Sueños eléctricos
Sinopsis de la película
Miles es un arquitecto que está trabajando en un nuevo ladrillo antiterremotos. Para mejorar su trabajo decide adquirir un ordenador, el cual, tras un desafortunado incidente con una botella de champagne, toma conciencia de sí mismo, y se considera un ser vivo. La cosa se complica aun más por la presencia de la vecina de Miles, por cuyo corazón ambos, Miles y su ordenador, pelearán…
Detalles de la película
- Titulo Original: Electric Dreams
- Año: 1984
- Duración: 95
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Opinión de la crítica
Película
5.5
82 valoraciones en total
No hace mucho la echaron en la tele esta pelÍcula y la verdad que cuando la empecé a ver, tuve una sensación única, la cual, me hizo retrocecer casi 30 años, se dice pronto.
Habrá muchos detractores de esta pelicula, pero he de decir, que es una joya del cine de los 80 y su banda sonora una delicia para el oido.
Si tengo que resumir esta película en una palabra, la resumiría en: SUBLIME!!!!!!!!!!!
Los fructíferos ochenta dieron mucho de sí en lo que respecta a la creatividad de directores noveles que empezaron su andadura por entonces. Steve Barron no se ha hecho un hueco importante dentro del género salvo por un par de títulos más por fama que por calidad: Tortugas ninja (1990) y Los caraconos (1993), pero su debut con Sueños eléctricos fue acertado desde la perspectiva que dan los años.
El filme era de rabiosa actualidad en el año de su estreno, 1984, cuando los ordenadores personales empezaban a entrar en las casas particulares (¡ay!, ese Amstrad de 64K…). Barron quiso hacer una película moderna, actual e incluso algo adelantada a su tiempo respecto al uso de la tecnología y la inteligencia artificial. Aplica en el estilo todos sus conocimientos de realizador de videoclips para Madonna, A-Ha o Michael Jackson, por lo que el filme es muy visual y emplea la música como otro elemento indispensable, además de usarla como catalizador para el argumento.
Tal como reza la frase inicial que resume la película, se trata de una historia de amor cibernética. Un ordenador personal, debido a un accidente casero producido por su dueño (Lenny von Dohlen), alcanza conciencia propia y se enamora de la vecina del piso de al lado (Virginia Madsen), al igual que también lo hace el propio dueño.
En el reparto no hay grandes actuaciones que destacar, si bien podemos disfrutar de una jovencita Virginia Madsen en uno de sus primeros papeles. El protagonista, Lenny von Dohlen, hace un debut correcto sin más, sin que alcanzara gran repercusión cinematográfica posterior.
Sueños eléctricos entretiene sin más, dejando una sensación agradable y positiva a pesar de un final poco elaborado. Destaca, como es habitual en las películas de la época, la banda sonora, combinando el buen hacer de Giorgio Moroder con canciones de grupos actuales por entonces como Culture Club y otros, con ese sonido característico que sólo es propio de los ochenta.
Recomendable para volver a disfrutarla los que la llegaron a ver en su momento, y para los que aún añoramos aquella década cada vez más lejana.
Cuando estén tristes y no sepan adónde huir, vean esta sublime tontería, cuando el alma se les derrita como un poloflan en agosto , vean esta sublime tontería, cuando el día se vuelva difícil y arisco como la mantequilla recién sacada de la nevera, vean esta sublime tontería. Ya sólo por la fantástica banda sonora de Giorgio Moroder y las melosas canciones de Boy George esta película debería estar mejor considerada por todos los amantes de la música, pero es que además Virginia Madsen está bellísima y la historia, pese a ser más simple que el mecanismo de una quiniela, está contada con tal dulzura que hasta consiguen que nos identifiquemos con las desventuras amorosas de un Commodore 64, que se dice pronto. Por si fuera poco , la escena en la que ella toca el chelo mientras su vecino el Commodore 64 le hace los coros eléctricos desde la amarga soledad de su apartamento, debe de ser, además de un bonito guiño a la inteligencia artificial, una de las más memorables de todos los años 80.Porque , para los que todavía no se han enterado, en eso radica todo: no en la complejidad de los argumentos, sino en la virtud de contar. Porque no hay nada más complejo que saber contar lo sencillo ni objetivo más noble para una película que el de alegrar el corazón.
( Spoiler musical)
Es un clásico de chica enamorada de chico y chico conquista a chica, pero con un toque original, introduciendo los celos de un ordenador por medio, que cobra vida. Pero lo realmente bueno de la película es la música electrónica insuperable para la fecha en la que se realizó la película, aún después de muchiiiisimos años la recuerdo.
Cuando has nacido en los 70 hay cosas que se te quedan pegadas a la memoria para siempre, una de ellas es esta película, como bien se dice en otra crítica injustamente olvidada y uno de las mejores (para mi sino la mejor) cintas de los 80, de una época en que el futuro aun era brillante y hermoso y la alegría y las ganas de vivir impregnan cada minuto de esta película.
La historia en si no es compleja, un clásico triángulo amoroso, solo que de manera totalmente novedosa uno de los vertices del triángulo no es humano, sino electrónico y sus sueños dan vida a esta película.
La idea de la inteligencia artificial se mezcla suavemente y paso a paso con el tema romántico, en una trama amorosa con toques fantásticos, y todo ello acompañado de una maravillosa banda sonoras, que mas allá de un simple añadido remarca memorablemente cada uno de los momentos especiales de la película.
Los actores bordan su papel y no quedan empañados por los elementos tecnológicos, desbordan alegría, optimismo, vitalidad y una mirada ingenua y sencilla ante el futuro.
Para quienes les guste la fantasía, el amor y además la tecnología, película totalmente imprescindible, este sueño electrónico pasará a formar parte de sus recuerdos.