referentes acertados y precisos a juzgar por las imágenes) y, sobre todo, pidió paciencia a los asistentes (entre los cuales nos encontrábamos mi novia y un servidor). Sabia decisión teniendo en cuenta lo que reclama la generación de nuestros dias: imágenes fuertes, estilo videoclip y poca reflexión. Este film es todo lo contrario menos en lo de imágenes fuertes, que las hay.
El Apocalypse now de Coppola brota de muchas de las imágenes en el bosque, de muchos estados anímicos de personajes y ,sobre todo, de un paisaje en el que se mezcla con Aguirre, la colera de Dios. Un filme en el que es difícil decantarse por un género, ya que parece más un thriller psicológico que una película de terror o de aventuras. Un filme donde el habilidoso director engaña al espectador en más de una ocasión. La más sorprendente es la no utilización de un personaje protagonista claro hasta bien entrada la segunda parte de la película. Para entonces, ya estamos maravillados con las idas y venidas de los personajes, familiarizados con todos y empatizados con ninguno. Esto último debería ser un impedimento pero es todo lo contrario, ya que si bien no muestra claramente ese personaje que todos queríamos ser si muestra personajes que inspiran nuestra pena y lástima pero nunca nuestra empatía, ya que todos y cada uno de ellos lleva al diablo en su interior. El que creías tonto después es listo, el que creías lider no lo es y así constantemente. Un hábil rompecabezas psicológico en el que sale beneficiado la inteligencia del espectador.
Reálmente no es un film sobre el canibalismo sino sobre la condición humana. Asesinar a alguien para sobrevivir es una cosa, pero lo que se desarrolla después de la primera muerte no tiene nada que ver con la supervivencia sino con la desconfianza y la maldad de la condición humana(aspectos que me recuerdan a la obra maestra de John Huston El tesoro de Sierra Madre). La dirección del novel australiano es verdaderamente rompedora, radical y confiada. Planos mayoritariamente fijos, encuadres con simbolismo de primer nivel y duración de planos suficientemente larga como para que el espectador tenga un pensamiento y a los 10 segundos lo cambie por otro. El guión es como una cuna que te mece hasta que estás tan metido en la historia que gritas de dolor creyendo que es a ti a quien le pasan las cosas. La fotografia con una paleta de colores monocromática (muy en la linea de Cartas desde Iwo Jima o El asesinato de Jesse James) es la ideal para transmitir esa sensación fría y de soledad que experimentan los personajes. Todo esto acompañado de una música punzante y lineal ( parecida en parte al tema principal del Joker en El caballero oscuro) que se te clava en la cabeza.
más en spoiler(pero no es spoiler).
Una gran película, aunque únicamente debido a su ritmo(es lentísima)ya no gustara a la mayor parte del público.
Por otro lado si te gusta el cine, sólo por su maravillosa fotografía y sus más que buenas actuaciones, deberías verla.
Aunque Tasmania tiene muchas otras virtudes, es un lento, agobiante y agónico viaje a el interior del ser humano y hasta donde estamos dispuestos a llegar por la supervivencia.
Por esto yo recomiendo su visionado pero sabiendo al tipo de película que es y el tipo de personas con la que puedes verla.
El plano detalle de un pedazo de carne cruda siendo devorado por uno de los personajes de Van Diemens Land nos advierte ya algo sobre el propio film: puede llegar a ser tan voraz y crudo como la propia realidad, pero a su mismo tiempo esa crudeza debe salir de las entrañas del propio ser humano, en un proceso de degeneración que puede ser más o menos veloz, pero que jamás, bajo ninguna de las circunstancias, es complaciente.
Sorprende de este modo que un jovencísimo director como Jonathan Auf Der Heide haya escogido un tema así para su ópera prima y que, para colmo, lo haya sabido llevar con ese magnífico pulso, logrando que los personajes se integren en el paisaje como uno más, y que la evolución de éstos esté definida por el tempo del propio film, un tempo que marca con pausas y medios tiempos la naturaleza del ser humano, y que transforman una jungla en algo cercano a un infierno: coloreado, de vez en cuando, de rojo y desposeído de toda humanidad.
Las comparaciones que se le atribuían al film de éste muchacho australiano, de todos modos, quedan lejos de donde quisieron situarlas tantos otros, y aunque de Herzog escoge su destreza para fundir tanto paisaje como humano bajo un mismo manto, no se acerca a aquellos hipnóticos pasajes que trazaba el alemán con una pericia fuera de lo común.
En cuanto al hecho de intentar trazar un hilo con Malick, las diferencias son enormes, pues donde el creador de La delgada línea roja entre tantas otras buscaba una filosofía y un fondo mediante voces en off, Auf Der Heide busca una atmósfera tan descarnada que lo único que puede llegar a destapar ese fondo es lo que vemos: lo que transforma a sus personajes en verdaderos animales, en bestias sin raciocinio en busca de una supervivencia que jamás pareció tan difícil alcanzar, y como al propio cineasta no se le pidieron comparativas, no se puede decir otra cosa que chapeau, puesto que dentro de sus pretensiones borda ese aspecto de Van Diemens Land .
Obviamente, tras tanto elogio debería haber un pero, y en mi opinión ese pero tiene relación directa con ese intento de querer que todo resulte lo más veraz y real posible, pues donde otros hubiesen tensado la cuerda, empacado con las posibilidades que ofrece ese paisaje donde está rodado y arrollado con las opciones que ofrece escudriñar la mente humana, el australiano decide templarlo todo, y aunque el resultado es más que meritorio y nos deja a las puertas una de las que puede ser nueva promesa de aquellas tierras, no da para más. Habrá que seguir a este chaval, de todos modos.
Regular tirando a floja, no me ha convencido. Tiene buena fotografía, muy bien ambientada, pero en general resulta aburrida, sin emoción, carente de diálogos, vacía en general. Así que, si tienes otra peli que ver, no te recomiendo ésta.
Van Diemens Land me parecía una propuesta atractiva desde que vi su tráiler hace unos cuantos meses, uno de esos raros avances en los que no se enseñaba demasiado, sólo una cámara deslizándose entre un frondoso bosque, un par de personajes y un hachazo en el último plano, que daba paso a un fundido a negro. Con música de fondo y poca cosa más, el film de Jonathan Auf Der Heide, que continúa (o más bien, adapta) un cortometraje que realizó en su momento, Hells Gate (un título bastante apropiado), ya me había inquietado. Una sensación que se ha mantenido hasta que le logrado verlo y que se incrementaba por momentos en una buena parte del metraje del film.
Der Heide, que debuta en el largometraje con esta obra, nos narra la historia de unos esclavos que escapan de una especie de prisión donde están recluidos. Lo que tiene peso en el film es su viaje, a través del bosque (superficialmente) y de forma detallada, aunque en un segundo plano, su obsesivo recorrido por la psicología humana, dando lugar a algunas secuencias terribles y dolorosas. Lo que empieza siendo alegría se torna en desgracia. Aparece el hambre y la supervivencia se antepone a todas las cosas, se piensa incluso en el canibalismo a pesar de la hermandad que han formado al huir juntos de aquel lugar donde estaban recluidos. Nada importa cuando se trata del estómago: hay que salir adelante. De una forma u otra. Sorprende que un realizador novel sea capaz de introducirse de forma tan sólida en la mente de unos personajes llevados al límite de sus posibilidades, consiguiendo que nos creamos su agonía confiando ciegamente en unas convincentes interpretaciones de todos los miembros del reparto, sin excepción.
Rodada con estilo, interpretada con solvencia y un atrevimiento poco usual, este viaje a los infiernos alcanza su máximo apogeo cuando descubrimos que todo lo que se nos ha narrado fue real, no ficción. Y cuando llega ese momento sólo podemos rezar para que la crudeza de algunas escenas (el primer asesinato) se hayan exagerado para la gran pantalla. Van Diemens Land impacta y se graba en la retina, lo cual es meritorio porque, a pesar de todos sus méritos, no está libre de errores y tiene un par de agujeros en el guión que le quitan bastante fuerza. Pese a todo, es una aventura que merece la pena verse, un film intimista, lento, pero con un cierto regustillo a Herzog que le hace ganar bastante interés.